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Colombia asegura que un exfuncionario de Justicia haitiano dio la orden de asesinar al presidente Jovenel Moïse

Un policía vigila el lugar en donde se encuentran detenidos los sospechosos de haber asesinado al presidente haitiano Jovenel Moïse.
Un policía vigila el lugar en donde se encuentran detenidos los sospechosos de haber asesinado al presidente haitiano Jovenel Moïse.Orlando Barría / EFE

Joseph Felix Badio, un exfuncionario del ministerio de Justicia de Haití, fue quien dio la orden a los exmilitares colombianos para asesinar al presidente Jovenel Moïse, ha asegurado la mañana de este viernes el director de la policía de Colombia, Jorge Luis Vargas. “En reunión con Badio y otra persona llamada Askard”, los exmilitares colombianos Duberney Capador y Germán Rivera fueron informados de que supuestamente iban a arrestar al presidente, señaló. El grupo de sicarios se instaló en una casa cercana a la residencia del mandatario y consiguió vehículos que ubicaron en posiciones estratégicas para cometer el plan, según sus pesquisas. “De eso estaban enterados tanto la empresa CTU Security, como el médico Emmanuel Sanon y otras personas que ya han sido capturadas”, agregó. Sin embargo, tres días antes del magnicidio, ocurrido el 7 de julio, la orden cambió. “Badio, que fue funcionario del ministerio de Justicia y laboró en la unidad de la lucha anticorrupción con el servicio general de inteligencia, les indica a Capador y Rivera que lo que tienen que hacer es asesinar al presidente”, ha dicho Vargas en una rueda de prensa en Bogotá.

Desde que se conoció la vinculación de 24 exmilitares colombianos (18 capturados, tres muertos y el resto, prófugos), tanto ellos como sus familias han asegurado que no conocían que el objetivo era el magnicidio, sino que prestarían seguridad a altos dirigentes haitianos. Sin embargo, las palabras del director de la policía de Colombia establecen que al menos Capador (uno de los muertos) y Rivera (capturado) sabían que iban a matar a Moïse.

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Todavía falta por establecer cuántos más conocían el plan, pero según el presidente Iván Duque no hay duda de su vinculación. “Parece que dentro del grupo había personas que habían recibido instrucciones distintas. Pero seamos absolutamente francos, independientemente del nivel de conocimiento que se tuviera, lo que queda en evidencia es que hay una participación de todo ese grupo en ese magnicidio”, dijo la víspera el mandatario colombiano desde Medellín.

La planeación

La Policía de Colombia, que acompaña las entrevistas de los exmilitares capturados, también “ratificó” que la planeación se dio en “reuniones en Miami” entre empleados de la empresa CTU Security, el haitiano-estadounidense James Solages (capturado), Arkangel Pretelt, el venezolano Tony Intriago y Emmanuel Sanon. “También participaría Duberney Capador y fue informado Germán Rivera de los avances de esta reunión para la contratación, inicialmente de servicios de seguridad”, explicó Vargas.

Los exmilitares colombianos se habrían encargado de reclutar al grupo, cuyas características eran su conocimiento en operaciones especiales, edades entre los 40 y 45 años y haberse retirado recientemente del servicio del Ejército. El Pentagono confirmó que algunos de los sicarios detenidos recibieron entrenamiento militar por parte de Estados Unidos en sus programas tradicionales de formación a tropas del Ejército de Colombia.

La investigación ha seguido el dinero con el que fueron comprados los boletos aéreos y arrojó que se pagaron desde Miami a través de la empresa Worldwide Capital, del ecuatoriano Walter Veintemilla. Además, indicó la Policía, se hallaron giros de 50.000 dólares al excapitán Germán Rivera, para coordinar alimentación y gastos cuando el grupo de mercenarios ya estaba en Puerto Príncipe.

Se ha conocido también que viajaron en varios grupos. Los primeros cuatro lo hicieron desde finales de abril y comienzos de mayo y se alojaron en un hotel. Luego, asegura el general Vargas, fueron contactados los otros 20 exmilitares que llegaron en junio. Estos también se habrían hospedado en un hotel y prestaron “servicios de seguridad en grupos de a siete durante tres semanas”. Pero luego se trasladaron a una casa en el barrio de Petion Ville, donde está ubicada la residencia presidencial y consiguieron los vehículos utilizados durante el asesinato.

“Sabemos quiénes fueron las personas que entraron en el primer vehículo, cómo lo hicieron y se está compartiendo esa información para el esclarecimiento dentro de la autonomía judicial que tienen las autoridades” del país caribeño, remató el director de la policía de Colombia.

La vicepresidente y canciller, Marta Lucía Ramirez, también se hizo eco de las declaraciones de Duque. “Aparentemente hubo algunos de los colombianos que fueron a Haití y sabían de qué se trataba, pocos, lamentablemente. La mayoría fueron a otra misión, supuestamente iban a apoyar a las fuerzas de seguridad de Haití. Fueron engañados”, señaló la jefa de la diplomacia colombiana al defender la formación de los militares, que se ha puesto en entredicho por el magnicidio.

“Toda la labor del Gobierno colombiano y del Estado está orientada a darles apoyo a las autoridades haitianas, para que se esclarezca este crimen, para identificar a todos los partícipes materiales e intelectuales que estén en Haití o que estén en el exterior, y que esas personas respondan ante la justicia haitiana y ante la justicia internacional”, reiteró Ramírez al pedir acompañamiento de la Organización de Estados Americanos (OEA) a las autoridades haitianas.

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