Bogotá – Un giro inesperado dio este viernes el caso del exlíder de las FARC Jesús Santrich, que fue recapturado por las autoridades colombianas segundos después de salir de la cárcel bogotana de La Picota en medio del desconcierto de simpatizantes que alcanzaron a celebrar su momentánea libertad.
La nueva detención y posterior traslado en un helicóptero de la Policía al búnker de la Fiscalía General, que dice tener “nuevas evidencias” en contra suya por narcotráfico, fue el colofón de una jornada intensa con tintes de novela de suspenso que, según el partido FARC, en que se convirtió la antigua guerrilla, es un “ataque contra el acuerdo de paz”.
“Nos parece esto de la mayor gravedad y obviamente vamos a esperar unas horas para conocer las razones desde el punto de vista jurídico, si llegara a haberlas, para que se ordene de esa manera tan despectiva la recaptura de Jesús Santrich”, dijo a periodistas el senador Carlos Antonio Lozada, del partido FARC.
Seuxis Paucias Hernández, alias “Jesús Santrich”, fue detenido en Bogotá el 9 de abril de 2018 por solicitud de Estados Unidos que lo pidió en extradición bajo la acusación de conspirar para enviar diez toneladas de cocaína a ese país.
Según la acusación, el delito de narcotráfico ocurrió después del 1 de diciembre de 2016, cuando entró en vigor el acuerdo de paz firmado una semana antes, con lo cual sería procesado por la justicia ordinaria y no por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que examinó su caso y el pasado miércoles le concedió la garantía de no extradición y ordenó su “libertad inmediata”.
Santrich pasó más de 48 horas esperando la boleta de libertad y esta mañana su situación se tornó dramática con la denuncia de su partido de que estaba herido en su celda y se temía por su vida.
Después de casi una hora de confusión, el director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), general William Ernesto Ruiz, aclaró que “en horas de la mañana Seuxis Paucias Hernández se autolesionó levemente los brazos”, pero que se encontraba “bien de salud, estable”.
Por la tarde, decenas de periodistas y simpatizantes del detenido que esperaban frente a La Picota, algunos con camisetas del partido FARC y pancartas en las que se leía “Libertad ya”, vieron por fin como salía libre, en una silla de ruedas y rodeado por agentes del Inpec, la Fiscalía y la Policía.
“Sí se pudo, sí se pudo”, cantaban los simpatizantes, entre los que estaban Lozada y la también senadora Sandra Ramírez, así como una mujer que, en la orilla opuesta, llamaba “asesinos” a los miembros de la FARC mientras exhibía un cartel a favor de la extradición.
Pero para sorpresa general, nada más avanzar unos metros, agentes del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía le leyeron a Santrich una nueva orden de captura y lo regresaron a La Picota.
Súbitamente la alegría de los simpatizantes se convirtió en desesperación y la euforia por su liberación dio paso a la tristeza.
Algunos trataron de romper el fuerte cordón policial gritando consignas como “Hemos jurado vencer y venceremos” o menciones a Manuel Marulanda, “Tirofijo”, fundador de las FARC.
La sorpresa fue todavía mayor cuando un helicóptero de la Policía aterrizó en el campo de fútbol de la cárcel y Santrich fue cargado en la silla de ruedas hasta la aeronave que despegó rumbo al búnker de la Fiscalía General en la capital colombiana en donde quedó detenido.
La Fiscalía explicó en un comunicado que entre las “nuevas evidencias” que justificaron la recaptura está una declaración de Marlon Marín Marín, quien fue detenido hace trece meses junto a Santrich y que actualmente colabora con la justicia de Estados Unidos.
“Como producto de la cooperación judicial internacional, en las últimas horas se han incorporado nuevas evidencias y elementos de prueba que dan cuenta con claridad de las circunstancias de tiempo, modo y lugar de las presuntas conductas de concierto para delinquir con fines de narcotráfico y narcotráfico atribuidas a Hernández Solarte”, indicó la Fiscalía en un comunicado.
Marín es sobrino de Iván Márquez, que fue jefe negociador de las FARC en los diálogos de paz con el Gobierno y el número dos del partido, aunque su paradero es desconocido desde hace meses, cuando se trasladó a una zona rural alegando que por la detención de Santrich no había garantías suficientes de cumplimiento del acuerdo de paz.
“No paran las puñaladas a la paz, con odio hacen trizas lo acordado… Con dignidad y esperanza recompondremos y construiremos el país del futuro, ese que le pertenece a la reconciliación y a la generación de la paz”, dijo en Twitter el presidente del partido FARC, Rodrigo Londoño, conocido en su época de guerrillero como “Timochenko”.
Por su parte, el senador Pablo Catatumbo calificó en la misma red social de “inaudito” lo ocurrido e hizo “un llamado a los organismos internacionales para que se garantice el cumplimiento de los acuerdos” de paz.
El presidente colombiano, Iván Duque, que estaba de visita en Pasto (suroeste), regresó esta noche a Bogotá “para atender personalmente los recientes acontecimientos”, según dijo en un tuit, y de inmediato se reunió en la Casa de Nariño con sus colaboradores más cercanos.