Colombia volvió a las calles para protestar contra el Gobierno de Iván Duque, mientras el mandatario instaló las sesiones del Congreso y reiteró su apoyo a las fuerzas del orden, en la mira de las críticas por la represión policial que ha dejado medio centenar de muertos. “Nuestra fuerza pública está sujeta a los más altos estándares en materia de derechos humanos y, por eso, al tiempo, la respaldamos, la fortalecemos y le exigimos”, dijo Duque este martes cuando el país vivió una conmemoración inédita del día de la Independencia: sin el tradicional desfile militar en las calles y, en cambio, movilizaciones en todas las ciudades.
La tensión de los últimos meses se expresó también en el recinto del Congreso: mientras representantes del partido de Gobierno aplaudieron a la fuerza pública, congresistas de oposición les gritaron asesinos. En su discurso, Duque reiteró su rechazo a los bloqueos de vías, una de las estrategias más criticadas durante las protestas sociales y dijo que los colombianos se sienten “orgullosos de la fuerza pública”. Sin embargo, la confianza en las fuerzas de seguridad se ha resquebrajado. Según la última encuesta de la firma Invamer, en febrero, el 55% de los consultados tenía una imagen desfavorable de la policía.
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Duque aseguró también haberles dado instrucciones de respetar la protesta pacífica, así como órdenes de “actuar con contundencia utilizar todas las herramientas de la constitución para defender a la ciudadanía de los vándalos y terroristas”. En días pasados, el ministro de defensa, Diego Molano, dijo que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC y el grupo paramilitar del Clan del Golfo “estarían detrás de la financiación de actos vandálicos planeados” para este martes.
Sin embargo, durante la mañana, las movilizaciones organizadas por el Comité Nacional del Paro transcurrieron con tranquilidad en varias ciudades. En la tarde, se registraron algunos enfrentamientos entre el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) y manifestantes en Medellín, Cali y Bogotá.
En la víspera de las manifestaciones, el Gobierno envió a 9.572 policías a las calles de la capital y detuvo a 12 integrantes de la llamada Primera Línea, el nombre que adoptaron jóvenes que se ponen frente a las tanquetas del Esmad durante los choques. Varios representantes de este grupo habían viajado a Bogotá para unirse a las protestas. Según la policía les decomisaron insumos para crear bombas molotov, artefactos improvisados para atacar a la Policía, así como cascos, gafas y escudos. La oposición criticó que se trataba de un ambiente de terror creado para estigmatizar la protesta social y varios congresistas se presentaron con cascos y gafas en la apertura de sesiones.
Las protestas estaban suspendidas temporalmente después de que el Comité del Paro, que aglutina a las organizaciones obreras, decidió detenerlas durante un mes. Argumentaron que no había garantías para los manifestantes. Tras 50 días de manifestaciones, el impacto de los bloqueos a la economía del país, las aglomeraciones en el pico más agresivo de la pandemia y la falta de acuerdos con el Gobierno también hicieron mella. Los líderes sindicales decidieron que presentarían su pliego de peticiones por la vía de proyectos de Ley en el Congreso.
La agenda legislativa de este último periodo del Congreso, que coincide con el año final del Gobierno de Iván Duque, estará atravesada por el paro nacional y las elecciones de 2022. El presidente presentó una nueva reforma tributaria, menos ambiciosa que la que dio origen al estallido social, un estatuto disciplinario policial y un proyecto de Ley para regular la protesta. Pero estas reformas no contemplan sacar al Esmad de la órbita del Ministerio de Defensa, como lo ha recomendado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y lo ha exigido la oposición.
“Escuchamos a Duque y pensamos que vive en un país que no es Colombia. Se va justo cuando va a hablar la oposición. Entonces tomamos la decisión de no hablarle a un presidente que delega sus orejas, sino a Colombia”, dijo la representante izquierdista, María José Pizarro, quien hizo su intervención con una bandera de Colombia al revés, como lo hicieron muchos de los manifestantes en las calles.
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