Un hábito frecuente pero que genera mucho rechazo, es comerse los mocos. Decirle a un niño que no se meta el dedo en la nariz es más que habitual, pero ¿qué sucede cuando se convierte en adicción? Tiene nombre y se llama Mucofagia. Veamos en qué consiste.
¿Qué es la Mucofagia?
A día de hoy, este comportamiento no está completamente explicado y se atribuye a una conducta aprendida resultado de la mala educación. Aunque se crea que es cosa de los más pequeños, lo cierto es que se da en niños y adultos.
Sin embargo, según el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales, comerse los mocos es uno de los trastornos más habituales. Se produce sobre todo en momentos de ansiedad y alto nivel de estrés.
Comer mocos, un hábito saludable
Aunque suene increíble, algunos expertos señalan que comerse los mocos puede ser más saludable de lo que pensamos.
Es el caso de Friedrich Bischinger, que sostiene que comer mocos puede ser un acto más que saludable. Según Bischinger, el dedo limpia las fosas nasales mejor que un pañuelo. Además, afirma que las secreciones de la nariz son una especie de filtro que concentran bacterias y otras sustancias que intentan entrar en los pulmones. De esta manera, la Mucofagia resultaría una especie de «vacuna» que reforzaría el sistema inmunológico.
En palabras de Friedrich Bischinger, “aquellos que se meten los dedos en la nariz y después comen los mocos, consiguen reforzar su sistema inmunológico de una forma natural y gratuita. Nadie les enseña a los niños comerse los mocos, por lo que debe haber una explicación atávica que no conocemos; quizás la sal que contiene la mucosidad sea benéfica al igual que el efecto que producen los cristales de sal, milenarios en el cuerpo”.
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