Los Presupuestos generales presentados esta semana por el Gobierno incorporan importantes novedades en el IRPF y dan un vuelco a la figura del plan de pensiones individual como instrumento de ahorro a largo plazo para la jubilación. El alza de impuesto en el IRPF elevará en dos puntos las rentas del trabajo a partir de 300.000 euros y en tres puntos las rentas del capital a partir de los 200.000 euros. De este modo, quien gane más de 60.000 euros al año seguirá tributando a un marginal del 45% –según la escala estatal– pero pasará a hacerlo en 2021 al 47% si su sueldo supera los 300.000 euros.
En las ganancias del capital por la venta de una casa o unas acciones, la plusvalía que exceda de los 200.000 euros se gravará no ya al 23% como hasta ahora sino al 26%. Además, el Gobierno muestra su voluntad de hacer indefinido el impuesto de patrimonio, sin necesidad de prorrogarlo cada año, al tiempo que eleva al 3,5% el gravamen sobre patrimonios de más de 10 millones de euros. Se trata de medidas muy dirigidas a las rentas altas y que el propio Ejecutivo reconoce que van a afectar a una minoría de contribuyentes. Unos 36.000, que suponen apenas el 0,07% del total.
Más calado tiene la reforma del tratamiento fiscal de los planes de pensiones, que hasta ahora disfrutaba de un evidente beneficio fiscal que era aprovechado en gran medida por los partícipes de mayor poder adquisitivo, no tanto para el común de los ahorradores.
Para quien tribute a un marginal del 45%, el plan individual aún supondrá un ahorro fiscal de 900 euros
Así, la aportación al plan individual permitirá rebajar solo 2.000 euros de la base imponible de la declaración de la renta y no 8.000 euros como hasta ahora. Si bien, el límite de la reducción se amplía a 10.000 euros anuales para la aportación que incluya también el plan de pensiones de empresa. En definitiva, el beneficio fiscal máximo será para quien aporte 2.000 euros a su plan de pensiones y otros 8.000 al plan de empresa, en caso de tenerlo.
Las novedades entrarían en vigor ya en 2021, una vez quedaran aprobados en el Congreso los Presupuestos. Y, a diferencia de en ocasiones anteriores, en que el Gobierno planeó un incremento fiscal más duro para las rentas más altas que finalmente no llegó a ver la luz, esta vez sí se espera que las cuentas públicas salgan adelante, según reconocen fuentes financieras y fiscales. De hecho, el Gobierno confía en tener atado el apoyo parlamentario para ello.
Lo que queda de año da margen por tanto a los inversores, en especial a los de altos patrimonios, a tomar decisiones con las que exprimir las ventajas del actual marco fiscal. La opción más clara en el plan de pensiones individual es, para quien tenga la capacidad financiera de hacerlo, apurar al máximo la aportación anual de los 8.000 euros, aunque sin perder de vista que en el reembolso la prestación tributará como renta del trabajo, a un tipo superior al del ahorro. “A partir de 2021 no será conveniente aportar más de 2.000 euros al plan porque tributarán luego al marginal. Pero para quien tribute al 45%, o el 47%, por las rentas del trabajo, el ahorro fiscal será atractivo”, explica Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante. Al menos, un ahorro de 900 euros en la declaración de la renta.
Si se aporta este año lo máximo al plan de pensiones, hay que recordar que luego se tributará al tipo marginal
Otra cuestión es si, a falta de un plan de empresa, la aportación de 2.000 euros anuales es suficiente como ahorro en el largo plazo. “Aportar a un plan 2.000 euros al año no basta para planificar la jubilación. Y no todo el mundo tiene un plan de empresa”, añade Satrústegui. La intención del Gobierno es en todo caso fomentar estos vehículos de empresa, creando una suerte de fondo de empleo público.
Si se pretende rescatar el plan de pensiones en breve, quizá sea más ventajoso hacerlo este año que el próximo, nuevamente en el caso de las rentas más elevadas, a las que se sube el marginal al 47%. Y si se va a vender un activo con jugosas plusvalías, habrá que pensar si es más conveniente hacerlo este año, a un tipo como mucho del 23%, o al próximo, cuando se gravaría al 26% la ganancia que exceda de 200.000 euros. La fiscalidad es por tanto un factor importante a la hora de tomar decisiones financieras, aunque no la única. La expectativa de rentabilidad en un momento tan incierto como el actual será sin duda la otra gran parte de la ecuación.
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