La revolución tecnológica es un impulso en constante movimiento que acompaña a las distintas sociedades en su proceso evolutivo. La implementación de la inteligencia artificial es, actualmente, una realidad en materias tan dispares como la medicina o el procesamiento de datos en la administración. Este paso adelante obliga a la sociedad a observarse en el espejo y a adoptar un nuevo comportamiento que le permita emparejarse con un proceso imparable. A partir de este análisis transita el documental NEW JOBS que ha elaborado la Fundación Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorros, para el que ha contado con la presencia de las mentes más activas en esta denominada Cuarta Revolución Industrial. En el vídeo, de alrededor de 25 minutos, científicos y profesores retratan las particularidades del momento laboral en el que nos encontramos, y extrapolan a partir de sus características las necesidades a las que se enfrentan desde aquellos jóvenes que comienzan sus estudios, hasta las personas que se encuentran en búsqueda activa de empleo.
“La Cuarta Revolución Industrial está transformado profundamente la sociedad, impulsada por una serie de desarrollos tecnológicos. No creo que podamos sobrevivir como especie y afrontar los retos a los que nos enfrentamos sin la ayuda de las tecnologías que estamos desarrollando ahora”, señala Nuria Oliver, doctora en Inteligencia Artificial por el MIT. “Se prevé que la transformación digital destruya 75 millones de puestos de trabajo, pero que cree 135 millones. Por lo que el saldo es positivo”, se suma Silvia Leal, divulgadora científica.
El avance en las tecnologías dirigidas al procesamiento de imágenes, por ejemplo, ha llevado a que en la actualidad, gracias a la impresión 3D, dentro del sector médico los cirujanos puedan ensayar sus operaciones sobre un modelo a escala real del órgano del paciente al que van a tratar. “Hay algoritmos de inteligencia artificial que analizan radiografías y son capaces de detectar cáncer en el pulmón incluso mejor que los radiólogos. Tenemos que entender que estamos viviendo una transformación profunda de nuestra sociedad con un trasfondo de desarrollo tecnológico”, completa Oliver.
Sin embargo, el apropiado uso de las nuevas tecnologías que tendrán como consecuencia directa la desaparición o reformulación de muchos de los oficios que existen en la actualidad, y la creación, al mismo tiempo, de muchos otros, no se entiende, en opinión de los profesionales, sin una reformulación del sistema educativo que encauce a los estudiantes hacia esta nueva concepción del empleo. “El modelo educativo actual necesita una revisión, porque sus orígenes son de era industrial en lo que se fabricaba en serie y masivamente. En esta era actual lo que se caracteriza es el trato personal adecuado que las tecnologías de la información lo están haciendo posible”, apunta Faraón Llorens, director de la Cátedra de Transformación Digital de la Universidad de Alicante.
El auge de la Formación Profesional
De hecho, para algunos de los entrevistados, la universidad ni siquiera ha de ser el lugar en el que obtener esos conocimientos. “Hay que perderle el miedo a la Formación Profesional (FP). La Unión Europea está viendo que a cinco años se va a requerir un 65% de FP versus universitarios, y ahora es al revés. En España tenemos una obsesión con la titulación”, destaca Elena Ibáñez, fundadora y CEO de Singularity Experts. “Hemos vivido en una época en la que estudiabas una licenciatura, si tenías suerte, dinero y tiempo podías estudiar después un posgrado, y eso te iba asegurando una trayectoria profesional. Y ahora vivimos en un momento en el que personas con posgrado no tienen una trayectoria de éxito ―el 30% de los graduados universitarios no encuentra trabajo cuatro años después de graduarse según el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades―, y las que tienen una FP o hasta sin ella, pero que aprenden cosas concretas y lo hacen bien, tienen unas carreras súper exitosas”, añade Leal.
El actual sistema educativo, sostenido principalmente sobre el eje tradicional de separación entre ciencias o letras, ha provocado que entre 2008-2018 las carreras técnicas hayan perdido 74.000 alumnos en España, generando un agujero todavía por resolver. “Está creciendo la demanda de empleos más cualificados, que tiene que ver con las nuevas tecnologías. Por otra parte también lo hace la demanda del empleo poco cualificado, que no requiere de un nivel educativo elevado pero que tiene un acto contenido en relación interpersonal. Y en el medio está reduciéndose la demanda de trabajo que puede sustituirse por procesos algorítmicos, por robots, como la contabilidad y la traducción”, advierte Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas. “Vivimos en una situación paradójica: no podemos vivir sin tecnología, pero cada vez hay menos personas que estudian estas carreras”, completa Oliver.
Con un universo de posibilidades de aprendizaje multiplicado exponencialmente con la aparición de las redes sociales, las posibilidades de formación y adaptación a las necesidades presentes y futuras marcarán el éxito de los próximos pasos dentro de la Cuarta Revolución Industrial. Eso sí, aunque la tecnología se haya convertido una inseparable compañera de viaje, todo sigue dependiendo del ser humano. “Los momentos de disrupción tecnológica son momentos en los que hay más demanda de dar sentido a la evolución social”, resume Torres.
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