La misión DART (prueba de redirección de doble asteroide) de la NASA fue la primera en intentar cambiar de forma deliberada y medible el movimiento de un cuerpo importante en nuestro Sistema Solar. En otras palabras, se estrelló una nave espacial contra un asteroide para desviar su curso.
La misión proporcionará la primera prueba de una técnica que podría usarse en el futuro: redirigir cualquier asteroide que detectemos en curso de colisión con la Tierra.
DART fue lanzado el 24 de noviembre de 2021, con destino a un par de asteroides en órbita uno alrededor del otro, a 11 millones de kilómetros de la Tierra.
El asteroide más grande del par se llama Didymos y tiene 780 metros de diámetro. El asteroide más pequeño, de solo 160 metros de ancho, se llama Dimorphos. Los dos orbitan entre sí a una distancia de 1.18 kilómetros, y una órbita tarda cerca de 12 horas.
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Estos asteroides no representan ningún riesgo para la Tierra y han sido elegidos como objetivo de DART en parte debido a ese hecho. Pero también, lo que es más importante, debido a que los asteroides forman un par binario, será posible que los astrónomos en la Tierra evalúen los resultados del impacto.
A medida que los asteroides se orbitan entre sí, la luz solar reflejada por ellos aumenta y disminuye, variando sistemáticamente durante el ciclo de 12 horas de la órbita. Los astrónomos que usan poderosos telescopios desde la Tierra pueden monitorear esta variación y ver cómo cambia, desde antes hasta después de la colisión.
La física suena simple, y lo es. Golpea una cosa con otra cosa para cambiar su movimiento. Pero la ejecución de la misión es muy complicada. Cuando DART llegue a los asteroides, estará a 11 millones de kilómetros de la Tierra después de un viaje de 10 meses. La nave espacial tiene que usar objetivos autónomos, usando imágenes de los asteroides que adquiere a medida que se acerca.
DART necesitó reconocer los asteroides, bloquearse automáticamente en Dimorphos y ajustar su trayectoria para golpearlo. ¡Todo esto mientras se movía a una velocidad de casi 24 mil kilómetros por hora!
Los resultados del impacto, aunque razonablemente sencillos de medir, son difíciles de predecir. El tamaño, la forma y la composición de Dimorphos, y exactamente dónde golpea DART y con qué fuerza, afectarán el resultado.
Todos estos factores son inciertos hasta cierto punto. Se han llevado a cabo simulaciones informáticas integrales del impacto, y las comparaciones de las simulaciones, las predicciones y los resultados medidos serán los principales resultados de la misión DART.
Los resultados nos dirán mucho sobre la naturaleza de los asteroides y nuestra capacidad para cambiar sus movimientos. En el futuro, este conocimiento podría usarse para planificar misiones de defensa planetaria que busquen redirigir asteroides que se consideren una amenaza para la Tierra.
Un asteroide tan pequeño como 25 metros de diámetro podría producir daños por una explosión en el aire si golpea la atmósfera sobre un área poblada. Se estima que existen 5 millones de objetos de este tipo en nuestro Sistema Solar y que hemos descubierto aproximadamente el 0.4% de ellos. Se estima que tal golpe ocurre una vez cada 100 años. Si bien es bastante frecuente, el riesgo general es bajo y el riesgo de impacto también es relativamente bajo.
Sin embargo, se predice que hay 25 mil objetos en el Sistema Solar del tamaño de Dimorphos, 39% de los cuales son conocidos, que golpean la Tierra cada 20 mil años. Tal objeto causaría bajas masivas si golpea un área poblada.
Los asteroides que podrían desafiar la existencia de la civilización humana están en la categoría de más de 1 km de tamaño, de los cuales hay menos de mil en el Sistema Solar; podrían golpear la Tierra solo cada 500 mil años. Ya hemos encontrado el 95% de estos objetos.
Por lo tanto, las posibles colisiones de asteroides con la Tierra van desde las frecuentes pero benignas hasta las muy raras pero catastróficas. Las pruebas DART se están realizando en un rango de tamaño muy relevante e interesante para los asteroides: los mayores de 100 metros.
Si DART tiene éxito, puede preparar el escenario para futuras misiones que apunten a asteroides, para apartarlos del camino de las colisiones con la Tierra. Cuando un asteroide está muy lejos de la Tierra, solo se requiere un pequeño empujón para quitarlo de nuestro camino, por lo que cuanto antes podamos identificar los asteroides que son una amenaza potencial, mejor.
En un futuro próximo, la premisa trillada de tantas películas (“se acerca un asteroide, ¡tenemos que desviarlo!”) puede convertirse en una realidad.
*Steven Tingay, profesor de Radioastronomía de la Universidad de Curtin. The Conversation
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