Hasta Bill Gates se arrepiente de sus decisiones. El fundador de Microsoft se lamenta de no haber sido capaz de anticipar la importancia que tendrían los móviles en nuestra vida. “El error más grande de todos los tiempos que he cometido ha sido la gestión que llevé a cabo con Microsoft y que causó que no sea lo que hoy es Android. Era algo natural, un movimiento ganador”, explicaba el empresario en una charla de la firma Village Global. Las dudas y el escepticismo –cuando la competencia presentó en 2007 aquel primer (y carísimo) iPhone, sin teclado y con un sistema propio, pensaron que sería un fracaso–, le hicieron perder millones y la oportunidad de liderar el mercado.
La anécdota sirve para poner en relieve cómo nuestras emociones pueden llevarnos a tomar una u otra decisión, sobre todo, cuando entra en juego un factor tan delicado como el económico. Y que, si uno de los emprendedores con más éxito y fortuna del mundo puede cometer errores en este campo, ¿no estaría bien contar con un experto para gestionar todo ese torrente de miedos e ilusiones? Alguien capaz de entender nuestros sentimientos y acompañarnos en cada una de las etapas de nuestro ciclo financiero para evitar errores. Porque cuando se trata de nuestros ahorros, hay mucho esfuerzo y sacrificio que proteger.
La economía conductual estudia precisamente cómo las emociones influyen en las decisiones financieras. Para los Nobel de Economía Richard Thaler y Daniel Kahneman, máximos exponentes en este campo, la economía es una ciencia del comportamiento y es imprescindible entender nuestra psicología para controlar el futuro de nuestros ahorros. En su libro Un pequeño empujón, Thaler expone que las personas no se comportan de forma racional: sus valores, prejuicios, deseos o incluso su etapa vital, condicionan cada una de nuestras acciones. De hecho, la teoría del empujón se basa en la premisa de que, ante dos opciones posibles, la mayoría a menudo escoge la más fácil sobre la más adecuada. El economista defiende que a veces necesitamos un empujón, un impulso que nos ayude a hacer lo correcto y tomar decisiones que nos beneficien a largo plazo.
Que la razón gane a la emoción. Ese es también el mensaje de Te lo digo a mí, el Ciclo Financiero de la vida, la última campaña de Banco Mediolanum. La entidad bancaria destaca la importancia de la previsión y la anticipación a la hora de tomar decisiones vitales que pueden poner en riesgo nuestro futuro. “Vas a querer tener una casa, hijos, irte de vacaciones como todo el mundo… y tú sabes que todo esto cuesta dinero, ¿no?”, le advierte la actriz Lola Dueñas a su yo del pasado en el corto. “Solo te quiero decir una cosa, porque ahora eres muy joven, pero todo llega […] Déjate aconsejar bien”, insiste.
Y en este aprendizaje vital, la figura de un asesor financiero resulta clave. Es por eso que Banco Mediolanum pone a la disposición de sus clientes un Family Banker, un experto de las finanzas que resuelve sus dudas y consultas con toda la confianza y sinceridad que solo existe entre personas que se conocen a la perfección. A través de distintas plataformas (teléfono, videollamada, mensajes), este coach financiero les ayuda a deliberar en función de sus emociones y etapas vitales. Ese pequeño empujón que necesitaban.
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