Cómo crear una brújula casera de forma fácil y efectiva

La orientación es una de las claves que todo aventurero busca tener cerca. Una compañera de viaje que puede salvarte la vida en cualquier momento y que te permite llegar hasta el lugar más insospechado. Y como todos sabemos, el instrumento que más ayuda a la hora de orientarse tiene un único nombre: la brújula.

Desde Okdiario sabemos que en las situaciones de supervivencia puede generarse cualquier impedimento, por eso hemos querido darte unos sencillos pasos para que siempre puedas caminar hacia el norte con la ayuda de una brújula casera.

El norte como objetivo

El proceso de creación de una brújula casera es bastante sencillo. En principio el imán se enmarca como el elemento clave para que pueda producirse un perfecto funcionamiento de la misma. Aunque antes de tomar una decisión definitiva lo mejor es que te orientes por medio de la salida y el ocaso del sol.

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Desde tiempos inmemoriales se utiliza este tipo de procedimientos para poder tomar toda clase de rumbos, sobre todo por parte de marineros y aventureros que no contaban con las tecnologías actuales. Hacer una brújula casera es algo que se enseña en todos los cursos básicos de supervivencia, un recurso que puede realizarse por medio de distintos procedimientos.

Formas de crear una brújula casera

La práctica más utilizada de todas a la hora de crear un instrumento de este tipo se basa en frotar repetidas veces una aguja convencional con el polo positivo de un imán. Un procedimiento que hay que realizar siempre en la misma dirección y separando el imán de la aguja cada vez que lleguemos al extremo de la misma. Posteriormente ponemos la aguja en un corcho o una hoja y la introducimos en la superficie de un recipiente con agua. Una vez que el agua esté en calma iremos viendo como la aguja se va alineando con los polos magnéticos de la tierra hasta que acaba apuntando hacia el norte.

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Brújula casera con una hoja y un aguja imantada

Otra opción radica en llenar un recipiente con agua y dejar que flote sobre ella una bandeja de plástico. El paso posterior consiste en colocar un imán en el extremo de la misma y como por arte de magia la bandeja girará hasta quedar apuntando al norte. El imán se enmarca como la referencia para poder orientarse, ya que siempre acaba mostrando la dirección más correcta hacia el Polo Norte.


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