La educación de muchos niños y niñas está en suspenso. El confinamiento ha obstaculizado o detenido la vida de colegios y universidades. Un parón que ya deja una huella profunda en niños, padres y profesores. La conciliación, el estado anímico de los implicados y la abrupta adaptación de los docentes a la situación son algunos de los aspectos que preocupan a los expertos. Uno brilla con luz propia: la brecha digital, que hoy dice que uno de cada tres alumnos se descuelga de la educación al no tener ordenador o Internet en casa, según estima CC OO.
“El impacto ha sido sistémico y mundial. Si no solucionamos este problema del retorno de los niños al aula, estaremos influyendo en otros muchos aspectos de nuestras vidas”, afirma Mercedes Borbolla, directora de la Fundación Prosegur, que desarrolla múltiples proyectos educativos en España y Latinoamérica. En este contexto, el buen uso tecnológico puede combatir una vez más las trabas de la pandemia. Prueba de ello son el teletrabajo o la digitalización del comercio, sistemas que han evitado la parálisis de la sociedad. “La tecnología nos puede ayudar a recuperar el elemento que nos hace más humanos: contacto e interacción con los demás”, sentencia Borbolla. “Educar es más que instruir y lo presencial es insustituible”.
Un reto exprés para el ecosistema ‘startup’
Si la tecnología y las empresas ya han logrado mejorar la esfera laboral durante la pandemia, también hay hueco para el emprendimiento en el desafío de la vuelta a las aulas. Startups y grandes compañías colaboran para idear soluciones a contrarreloj, con la meta de septiembre en el horizonte. Al ecosistema se le abre una nueva oportunidad para exprimir el ingenio. Por ejemplo, Prosegur y su Fundación han lanzado un reto en el que, hasta el próximo 6 de julio, startups y emprendedores podrán presentar tecnologías y sistemas que faciliten el retorno a los espacios educativos.
“Lo hacemos tan rápido porque necesitamos que las soluciones se puedan aplicar en septiembre”, detalla Carolina García, manager de Innovación Abierta de Prosegur. “Buscamos startups que tengan un mínimo producto viable y que no requiera muchísimo desarrollo. Que tengan capacidad de escalabilidad y replicabilidad”.
Reconocimiento facial, termografía, IA… la tecnología touchless que ya está aquí
Las soluciones presentadas pueden apuntar a cualquier espacio educativo y a estudiantes de cualquier edad. García da algunas claves sobre por dónde pueden ir los tiros: “En colegios, las soluciones irán más orientadas a la propia infraestructura, desplegadas en el entorno físico”, explica. “En universidades y escuelas de negocios se puede ir pensando en wearables, móviles… algo que lleve el usuario encima, más adulto y con más dominio tecnológico”.
El ganador del reto, que se anunciará el próximo 16 de julio, realizará un piloto junto a Prosegur para demostrar que su tecnología es funcional. La iniciativa cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid, las entidades South Summit y La Salle, y las fundaciones Empieza por Educar, Ashoka, Créate, Scientia y el Comité Español de los Colegios del Mundo Unido.
Latidos para mantener la distancia física
La startup surcoreana Xandar Kardian ha formulado una tecnología que se sirve de los latidos del corazón para calcular cuántas personas ocupan una sala. Los coreanos, que constituyeron la empresa en 2017, resultaron ganadores en del Reto Covid Free que se inserta dentro del programa de innovación abierta Come In, auspiciado por Prosegur, compañía junto a la que desarrollarán la implantación del servicio.
“Nos centramos en el procesamiento de señales de radar”, explica Sam Yang, su fundador. “Esto significa que podemos reconocer patrones en los millones de microvibraciones que captamos en cualquier estancia”. Estas microvibraciones pueden provenir de la respiración humana o el latido del corazón, por ejemplo, o de un ventilador en funcionamiento. El algoritmo desarrollado por Xandar Kardian interpreta los patrones de estas señales y discierne qué es humano y qué no. Y a partir de ahí, establece en tiempo real el número de personas que se encuentran en una sala.
Así, el sistema permite controlar el aforo y la ocupación de estancias concretas. La tecnología posibilita la planificación de limpiezas o desinfecciones de los centros de trabajo y el control de aforos por zonas aún más específicas, como puede ser una isla de mesas.
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