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¿Cómo se percibe la corrupción en tiempos de pandemia?

Según el Índice de Percepción de la Corrupción, la mayoría de los países continúa sin abordar con eficacia el problema en el sector público; además, durante la crisis del Covid‑19, las noticias de casos de corrupción han dado la vuelta al planeta y, en este panorama, México obtiene una baja calificación.

México alcanzó apenas 31 puntos, en una escala de 100, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2020 (CPI), difundido ayer por la organización Transparencia Internacional.

El índice evalúa la percepción del nivel de corrupción del sector público en 180 países o territorios, y la escala empleada es de cero a 100, donde el cero corresponde a corrupción elevada y el 100, a corrupción inexistente.

Según esta calificación, México se encuentra al mismo nivel que Bolivia, Kenia, Kirguistán y Pakistán, y muy lejos de Dinamarca y Nueva Zelanda, que obtuvieron 88 puntos, la más alta calificación en este estudio. Incluso, el país está lejos de la media global, que es de 43 puntos.

Los datos publicados este año indican que la mayoría de los países continúa sin abordar con eficacia la corrupción en el sector público. Además, la pandemia de Covid-19 ha evidenciado aún más la crisis de corrupción, por la falta de respuesta a la emergencia sanitaria o la malversación de los recursos destinados a su atención, así como la poca transparencia de las instituciones.


Corrupción y Covid
Para Transparencia Internacional, el 2020 ha resultado ser uno de los peores años de la historia reciente debido al estallido de la pandemia de Covid-19 y sus devastadoras consecuencias. Su impacto en la salud y la economía de las personas y comunidades ha sido catastrófico en todo el mundo.

“El análisis de Transparencia Internacional indica que la corrupción no solo socava la respuesta sanitaria global al Covid-19”, afirma el documento, “sino que también contribuye a mantener la democracia en un estado de crisis permanente”.

De acuerdo con el informe publicado este miércoles, la corrupción está más extendida en los países peor equipados para hacer frente a crisis globales, como la pandemia del Covid-19.

“Este turbulento año ha demostrado que el Covid-19 es más que una crisis sanitaria y económica. La corrupción socava la posibilidad de una respuesta global justa y equitativa y sus insidiosas consecuencias han causado un número incalculable de víctimas mortales”, señala el informe.

Además, durante la crisis del Covid‑19, las noticias de casos de corrupción han dado la vuelta al planeta, agrega. Desde el soborno hasta la malversación de fondos, pasando por la inflación de precios y el favoritismo, la corrupción en la sanidad adopta formas muy variadas.

Las actuaciones de emergencia en respuesta al Covid-19 han revelado profundas grietas tanto en los sistemas sanitarios como en las instituciones democráticas, poniendo de relieve que, en multitud de casos, las personas que están en el poder o controlan las finanzas del estado sirven a sus propios intereses en lugar de los de las personas más vulnerables.

En la fase de recuperación tras la crisis, señala el reporte, es esencial que la lucha contra la corrupción no se quede atrás en sus esfuerzos por lograr un resurgimiento justo y equitativo en toda la comunidad global.

“La Covid-19 no es solo una crisis sanitaria y económica: es una crisis de corrupción. Y no la estamos superando”, señala Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.

Para luchar contra el Covid-19 y mitigar la corrupción, Transparencia Internacional llama a los estados a cumplir con cuatro compromisos:
1. Reforzar los organismos de supervisión
La acción contra el Covid-19 ha expuesto los puntos débiles de una supervisión endeble y una transparencia insuficiente. Para lograr que los recursos lleguen a la población más necesitada sin peligro de robo por personas corruptas, las instituciones anticorrupción y los organismos de supervisión deberán contar con fondos, recursos e independencia suficientes para cumplir su cometido.

2. Procesos de contratación abiertos y transparentes
Muchos gobiernos han relajado drásticamente sus procesos de contratación, con procedimientos precipitados y opacos que presentan grandes oportunidades para la corrupción y el desvío de recursos públicos. Los procesos de contratación deben mantenerse abiertos y transparentes a fin de combatir irregularidades, identificar conflictos de interés y garantizar precios justos.

3. Defender la democracia y fomentar el espacio público
La crisis del Covid-19 ha exacerbado el debilitamiento de la democracia. Algunos gobiernos han aprovechado la pandemia para suspender parlamentos, dar la espalda a los mecanismos de rendición de cuentas públicas e instigar la violencia contra los disidentes. La defensa del espacio público requiere que los colectivos de la sociedad civil y los medios de comunicación estén en condiciones de pedir cuentas a los gobiernos.

4. Publicar datos pertinentes y accesibles
La publicación de datos desglosados sobre gastos y distribución de recursos es especialmente relevante en situaciones de emergencia, ya que permite actuar con políticas justas y equitativas. Los gobiernos deben proporcionar a la población información sencilla, accesible, oportuna y pertinente, garantizando el derecho a la información.


Poco avance
La mayoría de los países evaluados no ha registrado ningún avance en la lucha contra la corrupción y más de dos tercios puntúan por debajo de 50, y apenas 10 países superan los 80 puntos.

La región que se encuentra a la cabeza es Europa Occidental y la Unión Europea, con 66 puntos, aunque se encuentra bajo una gran presión a causa de la pandemia, dice el informe.

En la posición más baja, figura la región de África Subsahariana, que alcanza apenas 32 puntos.

Según el informe, cerca de la mitad de los países no solo obtuvieron puntuaciones bajas, sino que llevan alrededor de una década estancados en el mismo nivel, sin lograr ningún avance significativo en su puntuación ni en la lucha contra la corrupción en el sector público.

Los países con las puntuaciones más altas son Dinamarca y Nueva Zelanda, con 88 puntos, seguidos de Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza con 85 cada uno.

Mientras que Estados Unidos obtuvo esta vez un 67, su puntuación más baja desde 2012; y que lo coloca al lado de Chile.

Las calificaciones más bajas corresponden a Sudán del Sur y Somalia, con 12 puntos cada uno, seguidos de Siria (14), Yemen (15) y Venezuela (15), incluso, este último es el más bajo en América, lo que lo coloca como el más corrupto de la región, según la percepción.

Desde 2012, explica el documento, 26 países, como Grecia, Birmania y Ecuador, han mejorado su puntuación. Pero, en el mismo periodo, otros 22 han bajado, entre ellos Líbano, Malaui y Bosnia-Herzegovina.

El informe cita casos como el de Perú, que sufre corrupción estructural, impunidad e inestabilidad política. En menos de cinco años, agrega, el país ha rechazado a cuatro presidentes, tres de los cuales están siendo investigados por corrupción.

Sin embargo, dice el organismo, a pesar del Covid-19, el pasado año se realizaron manifestaciones multitudinarias en el mundo entero contra la corrupción y en favor de la justicia social y el cambio político, protestas que han llegado a los titulares y han evidenciado el poder de la acción colectiva para alzar la voz, lo que se ha visto reflejado en las encuestas de opinión, que demuestran que la mayoría de la gente abriga la esperanza de contribuir positivamente a la lucha contra la corrupción.

La obtención de datos
Para calcular el Índice de Percepción de la Corrupción, se combinan datos de distintas fuentes que recogen la percepción de empresarios y expertos en cada país sobre el nivel de corrupción en el sector público.

El Índice de Percepción de la Corrupción se calcula tomando 13 fuentes de datos de 12 instituciones que registran percepciones de corrupción en los últimos dos años.

Transparencia Internacional es un movimiento global con una visión: un mundo libre de corrupción en los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y la vida cotidiana de los ciudadanos. A través de sus más de 100 capítulos en todo el mundo y su secretariado internacional en Berlín, lidera el movimiento anticorrupción con el objetivo de hacer realidad esta visión.




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