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¿Cómo será 2060? El mapa con nuestros posibles futuros climáticos

La cumbre del clima afronta su segunda y última semana de negociaciones. Los representantes de los casi 200 países reunidos en Glasgow discuten sobre en qué mundo tendrá que vivir el ser humano en las próximas décadas. El objetivo es romper con la trayectoria creciente de emisiones de gases de efecto invernadero, para que el calentamiento no se encamine hacia los 4 grados y se pueda mantener dentro del margen de seguridad fijado por los científicos, entre los 2 y los 1,5 grados. ¿El problema? Eso exige que las naciones reduzcan de forma drástica y urgente su consumo de combustibles fósiles, el alimento fundamental del crecimiento económico.

Las negociaciones de Glasgow se están desarrollando en un contexto de alerta científica. El último gran informe del IPCC —el grupo de científicos que radiografía el calentamiento bajo el paraguas de la ONU— advertía de que los fenómenos climáticos extremos son cada vez más intensos y frecuentes. Pero recordaba que el calentamiento todavía se puede contener. Para ese informe del IPCC se elaboró un atlas con las consecuencias del calentamiento en diferentes escenarios de emisiones. Es decir, un mapa de los “futuros mundos posibles”, como explica José Manuel Gutiérrez, director del Instituto de Física de Cantabria y coordinador de ese proyecto en el que participan el CSIC y la empresa tecnológica Predictia.

Partiendo de los datos de ese trabajo, EL PAÍS ha elaborado un mapa que permite explorar las predicciones de los científicos de temperatura, sequía y lluvia, en cada región del planeta, y en los tres escenarios: pesimista, intermedio y optimista. Aquí puede navegar por los posibles futuros posibles.

El futuro si las cosas siguen igual

En un escenario pesimista, con emisiones que no se frenan y continúan con el ritmo creciente actual, lo que auguran las predicciones de los modelos del IPCC es un calentamiento acelerado que llevaría a un incremento medio de la temperatura mundial de 4 grados. Es útil imaginar una niña y a su abuelo, los dos de España o Italia.

A lo largo de su vida, el abuelo ha visto subir la temperatura en uno o dos grados desde 1950. En cambio, en el escenario pesimista de emisiones, su nieta vería una subida de 4 grados desde 2010 a 2080. El abuelo ha visto como el calor extremo pasaba de 4 a 10 días anuales; la nieta los verá llegar a 33. Los periodos de sequía no han cambiado mucho durante la vida del anciano, pero su nieta podría verlas pasar de 80 a 96 días de media.

El futuro si actuamos

El escenario optimista consiste en aplicar planes drásticos y rápidos de reducción de emisiones de efecto invernadero, hasta su práctica eliminación a partir de la segunda mitad de siglo. Ese es el objetivo del Acuerdo de París, que busca que el calentamiento global se quede entre los 1,5 y los 2 grados respecto a los niveles preindustriales (ahora ya estamos en 1,1 grados).

Porque, tras dos siglos de emisiones crecientes de unos gases que permanecerán durante muchas décadas en la atmósfera, a lo que puede aspirar la humanidad en estos momentos es a limitar el aumento de la temperatura, pero no a revertirlo.

La lucha contra el cambio climático es cuestión de justicia territorial y generacional. Territorial porque a los que más daño les hará el calentamiento es a los que menos responsabilidad tienen: los países más pobres y que menos han emitido. Y generacional porque las peores consecuencias de ignorar sistemáticamente las alertas científicas sobre los gases de efecto invernadero las afrontarán las generaciones futuras.

Aunque el cambio climático es imparable, todavía es posible decidir las dimensiones de nuestra herencia. Por ejemplo, en un mundo con un calentamiento moderado —de dos grados de aumento medio global—, los días de calor extremo que sufriría en 2070 esa nieta de la que hablábamos pasarían de los 33 del escenario pesimista a 14.

Lo mismo ocurriría con las sequías: esa niña padecería algunas de 80 días en el escenario optimista, una cifra como la actual, frente a los 96 del mundo alternativo en el que la humanidad prefirió seguir ignorando las alertas y quemando combustibles fósiles.

¿Y hacia dónde nos encaminamos ahora?

Si se atiende a los planes a corto y medio plazo de los países, el ritmo que llevarán las emisiones durante esta década conducirá a un calentamiento de unos 2,7 grados, según la última evaluación realizada por Naciones Unidas. Es decir, se necesita que los países endurezcan más sus planes de recorte de emisiones. Sin embargo, si se tienen en cuenta las metas a largo plazo que se están fijando las naciones —para mediados de siglo— y a las promesas hechas en la cumbre en la primera semana, la Agencia Internacional de la Energía sostiene que se podría estar en la senda de los 1,8 grados.

El problema es que esas promesas y metas de futuro no casan en muchos casos con los planes concretos de recorte de emisiones de aquí a 2030. Anne Olhoff, la economista que coordina desde hace más de una década los informes de análisis de los programas nacionales de recorte de gases de efecto invernadero para la ONU, lo resumía esta semana así a EL PAÍS: “Lo que realmente importa es que las promesas estén respaldadas con medidas a corto y medio plazo que proporcionen confianza en que se pueden lograr”.

Metodología

Fuentes. Los datos provienen del Atlas del IPCC, un proyecto en el que participan el CSIC y la empresa tecnológica Predictia. Para su tratamiento nos han ayudado Maialen Iturbide y José Manuel Gutiérrez, del Instituto de Física de Cantabria.

Escenarios. Hemos considerado tres escenarios de emisión de gases de efecto invernadero. El SSP1-26 es un escenario ambicioso, que permitiría limitar el nivel de calentamiento global por debajo de 2 grados (como recogía el Acuerdo de París). El SSP2-45 es un escenario intermedio, y el SSP5-85, es el peor, con el mayor nivel de emisiones, que elevaría la temperatura del planeta en 4 o 5 grados. Se puede leer sobre los escenarios en los documentos del IPCC.

Variables climáticas. Hemos usado cuatro métricas: la temperatura media, el número de días al año con temperaturas que superan los 40 grados, la precipitación media anual en mm/día, y los días consecutivos de sequía (menos de 1 mm).

Incertidumbre. Hemos resumido cada métrica con una predicción puntual: la mediana de predicciones de la batería de decenas de modelos que usa el Atlas del IPCC.

Ha colaborado en esta información Luis Sevillano Pires.

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