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Cómo surge la tradición de ir al cementerio el Día de Todos los Santos

Este lunes, 1 de noviembre de 2021, se celebra el Día de Todos los Santos. Una festividad religiosa en la que la principal tradición en España es la de asistir al cementario para visitar las tumbas de los seres queridos y llevar flores. Pero, ¿de dónde surge esta costumbre? Te lo contamos todo a continuación.

Origen del Día de Todos los Santos

En el siglo IV empezó a celebrarse la conmemoración de los mártires. Más adelante, entre los siglos VIII y IX la fiesta se extendió por buena parte de Europa.

En el siglo IX el Papa Gregorio III eligió el 1 de noviembre para venerar a todos los santos. Aunque hay diversas teorías acerca de por qué eligió esta fecha, la más aceptada es la que dice que fue porque coincidía con una fiesta de los pueblos germanos, y la Iglesia buscaba eliminar las celebraciones paganas.

Además de «todos los santos», tanto si están canonizados como sino, la festividad busca rendir homenaje a los moradores del Cielo, incluyendo la Virgen, la Santísima Trinidad, los ángeles y justos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Llevar flores al cementerio en el Día de Todos los Santos

El 1 de noviembre es un festivo nacional no sustituible en España, de forma que este lunes es fiesta en todo el país. La tradición más extendida es la de visitar el cementerio para llevar flores a los seres queridos ya fallecidos.

El primer registro que se tiene de una tumba a la que se llevaban flores data de hace más de 13.000 años en Israel. Desde entonces, diferentes civilizaciones han utilizado las flores para honrar a los difuntos.

Día de los Fieles Difuntos

Es importante no confundir el Día de Todos los Santos con el Día de los Fieles Difuntos. Este último es una festividad que tiene lugar el 2 de noviembre.

Se conmemora a todos los cristianos bautizados y, según recoge el diario ‘ABC’, durante Ángelus del 2 de noviembre del año 2014, el Papa Francisco dijo lo siguiente: «La tradición de la Iglesia siempre ha exhortado a rezar por los difuntos, en particular ofreciendo por ellos la celebración eucarística: es la mejor ayuda espiritual que podemos dar a sus almas, especialmente a las más abandonadas».

En el año 2003 esta fiesta fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.


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