Aunque sea la estrella más conocida de todas, lo cierto es que el Sol no tiene demasiado de especial. No es de las más luminosas y su tamaño no es muy grande. Aún así, es la que nos proporciona vida, y es por ello que debemos valorarla. Todo apunta a que tendrá una vida de 10.000 millones de años. Los científicos señalan que se formó hace ahora 4.600 millones de años.
Al sol le queda la mitad de su vida
Por lo tanto, el sol ya ha vivido la mitad de su vida. Su núcleo está a una temperatura de 15 millones de grados y el hidrógeno se fusiona para la producción de helio. Esto continuará siendo así hasta el final de su vida, dentro de 5.400 millones de años.
El proceso de quema de hidrógeno es perceptible desde la Tierra. El Sol aumenta de manera progresiva tanto de tamaño como de luminosidad. Desde su origen, el Sol ha crecido alrededor de un 20%. Algunos científicos apuntan a que al final de su vida el Sol habrá alcanzado un tamaño 200 veces mayor que el que tiene ahora.
Una vez se acabe el hidrógeno, empezará a quemar helio. Será entonces cuando comience el final de la vida de esta estrella. La fase en la que se encuentra actualmente recibe el nombre de secuencia principal y finalizará una vez se termine el hidrógeno. Luego, comenzará la etapa «gigante roja», en la que quemará el helio.
Llegará un momento en el que el núcleo quemará todo el helio disponible. Luego, se contraerá y se calentará. Pero nunca alcanzará la temperatura suficiente para quemar el siguiente elemento más pesado, el carbono. Así, pasados algunos miles de años, la estrella dejará de generar energía y se apagará. Será así como morirá el Sol y, con ello, la vida en la Tierra.
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