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Con protocolos de salud, reabren refugio para migrantes en Ixtepec, Oaxaca

La pandemia de nosotros es el hambre, indicó un migrante centroamericano; gobierno federal todavía tiene “un punto débil” y ese ha sido migración.

Por Diana Manzo

En el marco del “Día internacional del migrante” y después de permanecer cerrado durante nueve meses por la contingencia sanitaria de Covid-19, el refugio “Hermanos en el Camino”ubicado en Ixtepec, Oaxaca, reabrió sus puertas con protocolos de sanidad para que las personas migrantes tengan un refugio digno donde vivir en lo que deciden sí continúan con su trayecto hacia la frontera norte o se emplean en esta zona sur de Oaxaca.

Toda persona que ingresa a este albergue, fundado en el 2007 hace 13 años por el sacerdote y activista Alejandro Solalinde Guerra, “se lava las manos con agua y jabón y se le toma la temperatura”, es el protocolo que se aplica para evitar contagios por el nuevo coronavirus, que por fortuna no ha presentado un solo caso positivo.

Espacios y cuartos suficientes hay, inclusive con el apoyo del Alto Comisionado ce las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la La Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem), se construyeron otros más como una cancha deportiva y también de recreación y ejercicio con la intención de que las personas migrantes convivan en espacios dignos en lo que deciden permanecer refugiados.

También existe, en caso un contagio por esta pandemia, espacios habilitados para aislamiento, para que las personas migrantes permanezcan sanas y seguras en lo que deciden que hacer con su vida mientras encuentran un trabajo seguro.

El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra informó que durante estos nueve meses llegaron a admitir hasta a 120 niños y adolescentes procedentes principalmente de Guatemala, pero también de Honduras y el Salvador; actualmente atienden a 30 menores de edad.

Al igual, mientras estuvo cerrado, la migración continúo aunque con tendencia a la baja, pero con las inundaciones que hace unas semanas vivió Honduras “se disparó” de nueva cuenta el desplazamiento forzado por la falta de empleo y perdida de viviendas.

Agregó que a lo largo de una semana se han estado preparando para recibir a los migrantes que acumulan alrededor de 60, los cuales están en tiendas de campaña y a partir de este viernes cuentan con la capacidad para recibirlos a todos.

“Las personas migrantes llegaron, pero no se permitió el acceso, lo que hicimos fue dotarlos de casas de campaña, cobijas, ropa, zapatos y alimentos, pero ahora ya podrán entrar; espacios suficientes y seguros tenemos, eso es una buena noticia para nosotros”, indicó.

 

La migración no ha parado, seguirá; sin embargo, México tiene una deuda para los migrantes

El defensor de los migrantes reconoció que el tema migratorio no se detendrá; al contrario, siguen llegando  personas migrantes de Centroamérica todos los días, a lo que señaló que el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador todavía tiene “un punto débil” y ese ha sido migración, porque todavía tiene un carácter de “seguridad nacional” que no favorece el derecho pleno de los Derechos Humanos.

Admitió que cree en el gobierno de López Obrador, pero no es todo México ni todo el gobierno ni todo el estado y lamentó que hasta la fecha no se haya dado un encuentro entre Gobernación y sociedad civil, porque es urgente que se atiendan sus demandas como centros de atención para personas migrantes, que son 130 en el país.

 

“La pandemia de nosotros, es el hambre” : Migrantes centroamericanos

Debajo de un árbol frondoso y frente a las vías del ferrocarril, un grupo de migrantes que llegó a Ciudad Ixtepec hace un par de semanas cocinaban sus alimentos con un fogón que improvisaron, huyeron de Honduras por la falta de dinero, empleo y las recientes inundaciones, para ellos, “el hambre” y no la Covid-19 es su pandemia.

Se organizan para hacer colectas con los habitantes de esta ciudad oaxaqueña y de las monedas que obtienen compran sus alimentos, en otras ocasiones se los obsequian, Giovani y sus cinco amigos cocinaron “tripa en escabeche” y la disfrutaron con tortillas calientes y un poco de bebida gaseosa.

También recorren las calles de la ciudad en busca de empleo. Algunos son albañiles, pintores y carpinteros, pero retornan sin mayor suerte.

“Ha sido muy complicado migrar, no toda la gente nos ayuda, pero la que lo hace, nos da alimentos, otras veces unas monedas y así, es duro migrar, es duro porque no estamos en nuestros países, estamos lejos de nuestra familia, pasar Navidad y recibir un año nuevo, es muy triste, pero seguimos luchando por nuestros sueños, ahora vencer el hambre, esa es nuestra pandemia”.




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