La amistad, a veces, toma la exacta forma de un podcast. En nuestro país lo escuchamos en casos como Deforme Semanal, Todopoderosos o Aquí hay dragones, también en otros como Nadie sabe nada, La vida moderna o La Cultureta. En todos estos casos, la complicidad que se instala entre los miembros de ese show se contagia y traspasa los auriculares para llegar directamente al centro exacto de nuestro cerebro, allí donde unos científicos de la Universidad de California en 1998 encontraron lo que llamaron “la fuente del sentido del humor”. Un lugar, ciertamente, privilegiado. Uno de los últimos podcasts en lograr hibridar sentido del humor, conciencia feminista y gusto por la vida es Concha Podcast, un show independiente argentino con las voces de Laura Passalacqua, Dalia Fernández Walker y Jimena Outeiro. Un espacio de diálogo desde lo femenino que alcanza audiencias millonarias y llena teatros en Argentina.
¿Cómo y cuándo nace Concha Podcast?
El podcast surge a fines de 2018. Somos amigas y teníamos un grupo de WhatsApp que se llamaba Concha Alert (por una anécdota que cuenta Jime en el primer episodio del podcast). Durante una época, nos juntábamos todas las semanas a tomar una birra. La idea de hacer el podcast se gesta en esas charlas que disfrutábamos tanto. Sentimos que había algo interesante en la forma de compartir lo que nos pasaba y en los temas que tocábamos. Además, nos dábamos cuenta que al haber pasado (por varios años) los 30, teníamos sobre muchos temas una mirada más madura, podíamos reírnos de ciertas cuestiones, que 10 años antes nos hubieran hecho ahogar en un vaso con agua. En algún bar, una noche, Dal dijo: “¿Hacemos un podcast?”, y ahí arrancó todo, como un juego. En realidad, nos fuimos dando cuenta de qué es Concha Podcast a medida que fue sucediendo. Nunca hubo un plan o un diseño.
¿Por qué os definís como “mujeres fálicas”? En este sentido, ¿qué tipo de feministas sois?
Usamos el término en base a lo que simbolizan los principios energéticos yin/femenino/receptivo – yang/masculino/activo para describir que nos identificamos con una actitud activa, deseante, independiente, expresiva, de no esperar que las cosas las haga otra persona. Las tres siempre trabajamos mucho y cada una en lo suyo se encontró teniendo un papel de autoridad y poder en espacios llenos de hombres. Estamos en ese proceso de reconocernos y enfrentarnos a nuestros propios condicionamientos machistas. Nos vamos dando cuenta cuán feministas somos a medida que conversamos. Podríamos decir que gracias a Concha Podcast hoy somos mucho más feministas que cuando empezamos a hacerlo. ¿Ahora que lo leemos, es una declaración machista definirnos como mujeres fálicas?
Bueno, yo creo que no, claro. Creo que ya eran amigas antes del tarot, si no me equivoco. Se desprende una gran complicidad que se contagia al otro lado del podcast.
Jime y Lau nos conocimos trabajando como productoras en una agencia de publicidad y con Dal nos conocimos estudiando tarot y astrología en su tienda/escuela esotérica, donde después Jime empezó a enseñar tarot también. Tenemos mucha confianza entre las tres, sabemos que podemos decir absolutamente cualquier cosa y que nunca será juzgado; y quizás eso es lo contagioso. Al mismo tiempo, somos muy diferentes y nos interesa genuinamente lo que la otra tiene para decir. Es una sorpresa hermosa la repercusión que tiene Concha Podcast. Nunca imaginamos que iba a pasar esto. Arrancó como un juego y creemos que hoy sigue manteniendo ese espíritu.
Muchas veces parece que los podcasts así conversacionales son menos sesudos y todo surge de forma espontánea. ¿En vuestro caso es así?
¡No tenemos guion! Tenemos una charla unos días antes de grabar en la que hablamos un poco del tema elegido. Desde ese momento, y de alguna manera misteriosa se constela, se manifiesta. Nos empiezan a pasar cosas que se relacionan con la temática del episodio. En el estudio, la conversación arranca y tenemos el punteo sobre el tema a mano. Algunos temas dan para profundizar más y nos ponemos más serias, otros terminan siendo más divertidos y livianos. Pero, al no haber guion, depende al cien por cien de lo que pase en ese momento. Lo que grabamos, como sale se publica casi sin editar. Por ejemplo, fuimos a grabar el episodio sobre Concha Católica, y creímos que íbamos a despotricar en contra de los dogmas religiosos y contar anécdotas graciosas, pero terminó saliendo un episodio de preguntas existenciales. Nunca sabemos qué vamos a decir y eso lo disfrutamos mucho.
Ya saben que concha en castellano es otra cosa… ¿Por qué ese nombre?
Sí, en el primer episodio del podcast hablamos mucho sobre la palabra “concha”. En Argentina, concha es la expresión del lunfardo para la vagina. Antes del podcast, no la usábamos tanto y tenía connotaciones no tan positivas. Por ejemplo, decirle “conchuda” a una mujer era un insulto. Cuando hablábamos del nombre del podcast intentamos por todos los medios que no se llamara Concha, pero no pudimos evitarlo. Al principio, la palabra generaba incomodidad, sonaba grosera y chabacana, provocadora. Y así lo sentíamos nosotras también. Ahora creemos que el nombre y el intentar evitarlo, y la incomodidad que atravesamos es parte de lo que pasa con el podcast y de cómo nos va transformando. Ahora la palabra concha ya no genera tanta controversia. Se transformó en una palabra que nos contiene, nos reúne, que asociamos con el deseo y con el placer.
¿Cómo eligen los temas?
No hay ningún tema vedado, simplemente tiene que pasar el filtro de que nos interese y sintamos que podemos aportar algo desde nuestra experiencia. Vamos fijando los temas en base a lo que nos está pasando en el momento. Tenemos una lista larga de temas pero vamos seleccionando de a cuatro o cinco y hacemos pequeñas temporadas. El único objetivo de los capítulos es que estén buenos, primero para nosotras y sabemos que si nosotras lo disfrutamos eso se va a transmitir. Es bastante espontáneo todo lo que pasa, no tenemos métodos o estrategias. Vamos haciendo y las cosas van sucediendo. En términos creativos, en general, siempre estamos bastante alineadas y si surge alguna diferencia se charla y se resuelve por voto de la mayoría. Pero, en general, siempre fluye.
Parece que en el podcast lo cuentan todo de ustedes mismas y no existe el pudor. ¿Qué tal lo llevan parejas y familia?
Jime siempre fue de contar más desde lo propio desde el inicio, pero Dal y Lau al principio no nos exponíamos tanto, la tendencia confesional fue en aumento, y en épocas de cuarentena que empezamos a hacer episodios semanales en vivo por Instagram muchísimo más. Por ahora, no nos genera conflictos en nuestras relaciones, la verdad es que no decimos nada que no queramos/podamos contar o que los que queremos no sepan. No es que contamos todo. A Jime, que es la que más se expone, por ejemplo, le escriben viejos amores, para confirmar si en ese comentario o anécdota estaba hablando de él, para dar o pedir explicaciones al respecto. La mayoría de las veces, estos intercambios a posteriori están buenos. Con las familias es diferente en cada caso, pero lo dejamos a criterio de ellos, si quieren escuchar y exponerse a esa información sobre nosotras, es a su propio riesgo (risas); ¡ahí están colgados todos los episodios!
El podcast es un formato tremendamente íntimo, de consumo individual en la mayoría de las ocasiones. Ustedes, sin embargo, hacen shows en vivo. ¿Cómo viven y preparan cada formato?
Los episodios en vivo nacieron cuando se empezó a sentir que se estaba generando una comunidad alrededor del podcast y surgió la necesidad de conocernos con nuestra audiencia en persona. Los pensamos originalmente como episodios con público. Pero claro que es muy diferente estar las tres solas en una conversación íntima en un estudio a tratar de tener esa misma intimidad con más de 300 personas ahí presentes mirándote. Cada episodio en vivo es diferente, como nos pasa en el estudio. Vamos aprendiendo y agregando o cambiando algunas cosas. Siempre lo hacemos cuidando que podamos disfrutarlo mucho, porque de eso se trata Concha Podcast para nosotras, del placer. Con la ayuda de Nicolás Silbert (nuestro director de los shows) le fuimos agregando algunos elementos que los transforman en un espectáculo. Cuando el público está ahí presente nos dan más ganas de interactuar, que nos cuenten también qué sienten, y además que la pasemos bien.
El final del show en directo es especialmente enérgico, ¿no?
¡Tenemos un cierre que está en proceso de encontrar una forma definida, pero en el momento surte efecto y terminamos muy arriba! ¡Tanto que a uno de los shows a finales de 2019 lo extendimos y le agregamos una fiesta para no tener que irnos tan rápido! A principios de marzo tuvimos que cancelar nuestro show más grande en Buenos Aires porque se presentía lo que estaba pasando con la covid-19. Fue una decisión súper difícil porque todavía no se había decretado la cuarentena obligatoria en Argentina, pero sabíamos que era un riesgo juntar a 600 personas en una sala, y cancelamos. Lo volveremos a hacer cuando todo regrese a la normalidad.
Imagino que el podcast se financia a través de estos directos, pero, ¿hay otro tipo de ingreso por publicidad o exclusividad con alguna plataforma?
El primer año del podcast lo financiamos nosotras mismas. A medida que empezamos a hacer los shows, primero invertimos en que los shows estén buenísimos, y sí usamos el dinero restante para los gastos del proyecto. Somos bastante cuidadosas de la independencia y la intimidad que hacen que podamos hacer Concha por placer y con libertad; y creemos que eso es también lo que le resuena a nuestra audiencia; pero sí, una de las intenciones para el 2020 es hacer de Concha un proyecto más rentable y empezar a asociarnos ya sea mediante publicidad, o algún acuerdo con una marca o plataforma. Estuvimos teniendo algunas conversaciones e intercambios, pero todavía no cerramos nada.
¿Les gustaría hacer algún show en vivo en España?
¡Sí, nos encantaría! Nos escriben para que vayamos para allá. Movernos de Buenos Aires era parte de lo que queríamos hacer este año, hacer algunos shows en el interior de Argentina, Uruguay y Chile, y siempre están ahí las ganas de ir a España. Las medidas en relación a la covid-19 nos frenaron los planes de shows en vivo en cualquier parte del mundo, pero en cuanto podamos ir lo haremos encantadas.