Condenados ocho represores de la dictadura argentina por crímenes de lesa humanidad contra más de 800 víctimas

Condenados ocho represores de la dictadura argentina por crímenes de lesa humanidad contra más de 800 víctimas

La justicia argentina determinó condenas de cadena perpetua a tres de los ocho torturadores, que operaron durante la última dictadura militar en ese país, entre 1976 y 1983.

La justicia argentina condenó este jueves a ocho represores a penas de seis años de prisión y cadena perpetua por cometer delitos de lesa humanidad contra 816 víctimas durante la última dictadura (1976-1983) en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires, el mayor centro de torturas de la época.

Después de dos años y medio de juicios, el Tribunal Oral Federal 5 de Buenos Aires declaró penas de prisión perpetua para el oficial naval Carlos Mario Castellví, el exagente de la Policía Federal Raúl Armando Cabral y el expersonal civil de inteligencia (PCI) del Batallón 601 del Ejército Miguel Conde, según recoge el medio local Página 12.

Asimismo, fue condenado a seis años de cárcel el exconscripto de la Armada Claudio Vallejos, el único de los ocho acusados que permaneció en libertad durante el proceso judicial; y a quince años a los antiguos suboficiales del mismo cuerpo Ramón Roque, Carlos Néstor, José Ángel Iturri y Jorge Luis Ocaranza.

El fallo de esta causa, conocida como ‘ESMA IV’, se dio a conocer a través de una videoconferencia encabezada por el juez Daniel Obligado, quien estuvo acompañado de las vocales Adriana Palliotti y Gabriela López Iníguez.

Los ahora condenados, a quienes se acusa de secuestros, torturas, robo de menores u homicidios, tenían su base en la ESMA, uno de los principales centros de detención clandestinos que funcionaron durante la dictadura militar, por donde se estima que pasaron cerca de 5 mil personas, y donde el Grupo de Tareas cometió distintos crímenes.

En este sentido, el juez indicó que los hechos juzgados en el proceso “son constitutivos de crímenes de lesa humanidad” y “por ende son imprescriptibles”, si bien no aceptó la petición de una de las querellantes de aplicar la tipificación de genocidio.

Las mayores penas -la cadena perpetua- fueron para Cabral, quien fue condenado por más de 400 privaciones de libertad, 60 homicidios y más de 20 casos de retenciones, sustracciones o ocultación de menores; para Castellví, a quien se acusa de intervenir en distintos secuestros, torturas y asesinatos como miembro del área de Inteligencia del Grupo de Tareas, y para Conde, quien participaba en los interrogatorios en la ESMA y transmitía la información obtenida bajo métodos de tortura.

Las penas han sido menores para Carrillo, Roque, Iturri y Ocaranza ya que el tribunal los consideró partícipes secundarios de los secuestros, homicidios o torturas. Asimismo, la menor de las condenas, la de Vallejos, se debe a su participación en el secuestro del dirigente de Unión Cívica Radical, Héctor Hidalgo Solá.

Según estimaciones de las organizaciones de Derechos Humanos, unas 5 mil personas estuvieron secuestradas en la Escuela de Mecánica de la Armada, donde también funcionó una maternidad clandestina que sirvió de base a la apropiación sistemática de bebés durante la dictadura.

El sótano era el lugar de tortura, donde se instalaron las oficinas para el trabajo esclavo de algunos detenidos y donde funcionó la maternidad en la que alrededor de 25 secuestradas dieron a luz niños que en su mayoría fueron luego apropiados ilegalmente.

(Europa Press)




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