Condenan a prisión a líder depuesta con golpe de Estado en Myanmar


BANGKOK – Una corte especial en la capital de Myanmar condenó el lunes a la líder depuesta del país, Aung San Suu Kyi, a cuatro años de prisión tras declararla culpable de incitación y de incumplir las restricciones contra el coronavirus, según un funcionario legal.

La sentencia era la primera en una serie de procesos legales contra la ganadora de un Nobel de la Paz, de 76 años, iniciados después de que el Ejército tomara el país el 1 de febrero e impidiera que la Liga Nacional para la Democracia, el partido de Suu Kyi, iniciara un segundo mandato de cinco años.

La semana que viene se espera el veredicto de otro caso en su contra.

Horas más tarde, la televisión estatal MRTV anunció que la nobel de la paz pasará dos años bajo arresto en su actual centro de detención, una sentencia reducida después de que el líder de la junta militar, Min Aung Hlaing, le otorgara un indulto parcial.

Suu Kyi, que pasó 15 años en arresto domiciliario a partir de 1989 en su larga lucha por la democracia, fue detenida cuando el Ejército tomó el poder y ha permanecido aislada en una localización secreta en los últimos meses, pero en ningún momento se ha dado a entender que estuviera en una prisión.

El delito de incitación, según el artículo 505(b) del Código Penal, se refiere a varios comunicados enviados por el partido de Suu Kyi, la Liga Nacional por la Democracia (LND), para oponerse al reconocimiento de la junta militar poco después del golpe.

La violación de las normas por la pandemia se debe a varios actos electorales celebrados por Suu Kyi antes de los comicios de noviembre de 2020.

Una monja se arrodilló frente a las fuerzas de seguridad en Myanmar en un esfuerzo por sofocar la violencia contra los manifestantes.

La exmandataria fue sentenciada tras un proceso a puerta cerrada en Naipyidó, en el que también se impuso la misma condena por cargos idénticos al presidente depuesto, Win Myint, y una pena de dos años de cárcel para el exgobernador de la capital, Myo Aung, por vulneración del artículo 505(b).

La sentencia también implica la inhabilitación política de los detenidos en el hipotético caso de que la junta celebre elecciones, algo que ha prometido sin fijar una fecha aún.

CRÍTICA MUNDIAL

La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, lamentó la condena contra Suu Kyi, que lideraba el país con el cargo de consejera de Estado hasta el golpe, y pidió su liberación.

“La condena de la consejera de Estado tras una farsa de juicio en medio de secretismo en un tribunal controlado por los militares ha sido un juicio político”, denunció en un comunicado Bachelet, quien dijo que se trata de una detención arbitraria que también cierra la ventana del diálogo.

Su madre, Rose, corrió a abrazarle cuando él se bajó de un auto junto a un hotel del aeropuerto. Su hermano y su padre también le abrazaron.

El alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, afirmó por su parte que las sentencias “representan otro paso hacia el desmantelamiento del Estado de derecho y una violación flagrante de los derechos humanos en Myanmar”.

Human Rights Watch, Amnistía Internacional (AI) y otras ONG también han criticado las sentencias.

El Consejo de Seguridad de la ONU, numerosos Gobiernos, como los de Estados Unidos, el Reino Unido y Japón, y la UE han pedido la liberación de Suu Kyi y otros detenidos por la junta militar liderada por el general Min Aung Hlaing.

El líder militar ha sido excluido de las últimas cumbres y reuniones de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) por no cumplir con unos acuerdos del pasado abril para sobre el cese de la violencia y no abrir un proceso de diálogo.

¿QUÉ PASÓ EN MYANMAR?

El golpe de Estado sumió a Myanmar en una profunda crisis política, social y económica y abrió una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.

El Ejército justifica el golpe por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales de noviembre de 2020, cuyo resultado ha sido anulado y en las que el partido de Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales.

Al menos 1,303 personas han muerto a raíz de la brutal represión ejercida por policías y soldados desde el golpe, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos, según los partes diarios de la Asociación para la Asistencia a Presos Políticos, que también cifra en más de 10,000 a los opositores detenidos, entre ellos Suu Kyi.


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