Un desconcierto generalizado, rayano en el caos, reinó este martes durante varias horas en el seno del Gobierno de centroderecha de Países Bajos, después de que un tribunal de La Haya ordenara levantar de inmediato el toque de queda impuesto hasta el 2 de marzo. El argumento esgrimido por el tribunal es que la pandemia no puede calificarse de emergencia. Ante la posibilidad de que las calles se llenaran de gente y se multiplicasen los contagios, el Gabinete impugnó de urgencia el fallo para ganar tiempo y que pueda verse el próximo viernes el fondo de la cuestión durante la apelación que ha presentado. A última hora lo consiguió y la situación se mantendrá invariable hasta entonces, pero junto a la pérdida de credibilidad política, el Gobierno ha encajado un duro golpe moral. Pese a los consejos de los científicos, un grupo de escépticos del coronavirus había conseguido que la justicia exigiera suprimir la restricción de salir de noche, en nombre de las libertades individuales. Se trata de la fundación Viruswaardheid (la verdad sobre el virus) para los que la covid-19 es tan mortífera como una gripe severa.
El pasado 23 de enero entró en vigor en el país la primera fase de las restricciones de movimiento, que provocó disturbios violentos y hubo en conjunto unas 600 detenciones. Según el fallo inicial de los jueces, que será revisado el viernes, el Gobierno invocó una ley que otorga competencias extraordinarias, por ejemplo ante una guerra o un desastre natural, para decretar el toque de queda. Esa ley no requiere la participación del Congreso o el Senado para su adopción, pero un recorte de las libertades de este calibre sí exigía ahora dicho trámite.
El Ejecutivo está en funciones desde su dimisión, el pasado enero, debido al escándalo por el que se acusó indebidamente de fraude a unas 30.000 familias que recibieron subsidios sociales. El toque de queda fue refrendado por el Congreso, pero los jueces han señalado que hubo largas discusiones sobre su idoneidad, y ello demuestra que no cumplía el requisito de una emergencia. Ni siquiera sirve el argumento del avance de la cepa del virus descubierta en el Reino Unido porque —dice el tribunal— el Gobierno no impuso el toque de queda en la primera ola de la crisis.
El fallo ha revuelto a los dos partidos de ultraderecha, que piden un debate urgente en el Congreso. Geert Wilders, líder del Partido para la Libertad, dijo ayer que el primer ministro, Mark Rutte, “ha encerrado por la noche a la población de forma ilegítima en sus casas”. El Foro para la Democracia, de Thierry Baudet, por su parte, señaló: “El toque de queda es ilegal y por lo tanto debe desaparecer”.
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