En el terreno psicológico, existen diversos tipos de síndromes algunos más convencionales que otros. Así el síndrome de venustrafobia es el que corresponde a tener un miedo irracional a las mujeres bellas o muy guapas. Algo absurdo pero que puede convertirse en un problema para quienes lo sufren.
Lo normal es que, si nos gusta alguien, nos pongamos nerviosos y entonces salgan determinados signos que se van con el tiempo. Pero cuando la cosa es algo exagerada entonces se habla de síndrome.
Qué es el síndrome de venustrafobia
Es esta fobia, ansiedad y más que pasa cuando una persona habla con una mujer que puede considerarse muy atractiva. Por esto es algo curioso porque sucede, no solamente al entablar una conversación, si no también sólo verlas o incluso imaginar que esto es posible.
Así los síntomas de las personas que los sufren son variados, como el pánico junto a condicionantes físicos, como la sudoración, los temblores o crisis de ansiedad. Entonces el enfermo se satura y tiene miedo que le vuelva a suceder este episodio y se encierra en si mismo provocando una evitación importante que hace que no se enfrente a la situación.
No solo es algo dirigido a hombres, si no que hay mujeres que también pueden sufrir este problema.
Por qué sucede
Como otros síndromes, no siempre es posible saber cuáles son las causas de ello. Por lo que podría ser algo que se gesta en la niñez, por un trauma que ha sucedido hace tiempo, y ello vendría acompañado de inseguridad, timidez y poca confianza en uno mismo.
Exponerse al problema
Si la venustrafobia no se trata, entonces puede dar lugar a problemas más graves, y la persona no querer tener vida social. Así que lo más importante es reconocer que hay un problema psicológico y enfrentarse a él.
Como se necesita ayuda, lo mejor es consultar con un profesional, como el psicólogo, que ayuda en función del grado del síndrome. Lo más importante es la exposición, porque aunque al inicio cueste, es lo mejor que se puede hacer para superarlo.
Para esto hay muchas técnicas, y deben ir acompañadas de relajación y respiración para controlar los impulsos de ansiedad, aunque también es posible precisar de medicación.
Hay que vigilar de cerca, el nivel de ansiedad y o de depresión que puede surgir. Y en base a esto ir siguiendo que el trastorno se va reduciendo.
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