El cerebro, ese órgano tan complejo y tan sumamente importante, nos hace sobrevivir comportándose de tal manera que regula todos los sistemas corporales para que funcionemos de manera óptima, al mismo tiempo que también regula el sentimiento de placer y bienestar, ¿quieres saber cómo lo hace? Entonces, debes conocer qué es el sistema de recompensa de nuestro cerebro.
Nuestro sistema depende de determinadas sustancias que genera nuestro cuerpo, denominadas neurotransmisores, que pueden provocar estrés y nerviosismo como la noradrenalina, y que a su vez sirve para escapar de las situaciones de peligro, o bien provocar sensaciones placenteras como, por ejemplo, la dopamina.
Estas sensaciones de bienestar hacen que nuestro cerebro busque repetir las conductas que las provocan, para que se repitan frecuentemente y volver a experimentar el placer, como, por ejemplo, repetir postre o hacer ejercicio. Pero vamos a ver exactamente cómo funciona todo este apasionante mecanismo cerebral y en qué consiste.
Qué es el sistema de recompensa de nuestro cerebro
Cuando algo, sea un acto o algo material, nos produce una sensación placentera, nuestro cerebro, a través del encéfalo, pone en funcionamiento una serie de mecanismos para no olvidar eso que nos ha hecho sentir bienestar y, por tanto, realiza una asociación de ambos, es decir, causa y placer. Lo hace con el fin de repetir patrones de conducta que nos lleven a reproducir este tipo de situaciones en el futuro.
Por tanto, el cerebro lo que hace es crear de esta manera un sistema de recompensa que va desde objetivos primarios hasta los más complejos, como es beber una bebida fría cuando hace calor.
La evolución biológica del ser humano no es tan rápida, ni va tan acelerada como la tecnológica, la industrial, etc. Por eso, nuestro encéfalo necesita premios, incluso considera de este modo acciones básicas para la supervivencia como comer y beber, pero también los abrazos, la amistad, las compras y otras muchas más.
Y todo este sistema de recompensa se produce a través de un circuito, que comienza en la parte más básica y que rige los comportamientos más automáticos. El encéfalo, hasta llegar al lóbulo frontal, actúa para identificar estas sensaciones como motivaciones que influirán en nuestro aprendizaje, en la toma de decisiones y en definitiva en nuestra conducta.
De este modo, este fascinante órgano que es el cerebro, nos vuelve a sorprender al crear un sistema de recompensa que provocará la repetición de conductas encaminadas a sentirnos bien.
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