Cuatro de cada 10 alumnos españoles de 6 a 9 años tienen sobrepeso: el 23,3% de los pequeños está en niveles de sobrepeso y el 17,3% sufre obesidad, una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Sin embargo, la obesidad infantil no afecta a todos por igual: los niños de familias con rentas brutas anuales superiores a 30.000 euros la padecen en un 11,9%, mientras que aquellos procedentes de hogares con rentas inferiores a 18.000 euros la sufren en un 23,2%, es decir, el doble. Estos son algunos de los datos que aporta el estudio Aladino 2019 que ha presentado este miércoles el Ministerio de Consumo.
“La pobreza afecta a los indicadores de obesidad y sobrepeso. En los barrios pobres, con rentas más bajas, la tasa de obesidad es el doble que en los barrios ricos. Es un problema que no es solo de salud, es también socioeconómico. La malnutrición y el exceso de peso tienen un fuerte componente de clase social que, de no ser tenido muy en cuenta, nos llevaría a desplegar políticas no todo lo eficaces que nos gustaría”, ha explicado el ministro del ramo, Alberto Garzón. “Las familias con rentas más bajas tienen menos adherencia a la dieta mediterránea y consumen más golosinas y comida rápida”, ha añadido.
“Cuatro de cada 10 niños padecen problemas de sobrepeso. Es una cifra enorme e inaceptable”, ha señalado durante la presentación Fernando Rodríguez Artalejo, presidente del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad. “La inmensa mayoría de estos niños seguirán teniendo problemas de exceso de peso cuando sean adultos, y esto se traducirá en más enfermedades cardiovasculares y problemas de salud mental. Y además el principal factor de riesgo por covid después de la edad es la obesidad”. El experto ha destacado que un 30% de los niños no realizan una hora de actividad física al día, mientras que cerca de tres de cada 10 pasan más de tres horas al día frente a la televisión. “Hay que intercambiar ocio sedentario por actividad física”, ha advertido.
Del análisis por categorías sociales se desprende que las familias con ingresos inferiores a 18.000 euros y cuyos progenitores no tienen estudios superiores ni trabajo remunerado conforman el colectivo más vulnerable al exceso de peso. Una de las causas es que estos niños y niñas tienen peores hábitos alimentarios: acuden más a establecimientos del tipo fast food, toman menos fruta diaria y consumen golosinas con más frecuencia. En cambio, los menores de familias con rentas superiores a 30.000 euros con estudios universitarios presentan una mayor adherencia a la dieta mediterránea, con un consumo diario de frutas, verduras, legumbres y pescado y donde el aceite de elección es el de oliva.
Además, el estudio muestra que los progenitores de los menores con exceso de peso –que incluye tanto a quienes tienen sobrepeso como a quienes tienen obesidad– no perciben el problema y frecuentemente consideran su peso como normal o solo como ligero sobrepeso. El 88,6% de los padres de escolares con sobrepeso no lo perciben como tal.
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ofrece una rueda de prensa sobre los resultados del estudio de Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España. En vídeo, declaraciones del ministro.
En cuanto a la calidad de su alimentación, el informe detalla que un 76,2% de los escolares ha de mejorarla. Aunque ha aumentado el consumo de fruta respecto a años anteriores, solo un 20,1% de los escolares la consume habitualmente en el desayuno, mientras que los alimentos que deberían ser ocasionales tales como galletas, pasteles, bollería, batidos, néctares y golosinas se consumen incluso cuatro o más veces por semana, en un porcentaje no desdeñable de escolares.
16.600 escolares
El estudio Aladino (acrónimo de Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España) se realiza cada dos años desde 2011, si bien no se hizo en 2017. En esta última edición ha tomado una muestra aleatoria y representativa de 16.665 escolares de 6 a 9 años residentes en España, de 276 centros de educación primaria de las 17 comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla.
Los datos de los informes anteriores muestran que entre 2011 y 2015, la prevalencia de exceso de peso (incluyendo sobrepeso y obesidad) disminuyó un 3,2%, un punto positivo que destacó Rodríguez Artalejo. Mientras, en el periodo 2015-2019 hay un estancamiento de las tendencias observadas en la prevalencia de sobrepeso y obesidad.
Marta García Pérez, directora ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el organismo encargado de realizar el estudio, ha apuntado por su parte que “España tiene una de las tasas de obesidad infantil más altas de la Unión Europea, y se encuentra entre los países con más prevalencia, como son Grecia y Chipre”. Por ello, ha pedido trabajar para darle la vuelta a esta tendencia.
Tal y como se ha venido anunciando en los últimos meses, el Ministerio de Consumo trabaja para implantar el etiquetado frontal de productos con el sistema NutriScore —que ayudará a entender de forma sencilla qué alimentos son menos saludables—, gravar a las bebidas azucaradas, mejorar la alimentación en los colegios y limitar la publicidad de alimentos sin un buen perfil nutricional enfocada a un público infantil.
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