Italia se encuentra ya en plena segunda ola de la pandemia de la covid-19 y ha pasado a una segunda fase de restricciones. Más allá de la mascarilla obligatoria impuesta hace algunos días en todo el país y ante el gran aumento de casos registrados en la última semana (este martes la cifra alcanzó los 5.901 positivos), el Ejecutivo se reunió el lunes hasta la madrugada para aprobar nuevas medidas. El nuevo decreto, que se firmó a última hora, prevé que no se podrán reunir más de seis personas en las casas que no pertenezcan al núcleo familiar y que los bares y restaurantes deberán cerrar a las 00.00, aunque no podrán servir a clientes que estén de pie a partir de las 21.00 y estos no podrán agolparse en la puerta del establecimiento en ningún momento.
El primer ministro, Giuseppe Conte, anunció el paquete de medidas por la tarde del martes mientras excluía la posibilidad de que se produzca un nuevo confinamiento total como el de los meses de marzo y abril. Al menos, de momento. “Hacemos todo esto para evitarlo”, señaló en su comparecencia el mandatario. Conte sí advirtió, sin embargo, de que podría llevarse a cabo algún tipo de cierre parcial para evitar la expansión de algunos focos del virus. En algunas zonas como en las regiones de Campania o Lacio los contagios han subido notablemente, a diferencia de lo ocurrido durante la primera ola.
El Ejecutivo ya no esconde que la situación preocupa y que ha provocado la ampliación del radio de acción de las medidas, especialmente en el ámbito familiar y en el de las amistades donde, según el Gobierno, se está produciendo el aumento de los contagios más significativo.
La situación en las escuelas, explicó Conte, está relativamente controlada todavía. “Lo digo cruzando los dedos”, se conjuró. Pero en el exterior se producen contagios en distintos ámbitos sociales que empezarán a limitarse. El deporte amateur en el que pueda haber contacto, entre otras cosas, quedará prohibido. Es decir, ninguna actividad como el baloncesto, el fútbol, el rugby o artes marciales podrá seguir practicándose dentro o fuera de los gimnasios (estos espacios seguirán abiertos al público siempre que se respeten las normas). Los runners, en cambio, podrán seguir saliendo a correr sin usar la mascarilla. Otros deportes en los que se respeta más la distancia personal, como el tenis, no estarán sometidos a las restricciones.
Los locales nocturnos, como las discotecas, seguirán estando cerrados. Además, quedará prohibido celebrar cumpleaños u otras fiestas en locales públicos. Las reglas para las ceremonias religiosas se mantienen como hasta ahora, con un límite vinculado a la capacidad del espacio y a la posibilidad de mantener la distancia social. Sin embargo, para los banquetes de boda o bautizos el límite del aforo será solo de 30 invitados. El Ejecutivo reconoce que el número de personas que participen en las reuniones en los hogares privados no podrá controlarse. “No mandaremos a la policía a hacerlo”, señaló Conte. Pero el Gobierno recomienda fuertemente que no sea superior a seis.
El Ejecutivo se ha marcado como prioridad la protección del normal funcionamiento de las escuelas, que hasta el momento, y a diferencia de otros países como Francia, han registrado una tasa baja de contagios. Para mantener esos números, el Gobierno también ha prohibido las excursiones de los colegios, visitas guiadas o cualquier tipo de ruta didáctica. “Las dejaremos para tiempos mejores”, explicó. A los estadios deportivos sí podrá seguir asistiendo el 15% del aforo normal. El número máximo de espectadores en recintos cerrados, sin embargo, no podrá ser superior a 1.000 personas y a 200 para los polideportivos.
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