Corea del Norte ha lanzado este martes su segundo misil en apenas seis días hacia el mar de Japón, según las autoridades militares surcoreanas y japonesas. Los servicios de espionaje surcoreanos estiman que se trata de un proyectil “más avanzado” que el del pasado miércoles.
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur cree que el proyectil lanzado este martes es un misil balístico y que fue disparado desde la provincia septentrional de Jagang en torno a las 7.27 de la mañana (23.27 del lunes en la España peninsular) en dirección al mar del Este (como se conoce el mar de Japón en las dos Coreas). Calcula el rango de vuelo del misil en más de 700 kilómetros, con una altura máxima de unos 60 kilómetros, y una velocidad máxima hasta 10 veces más rápida que la del sonido (Mach 10).
Este nuevo alarde de poderío militar de Pyongyang reafirma el mensaje enviado en Año Nuevo por el líder norcoreano, Kim Jong-un, en el que prometió “impulsar las capacidades de defensa del país” para “contrarrestar la inestable situación internacional”.
Seúl y Tokio no han tardado en condenar el lanzamiento como una clara violación de las resoluciones aprobadas desde 2006 por el Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíben a Pyongyang desarrollar y utilizar misiles balísticos, además de adquirir la tecnología necesaria para ello.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, ha mostrado su preocupación por que Corea del Norte efectúe estos ensayos en un momento en el que la región necesita “estabilidad”. A Seúl le preocupa la frecuencia de las mismas y que se produzcan a tres semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín y a menos de dos meses de las elecciones generales surcoreanas. También ha solicitado al Gobierno elaborar una serie de medidas para prevenir futuras tensiones en las relaciones con el vecino del Norte.
El lanzamiento de este martes se produce un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU celebrase una reunión a puerta cerrada para debatir la prueba balística norcoreana de la semana pasada. El encuentro vino precedido de un comunicado de Estados Unidos, secundado por Francia, el Reino Unido, Irlanda, Albania y Japón, en el que se tachó el ensayo de “amenaza significativa a la estabilidad regional” y se instó a Pyongyang a dialogar. La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, hizo hincapié en que el lanzamiento “muestra la determinación de Corea del Norte para expandir sus capacidades militares ilegalmente”.
El pasado jueves, Corea del Norte comunicó a través de la agencia estatal de noticias KCNA que había disparado en la víspera un nuevo misil hipersónico que recorrió unos 700 kilómetros e hizo una maniobra de viraje de 120 kilómetros. El Ministerio de Defensa surcoreano, sin embargo, calificó de “exageradas” esas afirmaciones y aseguró que, aunque el proyectil mostró algunas características de un misil hipersónico, no puede calificarse técnicamente como tal. Seúl dudó, además, de que el régimen norcoreano haya adquirido la tecnología necesaria para trasportar armas hipersónicas.
Además, el pasado septiembre, Pyongyang lanzó su primer misil hipersónico, el Hwsong-8. Según precisó entonces la KCNA, era “uno de los cinco nuevos sistemas de armamento más importantes” incluidos en el plan quinquenal, que dirigirá la economía del país hasta 2025. Además del lanzamiento del Hwsong-8, Corea del Norte realizó en 2021 otros siete ensayos militares que generaron atención en Occidente, entre los que se incluyeron maniobras con misiles de crucero de largo alcance, con un proyectil disparado desde un tren y desde un submarino.
A pesar de que el régimen norcoreano está desarrollando proyectiles capaces de trazar trayectorias irregulares, que dificultan la labor de los radares y suponen un reto para los escudos antimisiles, el Estado Mayor Conjunto ha comunicado que el Ejército surcoreano puede “detectarlos e interceptarlos”.
Los esfuerzos de Moon Jae-in por firmar una declaración que ponga fin a la Guerra de Corea (1950-1953) ―que concluyó con la firma de un armisticio en lugar de un tratado de paz― parecen no resonar al otro lado del Paralelo 38, al tiempo que Kim Jong-un ha rechazado las invitaciones de la Administración estadounidense de Joe Biden para tratar de reactivar las negociaciones sobre desnuclearización, estancadas desde la fracasada cumbre de Hanói de 2019.
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