El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha asegurado que no ve razones para mantener la moratoria autoimpuesta por Pyonyang sobre pruebas nucleares y de misiles de largo alcance para favorecer el diálogo con EE UU, y ha amenazado con desplegar pronto una “nueva arma estratégica” y desarrollar una “acción traumática”, aunque no ha cerrado la puerta a retomar las conversaciones. En su discurso para concluir la quinta reunión plenaria del actual Comité Central del Partido de los Trabajadores, el mandatario norcoreano aseguró que no ve razón para preservar la medida activada por el país en 2018 sobre este tipo de pruebas de armas de destrucción masiva, ante lo que considera una falta de propuestas por parte de Washington. “No tenemos motivos para continuar ligados unilateralmente a este compromiso”, ha dicho Kim, cuyas palabras, pronunciadas en la cuarta y última sesión del plenario celebrada el martes y reproducidas este miércoles por la agencia estatal KCNA, suponen un importante revés para las atascadas negociaciones sobre desnuclearización, un diálogo que incluyó momentos históricos como los primeros pasos de un dirigente estadounidense en suelo norcoreano.
Mientras los jóvenes norcoreanos abrían la semana bailando en las calles para conmemorar el octavo aniversario del nombramiento de Kim Jong-un como su “líder supremo”, el Comité Central del Partido de los Trabajadores celebraba su quinta reunión plenaria. Desde el estrado, con un atuendo blanco que contrastaba con el gris de sus camaradas y el rojo de la escenografía, Kim clausuró ayer martes el evento. En su discurso proclamó que Corea del Norte debe “perseguir de manera más activa el proyecto de desarrollar armas estratégicas, […] el mundo será testigo de una nueva arma que poseeremos pronto”.
“Bajo las condiciones actuales”, añadió Kim, “ya no hay fundamento para mantener durante más tiempo este compromiso unilateral”, en referencia a la moratoria sobre cualquier ensayo de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y armamento nuclear. Esto constituye la única línea roja marcada por el líder estadounidense, Donald Trump, quien en un encuentro con la prensa horas más tarde se ha mostrado optimista. “Sé que está mandando ciertos mensajes sobre regalos de Navidad, y espero que se refiera a un bonito jarrón, eso es lo que quiero”, bromeaba el presidente desde su residencia de Mar-a Lago, en Florida. “Haremos lo que tengamos que hacer, pero él firmó un contrato, un acuerdo en el que hablaba de desnuclearización […] Creo que es un hombre de palabra, pronto lo descubriremos”.
Con sus declaraciones, Trump hacía referencia al acuerdo alcanzado durante su primer encuentro, celebrado en Singapur en junio de 2018, por el que Corea del Norte se comprometía a “avanzar” en el desmantelamiento de su programa nuclear a cambio de garantías de seguridad por parte de Estados Unidos. Las negociaciones encallaron poco después, en la fallida reunión de Hanoi en febrero de 2019.
Ambos mandatarios abandonaron la capital vietnamita frustrados ante la enorme distancia que separaba sus aspiraciones con respecto al calado de los compromisos de Pyonyang y el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por Washington. La tercera y última cumbre hasta la fecha, en esta ocasión a nivel ministerial y celebrada en Estocolmo en octubre, tampoco logró desbloquear la situación. El equipo negociador norcoreano acusó entonces a su contraparte americana de fracasar a la hora de presentar una nueva propuesta.
De hecho, en las últimas semanas han sido varios los dirigentes norcoreanos que han advertido de la impaciencia del régimen con el estancamiento de las negociaciones. A principios de diciembre, su embajador ante la ONU, Kim Song, advirtió que su país retiraba la desnuclearización de la agenda de negociaciones con Estados Unidos y de que no necesita pormenorizadas conversaciones con Washington. Poco después, el viceministro de Asuntos Exteriores norcoreano, Ri Thae Song, afirmaba que cualquier posible anuncio de Washington sobre el relanzamiento de las conversaciones solo sería “una triquiñuela tonta” que utilizar durante la campaña electoral. Y para corroborar el cambio de tono en las conversaciones, el régimen realizó recientemente dos pruebas de lo que se cree son nuevos motores para misiles balísticos intercontinentales.
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