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Corea del Norte presenta su mayor misil intercontinental


Corea del Norte ha celebrado este sábado un desfile militar fuera de lo común. Insólito por las horas en las que se ha celebrado, al comienzo de la madrugada. Por la cantidad de nuevo armamento que ha presentado, incluida la esperada “nueva arma estratégica” que había prometido Kim Jong Un, un nuevo misil intercontinental de grandes dimensiones. Y por las lágrimas que ha vertido el líder norcoreano, emocionado, durante un discurso en el que ha aludido a la dureza de la situación económica en un año en el que, al efecto de las sanciones internacionales, se ha sumado la pandemia de coronavirus, inundaciones y tifones.

El desfile, el primero en dos años, conmemoraba el 75 aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, una fecha especialmente importante en el calendario político del país. A diferencia de otros años, y debido a las medidas de protección contra la covid, no había invitados extranjeros. El público, a juzgar por las imágenes retransmitidas en diferido por la televisión norcoreana, era más reducido que en otras ediciones; nadie llevaba mascarilla ni se guardaba distancia de seguridad, en una muestra de la confianza del régimen en haber esquivado definitivamente el coronavirus. Oficialmente, Corea del Norte no ha tenido un solo caso de infección, algo que Kim enfatizó en su mensaje.

El líder norcoreano, ataviado con un traje occidental gris y corbata a juego, se dio el baño de masas y aclamaciones que son estos desfiles en Corea del Norte. Gritos enardecidos de “¡Manse! ¡Manse!” (“larga vida”), del público y los soldados, le recibieron a su llegada a la tribuna sobre la plaza Kim Il Sung, especialmente iluminada para la ocasión.

Si en otros desfiles el mensaje había sido más beligerante -hace cinco años se declaró “preparado para una guerra”-, esta vez Kim mostró una faceta más humana. Se conmovió visiblemente al dar las gracias a los soldados por sus sacrificios de este año, en el que han tenido que reconstruir a toda velocidad las localidades destruidas por las aguas y aplicar las medidas de prevención contra la covid, entre ellas un drástico cierre de fronteras. A la población le pidió disculpas por no haber podido ofrecer un mejor nivel de vida este año, en el que se cerraba el ciclo del plan quinquenal con el que terminó de consagrarse como líder supremo. Kim acaba de ordenar una campaña de trabajo intensivo de 80 días, para intentar cumplir los objetivos de ese plan antes de que termine el año.

Tuvo también buenas palabras para Corea del Sur, a la que deseó una pronta recuperación de la pandemia y expresó el anhelo de “volver a juntar las manos” en un futuro próximo. Una calidez hacia el vecino del sur que no se le escuchaba desde su última reunión con el presidente Moon Jae-in, en septiembre de 2018.

En alusión al programa nuclear y balístico en el centro de las negociaciones de desarme con Estados Unidos -estancadas desde hace un año y medio-, Kim aseguró que “nunca usaremos primero (ese armamento). Pero si una fuerza intenta atacarnos, responderemos con todo nuestro poderío”.

Un poderío del que hizo gala el desfile, comenzado al terminar el discurso. Las imágenes retransmitidas por la televisión norcoreana mostraron, entre otras novedades militares, lo que parece ser un gigantesco misil intercontinental (ICBM), de mayor tamaño que el que exhibió en ocasiones anteriores y que probó con éxito en octubre de 2017. Aquel estaba transportado por un vehículo lanzadera (TEL, por sus siglas en inglés) de nueve ejes de ruedas para sostener su peso. El exhibido esta noche, y que cerró el acto nocturno, necesita un vehículo de 11 ejes. “Es tan grande que casi parece que estuviera diseñado para demostrar que Corea del Norte puede lanzar múltiples cabezas con un solo misil…” tuiteaba Markus Garlauskas, antiguo especialista para ese país en los servicios de inteligencia estadounidenses.

Aunque algunos expertos habían apuntado esa posibilidad, el nuevo ICBM no parece estar alimentado por combustible sólido, una de las prioridades del programa militar norcoreano. Ese tipo de fuel permite un almacenamiento más estable y una preparación para su despliegue más rápida, lo que restaría tiempo de respuesta al enemigo en caso de llegar a utilizarse.

Sí apunta a progresos para lograr ese objetivo la otra novedad de la noche, el misil Pukguksong-4A. Este cohete parece ser una versión tierra-tierra del Pukguksong-3 de lanzamiento submarino que Corea del Norte probó en octubre del año pasado desde una plataforma fija sumergida. Las fuerzas norcoreanas también presentaron nuevos blindados, equipamiento antitanque y de radares, y tanques que hasta ahora no se habían visto en público.

El evento llegaba tres semanas antes de las elecciones de Estados Unidos, pero, a diferencia de otros años, Kim no se refirió en ningún momento al país que considera su enemigo existencial. Aunque lanzó un mensaje para el futuro: “Comparado con el desfile celebrado en esta plaza (…) hace solo cinco años, la modernización de nuestras fuerzas militares ha mejorado notablemente. Cualquiera puede adivinar fácilmente la velocidad de este desarrollo”.


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