Corea del Sur acude este miércoles a las urnas para elegir a su próximo presidente con la nariz tapada, tras una campaña electoral plagada de polémica, insultos y de acusaciones de corrupción y abuso de poder contra los dos principales candidatos, que acaparan según las encuestas el 90% de la intención de voto. El ganador marcará el rumbo de la política de la cuarta economía de Asia hacia Estados Unidos y hacia una Corea del Norte que reactiva sus pruebas de misiles, después de que en los últimos cinco años el jefe de Estado actual, el progresista Moon Jae-in, centrara la estrategia exterior del país en tender lazos con Pyongyang.
Cerca de 44 millones de personas están llamadas a decidir el ganador de una lista de candidatos que encabezan el conservador Yoon Suk-yeol, de 61 años y del Partido del Poder para el Pueblo (PPP) y el progresista Lee Jae-myung, de 57 años y del Partido Democrático (PD) actualmente en el gobierno. Los sondeos les consideraban en empate técnico, con distancias entre ellos inferiores al margen de error de las consultas, en un testimonio de la marcada división política, cada vez más profunda en los últimos años, que vive la sociedad surcoreana. Aproximadamente un 37% de los votantes ya habían emitido su sufragio por correo antes de esta jornada electoral, en un país que vive una fuerte ola de contagios por la variante ómicron de la covid, con 200.000 nuevas infecciones diarias.
Ambos candidatos han optado por el voto previo a distancia. Cada uno -y sus esposas-arrastran sus propios escándalos. Lee, un antiguo niño obrero que superó las dificultades para estudiar Derecho y llegar a gobernador de la provincia de Gyeonggi, la más poblada del país, se ha visto salpicado por una polémica operación inmobiliaria, en cuya investigación se han suicidado dos testigos clave. Su esposa, Kim Hye-kyung, es sospechosa de apropiación indebida de fondos públicos.
La esposa de Yoon, por su parte, ha sido acusada de malversación y de haber falseado su currículo para conseguir puestos en la Universidad. Ha debido disculparse después de haber declarado que las denunciantes del movimiento #MeToo en Corea del Sur han hablado porque “los hombres no las han pagado”. El propio Yoon, antiguo fiscal general asegura que si llega a la Casa Azul -la sede de la presidencia surcoreana- abolirá por considerar innecesario el Ministerio de Igualdad, en un país donde la brecha salarial entre hombres y mujeres es el mayor de la OCDE (ellos cobran un tercio más de media). Yoon, el hombre que llevó a la cárcel a la predecesora de Moon, Park Geun-hye, por un grotesco escándalo de corrupción que costó el puesto a la expresidenta en 2016 y en el que salió a la luz la relación de la antigua dirigente con el chamanismo, también ha sido criticado a su vez por aparentes vínculos con esas creencias. Ambos candidatos han intercambiado insultos a lo largo de la campaña y durante los debates sucesivos debates.
Los sondeos indican que para los surcoreanos, los asuntos de mayor preocupación en estas elecciones son los altos precios de la vivienda, el paro juvenil y la desigualdad social. Lee, que quiere convertir la economía surcoreana en la quinta del mundo (actualmente es la décima), propone, entre otras cosas, un ingreso universal mínimo y medidas como la inversión en transformación digital para crear dos millones de nuevos empleos. Yoon ha prometido investigar presuntas irregularidades durante el mandato del actual presidente Moon.
En el terreno de la política exterior, ambos ofrecen posturas completamente distintas sobre cómo gestionar la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos, o la relación con una Corea del Norte que vuelve a efectuar frecuentes pruebas de misiles. Lee, heredero de la política de Moon de aproximación a Pyongyang, apoya el levantamiento condicional de sanciones al vecino del Norte si el régimen de Kim Jong Un da pasos hacia la desnuclearización. También aboga por no entablar una alianza militar con Japón y Estados Unidos, y rechaza ampliar el sistema antimisiles THAAD, de fabricación estadounidense, cuyo despliegue en suelo surcoreano desencadenó un boicot chino contra los productos de ese país en 2016. Pekín considera ese sistema una amenaza contra su seguridad.
Yoon, por contra, es partidario de una mayor colaboración militar con Tokio y Washington, y se ha declarado dispuesto a un ataque preventivo contra las instalaciones norcoreanas si lo considera necesario.
La jornada electoral surcoreana comenzó a las 06.00 horas locales (22.00 del martes, hora peninsular española) . Las urnas cerrarán a las 18.00 (10.00 hora peninsular española) para el público general, pero permanecerán abiertas noventa minutos más para que puedan acudir a votar los contagiados de covid. Los resultados de las encuestas a pie de urna se darán a conocer a las 19.30 (11.30 en España), aunque los expertos piden cautela sobre los resultados que arrojen, dado lo ajustado de la intención de voto y que esos sondeos no tienen en cuenta el voto por correo.
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