La Corte Suprema de EEUU evitó el martes pronunciarse sobre el aborto al responder a una consulta sobre una ley de Indiana que prohíbe esta práctica por razones de sexo, raza o discapacidad, aunque sí falló sobre la disposición de los restos fetales.
En momentos en los que en el país se ha reabierto el debate sobre el derecho a interrumpir el embarazo, la Corte Suprema decidió acerca de dos asuntos relacionados con una decisión de la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito sobre una ley del estado de Indiana aprobada en marzo de 2016 por el entonces gobernador y hoy vicepresidente estadounidense, Mike Pence.
El alto tribunal consideró que “un estado tiene un interés legítimo en la eliminación adecuada de restos fetales”, con lo que revirtió la determinación de la corte en torno a este tema.
Al avalar este asunto, se permitirá que, como establece la ley, los centros hospitalarios decidan la cremación o entierro de los restos fetales.
Al abordar la segunda la consulta, en la que planteaba si Indiana puede prohibir los abortos selectivos por razones de sexo, raza y discapacidad, la Corte declinó pronunciarse.
“Seguimos nuestra práctica habitual de rechazar peticiones en la medida en que plantean cuestiones legales que no han sido consideradas por tribunales de apelaciones adicionales”, esgrimió la Corte Suprema.
Al reaccionar a la sentencia, Pence, quien ha expresado su rechazo al aborto, indicó en Twitter que como gobernador de Indiana le enorgulleció firmar una ley que requería que los restos fetales sean “tratados con dignidad y respeto”.
“La decisión de hoy de la Corte Suprema fue una victoria de la vida”, resaltó.
Pence se refirió además a las consideraciones de uno de los jueces, quien indicó que el Supremo ha sido celoso a la hora de prohibir la discriminación basada en el sexo, la raza y la discapacidad, y se declaró “esperanzado” en que esa instancia reconozca “las mismas protecciones para los no nacidos cuando se pronuncien sobre futuras apelaciones de la legislación provida”.
La decisión de la Corte Suprema se produce tras la aprobación de una ley estatal en Alabama que prohíbe el aborto en prácticamente todos los casos, sin contemplar excepciones para la violación o el incesto, y que amenaza con la cadena perpetua a los médicos que los practiquen.
Esa medida se suma a admitidas recientemente en Kentucky, Misisipi, Ohio y Georgia, que prohíben el aborto una vez que se detecta el latido del corazón del feto.
Aunque ninguna de estas medidas ha entrado en vigor y algunas están paralizadas por demandas en los tribunales, los activistas temen que, si esos casos llegan al Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, la corte pueda erosionar la decisión con la que legalizó el aborto hace 45 años en EEUU, llamada “Roe versus Wade”.
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