Los indios americanos, lo mismo que otros grupos de nómadas, tenían en sus tres tribus de la confederación tres bandos de los cuales cada uno tenía un cabecilla que se elegía por su capacidad de liderazgo y que además contaba con un gran patrimonio que distribuía en base al bien público. Cada tribu lo elegía por consenso. Vamos pues a conocer más cosas de los indios americanos.
¿Qué estatus tenía a mujer?
El romanticismo no faltaba en la vida sexual de los nativos norteamericanos, aunque como en muchas sociedades, había una doble moral. A modo de curiosidad, la pena por matar a una mujer era doble que por matar a un hombre, reconociéndose la sensible pérdida de una larga línea de descendencia.
El matrimonio
Había mucha diversidad sobre las costumbres matrimoniales. Lo fundamental era contar con el consentimiento de los padres de la novia y presentar los regalos. Cuando se rompía el matrimonio, la esposa solía volver por lo general con sus padres y los hijos se quedaban con ella. Tanto él como ella podían volver a casarse si lo querían.
Los niños
Los indios norteamericanos tenían un gran amor por sus hijos y les daban mucho afecto y cuidados.
El nombre
Cuando nacían o al cabo de pocos días, al niño se le daba un nombre que le otorgaban los abuelos. Este nombre se abandonaba por otro, que tenía un significado más importante cuando iban creciendo.
Entre los Hopo por ejemplo, lo normal era ofrecer el niño al Sol cuando contaba con unos veinte días de edad, se hacía por lo general con una gran ceremonia y en ese momento es cuando se le daba el nombre.
Debemos saber que no había apellidos y que cuando se llegaba a la adolescencia o edad adulta, era normal que varones y mujeres cambiaran sus nombres, después de recuperarse de enfermedades graves o cuando moría un familiar muy querido.
El amuleto de ombligo
Una de las costumbres que más se producían en las tribus de los bosques, las grandes llanuras y la meseta era la de guardar el cordón umbilical, que se usaba como amuleto después.
En el momento en que estaba totalmente seco, se enrollaba y era envuelto con salvia o hierbas aromáticas. Todo ello se guardaba en una cajita de piel de ante y con abalorios. Este amuleto, pasaba a unirse al exterior de la cuna, guardándose mientras vivía el propietario.
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