Covid-19mx: Carta de navegación (Artículo)

“La epidemia será un monstruo de mil cabezas conforme avance, que algunas ciudades o regiones lo harán más de prisa que otras”, escribe Mauricio Rodríguez Álvarez.

Por Mauricio Rodríguez Álvarez *

Queda claro que una guerra se compone de múltiples batallas y el vencedor será quien gane el mayor número de ellas. Llevamos tres meses viendo la evolución de la pandemia de Covid-19 en México y el mundo. Hemos seguido con mayor o menor detalle cada etapa de las epidemias de muchos países, unas veces envidiándolas, otras imitándolas y algunas más evitándolas. Aunque suene a Perogrullo, en México ocurre nuestra epidemia y no la de otro país, por eso mismo los planes y acciones en Salud, se han planeado acorde a la realidad nacional nada más. No existe un sextante para usar en la pandemia, aunque deberíamos tener una ruta de viaje preparada para ajustarla ante la tormenta.

En las expediciones marítimas de otros años el grito ¡Tierra a la vista! era sinónimo de salvación, sin importar de a dónde se llegaba. El anuncio de esperanza era contagiado rápidamente a todas las naves de la expedición, y en poco tiempo celebraban juntos los tripulantes en tierra firme.

Muchas de las decisiones tomadas en lo que va de la epidemia -incluso desde antes de que llegara a México el nuevo coronavirus- se han sustentado en datos reales de la situación existente y en función de estimaciones y predicciones echas con modelos matemáticos. Este tipo de herramientas idealmente sirven para evaluar estrategias, proyectar escenarios e implementar acciones. Este análisis fue particularmente útil en la primera etapa de la epidemia. Los modelajes se pueden realizar con números reales o con supuestos inferidos por lo visto en otras situaciones; la metodología y los criterios utilizados para analizar la información son cruciales, sobre todo si en función de ellos se tomarán decisiones importantes como puede ser reiniciar las actividades económicas y sociales en una ciudad o región.

Los modelos pueden ayudarnos a proyectar los casos nuevos que habrá de la enfermedad (incidencia), la ocupación de las camas hospitalarias regulares o de cuidados intensivos (prevalencia) o las defunciones. En función de cada una de esas proyecciones se pueden y deben ir tomando decisiones que las prevengan o cuando menos las mitiguen.

Los modelajes publicados por las autoridades en los últimos días, construidos a partir de números proyectados en diversas ciudades del país permiten ver que la epidemia será un monstruo de mil cabezas conforme avance, que algunas ciudades o regiones lo harán más de prisa que otras y que cuando en algunos sitios aún no haya comenzado la etapa crítica de la epidemia en otros habrá pasado la tormenta. En esta etapa será crucial saber con certeza dónde están los enfermos y sus contactos, y cuanto antes tener idea de quiénes pudieran ya estar protegidos a través de la medición de anticuerpos en todos los grupos de edad, regiones y tipos de población, y usar esa información para modelar las siguientes acciones, especialmente para evitar que la enfermedad entre a las zonas rurales más remotas. Al prevenir o retrasar los contagios en las comunidades más alejadas de los servicios de salud también habría oportunidad de redistribuir y movilizar recursos materiales, equipos y personal médico y de laboratorio de las ciudades donde ya no se requiera a otros sitios dependiendo de las necesidades locales. El regreso a la ‘normalidad’ será un complicado rompecabezas que deberá ser armado por quienes supuestamente mejor conocen cada sitio (el estado, la región, la ciudad, la alcaldía, la jurisdicción), y al completarlo habrá que estar listos para nuevas sorpresas.

Modelos van, modelos vienen. Unos expertos dicen que el número máximo de casos nuevos (en general) será en la tercera semana de mayo, otros que saldremos de la emergencia hasta septiembre, unos más que la primera quincena de junio comenzará a bajar el número de defunciones pero los hospitales seguirán saturados, en fin. Al parecer, el interés principal de los modelos oficiales está en la ocupación de las camas hospitalarias, en particular las de cuidados intensivos, que son el último recurso para la atención de los enfermos graves y en función de su disponibilidad se irá proyectando la reactivación de las actividades económicas y sociales. Aún así, los modelos y proyecciones son imágenes que se construyen como constelaciones para comprender y orientar la navegación; por más que se quiera no son bolas de cristal para predecir el futuro. Esperemos que la batalla de los modelos se complemente críticamente con las lecturas diarias de números bien sustentados, y que todo eso sirva para ajustar las acciones pensando siempre que la vida y la salud son el bien más preciado.

En esta ocasión el ¡Tierra a la vista! de la vanguardia no será uno solo para todos. Cada región o ciudad tendrá que surcar el temporal a su propio ritmo, viendo los faros a la distancia, usando con inteligencia los instrumentos de la vigilancia epidemiológica y escuchando las voces de sus expertos clínicos locales. Largas noches nos aguardan. Que la ciencia objetiva y transparente permita los ajustes en el viaje mientras el deseo de encontrarnos en la otra orilla nos mantiene unidos.

*El autor es médico. (@maurodriguez)




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