La crisis diplomática que enfrenta a Francia con Estados Unidos y Australia por la renuncia de este país a un compromiso para adquirir submarinos franceses subió varios grados este viernes por la noche. El presidente Emmanuel Macron ordenó la retirada de los embajadores franceses en Washington y en la capital australiana, Canberra.
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“A petición del presidente de la República, he decidido la llamada inmediata a consultas en París de nuestros dos embajadores en Estados Unidos y Australia”, dice el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, en un comunicado. “Esta decisión excepcional se justifica por la gravedad excepcional de los anuncios efectuados el 15 de septiembre por los dos países”.
El 15 de septiembre, EE UU, Australia y Reino Unido anunciaron la creación del llamado Aukus, un partenariado militar para contrarrestar la pujanza de China en la región del Índico y el Pacífico. El acuerdo implica la renuncia del Gobierno australiano a la adquisición de submarinos de propulsión diésel fabricados por el conglomerado francés Naval Group, y su sustitución por submarinos estadounidenses de propulsión nuclear.
Las decisiones citadas, según Le Drian, “constituyen comportamientos inaceptables entre aliados y asociados, cuyas consecuencias afectan a la idea misma que nosotros tenemos de nuestras alianzas, nuestras asociaciones y de la importancia del Indo-Pacífico para Europa”.
Antes de la retirada de los embajadores, el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, intentó apaciguar los ánimos. “Francia”, declaró, “es un socio vital en este y otros tantos temas desde hace generaciones, y queremos usar todas las oportunidades para profundizar la cooperación transatlántica en el Indo-Pacífico y en todo el mundo”.
Según la agencia France Presse, es la primera vez en la historia que Francia adopta una decisión como esta ante ambos países. La relación con Washington ha sufrido altibajos a lo largo de los siglos. El más reciente, en 2003 por la negativa de Francia a apoyar la invasión estadounidense de Irak. Pero desde la independencia de EE UU, y con paréntesis ocasionales como el de la Francia colaboracionista durante la Segunda Guerra Mundial, han sido aliados constantes.
La llamada a consultas de los embajadores es una medida diplomática por la que un país expresa su descontento con otro. En febrero de 2019, Francia llamó a consultas a su embajador en Italia, socio en la Unión Europea, después de varias declaraciones y gestos hostiles a Macron por parte de miembros del Gobierno de entonces, compuesto por la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. En octubre de 2020, retiró al embajador en Turquía, socio en la OTAN, después de que las críticas e insultos de las autoridades de este país a Emmanuel Macron por sus medidas contra el islamismo radical.
París se ha tomado el acuerdo Aukus como un engaño y un insulto. Primero, por las consecuencias económicas que supone la pérdida de un contrato de miles de millones de euros. Segundo, porque, sea por mala fe de Washington y Canberra o por errores de información e imprevisión del Gobierno francés y su diplomacia, la decisión de EE UU y Australia tomó por sorpresa a Francia. El primer ministro australiano, Scott Morrison, ha negado este extremo y asegura que Macron estaba avisado. Y tercero, porque todo esto supone un hiriente ninguneo geopolítico, por parte de una alianza de países de habla inglesa, a un país dotado del arma atómica y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Francia se ve todavía potencia con aspiraciones globales y considera que el Índico y el Pacífico, donde tiene territorios como Nueva Caledonia y la Polinesia, pertenecen también a su área de influencia.
Le Drian declaró el jueves: “Es, para hablar claro, una puñalada por la espalda. Habíamos establecido con Australia una relación de confianza, hoy esta confianza ha sido traicionada.” Y añadió: “Lo que me preocupa en todo esto también es el comportamiento americano. Esta decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el señor [Donald] Trump”. El presidente Macron no se ha pronunciado aún directamente sobre la crisis.
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