Un estallido de violencia dejó este miércoles en la región boliviana de Cochabamba un joven muerto y decenas de heridos, la tercera víctima mortal en la convulsión que sufre Bolivia desde las pasadas elecciones.
Limbert Guzmán, de 20 años, se convirtió en el tercer “mártir” de los enfrentamientos que no cesan desde hace más de dos semanas en el país, entre quienes defienden la victoria electoral del presidente Evo Morales en los comicios del 20 de octubre contra los que exigen su renuncia por un supuesto fraude en el recuento de votos.
La jornada fue la más violenta desde que dos hombres murieron la semana pasada en choques entre afines y contrarios a Morales.
El joven había ingresado con muerte cerebral en un hospital de Cochabamba, en el centro del país, “y los esfuerzos fueron vanos” por salvarle la vida, señaló el parte médico.
Guzmán era uno de los 34 heridos en esta jornada en Cochabamba, que de acuerdo con el comandante general de la Policía Boliviana, Yuri Calderón, lo fueron en su mayoría por contusiones de palos y piedras.
“Víctima inocente de la violencia promovida por grupos políticos que alientan el odio racial entre hermanos bolivianos. Reitero mi llamado a la paz social para devolverle la tranquilidad a nuestro pueblo”, escribió el presidente Morales en Twitter.
La muerte del joven es el incidente más grave en la crisis que atraviesa Bolivia desde el fallecimiento la semana pasada de dos hombres por heridas de bala en enfrentamientos en la ciudad oriental de Montero.
Una de las imágenes de este día de disturbios en la región fue la de la alcaldesa de la ciudad de Vinto, la oficialista Patricia Arce, teñida de pintura rojiza por una turba que la arrastró varias millas por la calle tras incendiar la alcaldía.
Una muchedumbre incendió el edificio municipal de Vinto, una ciudad de algo más de 60,000 habitantes, antes de que sacara a la fuerza a la alcaldesa, del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), para vejarla cortándole el pelo al grito de “asesina”.
“Y si quieren matarme, que me maten”, exclamó ante las cámaras, rodeada por jóvenes que la sujetaban, con el rostro cubierto con mascarillas.
“No tengo miedo”, afirmó antes de ser rescatada por la Policía en una motocicleta.
Arce recibió en redes sociales la solidaridad del presidente, quien lamentó que fue “secuestrada y vejada cruelmente por expresar y defender sus ideales y los principios de los más pobres”.
Otras de las escenas de la jornada fue la llegada a La Paz del líder cívico Luis Fernando Camacho, que pretende entregar al presidente Morales una carta redactada para que renuncie.
El líder del Comité Pro Santa Cruz, en el oriente del país, tuvo que salir escoltado por la Policía hasta una avioneta militar de regreso a su tierra cuando el pasado martes hizo un primer intento de llevar la carta al presidente.
Esta vez un fuerte dispositivo policial evitó que los defensores del mandatario le cerraran el paso, al contrario de lo que pasó el martes, después de que el Gobierno boliviano le garantizara esta vez su seguridad.
“Ya estoy en casa”, sostuvo el líder cruceño en un mensaje en redes sociales, tras ser recibido por líderes opositores como los expresidentes Carlos Mesa (2003-2005) y Jorge Quiroga (2001-2002).
Este jueves se espera que Camacho entregue la misiva, como se comprometió ante los comités cívicos de todo el país que acusan a Evo Morales de haber ganado su cuarta reelección con un órgano electoral que falsificó a su favor el recuento de votos.
El Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) presentó en esta jornada un informe con pruebas para sustentar sus acusaciones de fraude.
Un minucioso reporte de 190 páginas elaborado por profesionales bolivianos en el país y el exterior, encabezados por el informático Edgar Villegas, quien tomó notoriedad desde hace días con sus investigaciones para probar la manipulación del voto.
“Sumas equivocadas en las actas, volteo de datos, actas donde el MAS obtiene más votación que los inscritos para votar, situaciones irregulares como capturas de actas a través de fotografías que se hacen cinco días antes del proceso electoral”, denunció el Conade.
Hubo cédulas de identidad duplicadas, el traslado de columnas de votación para el presidente al recuento para diputados y senadores, toda una “transcripción adulterada en el cómputo oficial”.
El informe será entregado a organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), que tiene en Bolivia a un equipo de especialistas trabajando en una auditoría electoral.
Precisamente este equipó expresó al final del día su “gran preocupación” ante “la abundante información falsa que circula en las redes sociales, incluida aquella que busca dañar la reputación de la auditoría”.
La misión condenó los actos de violencia e hizo un “llamado urgente a la calma” en Bolivia.