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Crisis, pandemia y desengaño: si vamos a repetir los locos años 20 de hace un siglo, ¿aún podemos enmendar sus errores?

El poder de convicción de Hollywood, rumores que con el paso de los años se tomaron por verdades absolutas y manipulaciones históricas con intereses políticos o lucrativos han hecho que muchos episodios de la trayectoria del ser humano hayan transcendido de forma distorsionada. La imaginación y la épica han maquillado la historia y nosotros nos hemos creído aquello que a lo largo de nuestra vida nos han enseñado los libros de texto, las obras de arte o el cine, sin ponerlo en duda. Hemos hablado con historiadores y especialistas que nos han ayudado a desmentir catorce de estas tergiversaciones.

No, Walt Disney no está congelado

Lo que nos han contado. Que Walt Disney (1901-1966, EE.UU), creador del ratón más famoso del mundo y de un imperio de entretenimiento infantil, lleva 52 años congelado cual lomo de merluza esperando que llegue el momento en que los avances científicos permitan devolverle a la vida.

Lo que realmente ocurrió. “La única verdad es que este hombre está hecho polvo literalmente. En 1966, Disney fue reducido a tres kilos de cenizas tres días después de su muerte por cáncer de pulmón”, asegura la especialista Nieves Concostrina en la sección Pretérito imperfecto, en La ventana, programa de La Ser. “Lo de la congelación fue una patraña desde el principio”, añade. ¿Por qué entonces seguimos creyendo que está criogenizado? El hecho de que su funeral fuera íntimo no ayudó a atajar los rumores. Muchos percibieron este funeral como un acto secreto en vez de como algo íntimo. La familia ni desmentía ni confirmaba. Simplemente dejó que el rumor sobre la congelación de Disney creciera para alimentar la leyenda. Pero uno de los grandes responsables de que hoy sigamos creyendo en la criogenización de Disney es Salvador Dalí. El pintor catalán, que se creyó la historia de principio a fin, dijo públicamente que él quería ser congelado como su amigo Walt Disney. Y el mundo dio por hecho que, efectivamente, el creador de Mickey Mouse descansaba en un congelador.

A pesar de que la mayoría cree que 52 años después de su muerte Walt Disney permanece congelado, la única verdad es que en 1966 fue incinerado. Getty

Carlos II ‘El Hechizado’ ni estaba hechizado ni tenía tantos defectos físicos

Lo que nos han contado. Carlos II (1661-1700), fruto de cuatro generaciones abrazando la endogamia, es presentado en las clases de historia, en los libros y allá donde se le nombra como el Rey Hechizado. Una forma amable de meterse con personalidad torpe, ¿Por qué? La historia asegura que su cuerpo y su mente eran débiles. El rey murió sin descendencia debido a problemas de salud que le provocaban impotencia.

Lo que realmente ocurrió. No hay ninguna certeza de que la degeneración de Carlos II fuera tal. Sin embargo, tras su fallecimiento la historia se encargó de maquillar su aspecto y atributos en pos de favorecer al monarca entrante, Felipe V de la casa de los Borbones. “Se utilizó la vapuleada imagen del monarca para enaltecer y legitimar al nuevo rey. La imagen de la degeneración de los Austrias pretendía reflejar la decadencia española del momento. Era una forma de denigrar a los últimos Austrias. Pero no existen pruebas de que Carlos fuera impotente, como se dice, ni de que tuviera problemas físicos derivados de la endogamia, como también se ha comentado”, explica José Carlos Rueda, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid.

Según los académicos alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildegans, Gauguin seccionó parte del lóbulo izquierdo de Van Gogh con una espada. En la imagen, Kirk Douglas interpreta al pintor en ‘El loco del pelo rojo’ (1958).

Van Gogh no se arrancó la oreja

Lo que nos han contado. La historia, repetida hasta la saciedad, asegura que en 1888 el pintor holandés Vincent Van Gogh, en un arrebato de locura tras discutir con su amigo, el también pintor Gauguin, se arrancó con una cuchilla de afeitar la oreja izquierda. Oreja que más tarde, envuelta en un trozo de tela, el autor de cuadros tan famosos como La noche estrellada entregó en mano a una prostituta llamada Raquel.

Lo que realmente ocurrió. La verdad supera una épica ficción que incluso dio nombre a un grupo español de música pop. Según declararon los académicos alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildegans en un reportaje de la BBC publicado en 2009, fue Gauguin quien, en plena disputa, le seccionó parte del lóbulo izquierdo con una espada. Para proteger a su (a pesar de todo) colega, Van Gogh contó a la policía la popular versión de la autolesión. Es decir, ni Van Gogh se quedó sin una oreja –solo perdió un trozo de lóbulo– ni fue él mismo quien se la corto debido a su inestabilidad mental.

La tumba de Tutankamón no la descubrió el niño aguador

Lo que nos han contado. En 1922, el arqueólogo Howard Carter –descubridor de la tumba de Tutankamón– contó durante una charla que dio en EE.UU. que el primer escalón de la tumba lo encontró un niño egipcio que llevaba agua a los trabajadores de la excavación. A partir de ese momento al niño se le empezó a conocer como el niño aguador.

Lo que realmente ocurrió. ¿Por qué inventó Carter a este niño? “Probablemente, para darle un toque romántico a la historia. Pero el descubridor no contaba con que se le acabaría yendo de las manos y que, a pesar de la falta de pruebas, tras su charla la noticia se tomaría como si fuera real. Hoy incluso el niño aguador aparece en libros académicos”, explica Nacho Ares, presentador del programa de radio Ser Historia. La familia Abd El Rassul, hijo de uno de los capataces egipcios que trabajaba para Carter, aprovechó el tirón de la leyenda del niño aguador asegurando que Rassul era ese niño. “Hay decenas de entrevistas de este hombre hablando del hallazgo y jamás contó nada del niño aguador ni mucho menos que fuera él. Sin embargo, cuando se murió sus hijos se inventaron que su padre era el niño aguador. Hoy tienen un restaurante en Luxor (Egipto), y está repleto de entrevistas de su padre donde solo se dice que fue el último testigo vivo del hallazgo”, afirma Ares.

Tras su fallecimiento, se utilizó la vapuleada imagen de Carlos II (en la imagen) para enaltecer y legitimar al nuevo rey, Felipe V de la casa de los Borbones.

Ni la ensaladilla rusa es rusa ni la tortilla francesa viene de Francia

Lo que nos han contado. La lógica, implacable, nos ha hecho creer que estos platos cuyo nombre hace referencia a ciertos puntos geográgicos del planeta provenían de dichos lugares. Tomábamos ensaladilla rusa creyendo que su origen estaba en la tierra de Sharapova, Irina Shayk y Leon Tolstoi, entre otros rusos ilustres; y pedíamos tortilla francesa con la convicción de que su historia iba ligada al país galo. La lógica nos decía que no podía ser de otra forma.

Lo que realmente es. Que la tortilla francesa tiene lo mismo de francesa que las crepes que compras ultra congeladas en el supermercado. El apellido francés viene del asedio de las tropas napoleónicas a la ciudad de Cádiz en 1810. La escasez de alimentos y de patatas con las que preparar la típica tortilla española provocó que los ciudadanos tuvieran que cocinar el huevo batido sin condimentos. Con el paso de los años siguió cocinándose esta tortilla a la que se llamaba “tortilla de cuando los franceses” en referencia a los asediadores galos. De ahí que hoy a esta tortilla se la llame tortilla francesa. Según el Institut Français, para los franceses la única tortilla autóctona es la que lleva queso. Con la ensaladilla rusa ocurre algo parecido. Es rusa por obra y gracia de la casualidad. Este plato lo creó en 1860 Lucien Olivier, un belga de origen francés afincado en Moscú. El chef elaboró por primera vez esta receta en Hermitage, el restaurante que regentaba en el centro de la ciudad rusa. El furor que causó la ensalada hizo que fuera conocida popularmente como ensalada rusa. En Rusia, sin embargo, se la llama ensalada Olivier.

Los restos de Santiago no reposan en Santiago de Compostela

Lo que nos han contado. Que el Apóstol Santiago El Mayor fue decapitado por orden del rey Herodes en Jerusalén, donde llevaba a cabo su labor de evangelización. Tras su muerte, Atanasio y Teodoro (sus discípulos) recogieron el cuerpo y lo llevaron en secreto en una barca a los lugares donde Santiago inició su predicación en el norte de España. Así sus huesos acabaron en Santiago, donde se construyó la catedral para recibir a los fieles que año tras año hacen el peregrinaje.

Lo que realmente ocurrió. El obispo Teodomiro por su cuenta y riesgo convirtió este lugar en el emporio religioso, turístico, económico y hotelero que conocemos hoy. ¿Cómo? “En el año 813 d.c. los musulmanes correteaban a sus anchas por España y a este obispo gallego no le hacía gracia. Para hacer frente a la fe musulmana, se fijó en Roma y en la que montaron en torno a la basílica de San Pedro, donde se encuentra la tumba del santo. Vio que hasta allí iban peregrinos y se coronaban los emperadores. Siguiendo este ejemplo buscó la tumba de algún apóstol popular en Hispania para lograr una peregrinación similar”, explica Nieves Concostrina en La ventana, programa de la Cadena Ser. Y aquí empieza el lío. “Teodomiro encontró un sepulcro con tres cuerpos dentro. Según él y solo según él, los de Santiago y sus dos discípulos. Emocionado, transmite su descubrimiento al rey Alfonso II El Casto y le pide que construya una iglesia sobre la tumba para animar a la gente a peregrinar. Y así, tras varias iglesias que fueron ampliándose y destruyéndose, acabó levantándose la actual Catedral de Santiago, que solo durante el pasado mes de julio recibió 50.868 turistas, y comenzó la leyenda del Camino de Santiago. “Los huesos que allí se encuentran se sabe que son falsos desde el mismo momento de su descubrimiento”, afirma categóricamente la periodista. Ya lo dijo Unamuno: “Todo hombre moderno dotado de espíritu crítico no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago El Mayor reposa en la catedral de Compostela”.

Aristarco ya lo avanzó en el siglo III a.c., pero la Teoría Heliocéntrica no fue tomada en serio hasta que la formuló Copérnico en el siglo XVI.

Si sabemos que la Tierra gira alrededor del Sol no es gracias a Copérnico

Lo que nos han contado. Que Nicolás Copérnico, tras un estudio exhaustivo del movimiento de los cuerpos terrestres, llegó a la conclusión de que la Tierra giraba sobre su eje y que esta y el resto de planetas giraban a su vez alrededor del Sol. Y no al contrario, como se creía hasta ese momento. Así formuló la Teoría Heliocéntrica echándose encima a la iglesia, fiel defensora de la teoría geocéntrica (esto es, que era el sol -y el resto de los planetas- el que giraba alrededor de la Tierra). La Inquisición llegó a censurar la teoría de Copérnico, ya que ponía en duda la omnipotencia de Dios, reafirmando la inmovilidad de la Tierra.

Lo que realmente ocurrió. Fue el astrónomo y matemático griego Aristarco de Samos el primero en percatarse de que nuestro planeta giraba alrededor del sol. Así lo explicó en el tratado De revolutionibus caelestibus mil años antes de que lo mencionara Copérnico. “Aristarto de Samos vivió en el siglo III antes de nuestra era. Fue él quien propuso el modelo heliocentrico que dieciocho siglos más tarde mencionó en su obra Copernico”, afirma el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid Javier Ordoñez. A pesar de que Aristarco ya lo avanzó en el siglo III a.c., la Teoría Heliocéntrica no fue tomada como una teoría consistente hasta que la formuló Copérnico en el siglo XVI.

No está claro que Cervantes fuera manco

Lo que nos han contado. Que el autor de El Quijote perdió la mano izquierda mientras combatía en la batalla de Lepanto, una de los enfrentamientos navales más sangrientas de la historia. La batalla tuvo lugar el 7 de octubre de 1571, en el golfo de Lepanto. Allí se enfrentaron turcos otomanos contra la coalición cristiana Liga Santa, integrada por el Papa, la República de Venecia y la monarquía de Felipe II.

Lo que realmente ocurrió. Una interpretación lingüistica erronea es la culpable de que Cervantes haya trascendido como el manco de Lepanto. En el siglo XVII se consideraba manco, no solo a quien había perdido la mano, si no a cualquiera que tuviera inutilizado un brazo parcial o totalmente. “No se sabe realmente si Cervantes perdió una mano. Es probable que solo perdiera un dedo o parte de ella debido a los disparos que recibió durante la batalla de Lepanto”, explica a ICON el historiador José Carlos Rueda Laffond.

España no es el país más antiguo de Europa

Lo que nos han contado. Que España es la nación más antigua de Europa. Esta afirmación se ha convertido en un mantra de algunos partidos políticos conservadores. “España goza de muy buena salud, es la nación más antigua de Europa”, dijo en marzo pasado Mariano Rajoy, cuando todavía era presidente del gobierno.

Lo que realmente es. “Rajoy sitúa el nacimiento del estado español en la época de los Reyes Católicos (finales del siglo XV y principios del XVI) y alimenta el mito de que en 1492, con Isabel y Fernando, el fin de la reconquista, la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América, se funda España. Parece como una maravillosa conjunción astral, pero es falsa. El matrimonio de Isabel y Fernando no supuso la fusión de dos reinos. Es más, hasta el siglo XIX las coronas de Aragón y Castilla tienen monedas diferentes”, asegura a ICON José Carlos Rueda, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid. Rueda afirma que en Europa es imposible empezar a hablar de naciones antes del siglo XIX. Las declaraciones que concedió José Álvarez Junco, catedrático de Historia del Pensamiento de la Universidad Complutense, a EL PAÍS coinciden con la teoría de Rueda: “Rajoy confunde los conceptos de nación y Estado y proyecta sus propios deseos en el pasado. Lo que define a una nación es un elemento subjetivo: grupos de individuos que creen compartir ciertos rasgos culturales y viven sobre un territorio al que consideran propio, mientras que los Estados modernos son estructuras político-administrativas que controlan un territorio y la población que lo habita”. Según José Carlos Rueda, de tener que señalar a alguna nación como la más antigua de Europa esta sería Francia. “Con mil salvedades, podemos considerar que Francia tiene una estructura estatal unificada más antigua que España (hasta finales del siglo XVII, Monarquía Hispánica). Lo mismo respecto a sus límites fronterizos. O respecto a su capitalidad (París), que existe como tal desde la Edad Media. La unidad lingüística es también históricamente muchísimo más intensa que en España”, señala el historiador.

Esta última afirmación es puesta en duda por algunos estudiosos, como uno de los mayores expertos franceses en la lengua, el francés Alain Reyel. En una entrevista de 2017 con el diario francés Le Monde, explicó: “Francia es un ámbito lingüístico que reúne a tres familias diferentes: la lengua oïl, que se convirtió en el francés general; el occitano, como el gascón; el bearnés y el provenzal. En Francia, el paso a lo que desde Dante se llama ‘lengua vulgar’ (no en el sentido peyorativo, sino como sinónimo de espontáneo y natural) sucedió muy tarde. Y en parte por eso Richelieu creó la Academia Francesa en el siglo XVII”. En otro momento de la entrevista, Reyel añade: “En los siglos XIX y XX, la escuela laica, pública y obligatoria desempleño un papel importante en el movimiento de unificación, que fue muy lento: antes de la Primera Guerra Mundial, más de la mitad de los habitantes de Francia no hablaban francés. Cuando estalló la guerra en 1914 la mitad de los soldados no entendían las órdenes de los oficiales. La Primera Guerra Mundial fue la escuela de lengua francesa más grande e importante, una escuela exclusivamente masculina, por cierto”.

“Tú también, Bruto, hijo mío”, es la frase que ha pasado a la historia por tratarse de las últimas palabras que se le adjudican a Julio César justo antes de morir. En la imagen, Marlon Brando interpretando a Marco Antonio y el cuerpo de Louis Calhern, que interpretaba a Julio César, en la película ‘Julio César’ (1953).

Julio César nunca dijo: “Tú también, Bruto, hijo mío”

Lo que nos han contado. El 15 de marzo del 44 antes de Cristo, un grupo de senadores, entre los que se encontraba Bruto (hijo de Servilia, amante de César, que siempre gozó de la protección y simpatía de Julio César), apuñalaron al dictador romano hasta llevarle a la muerte. Momentos antes de fallecer a causa de las graves heridas, Julio César, que no podía creer la traición de Bruto, pronunció una de las frases más célebres de la historia: “Tú también, Bruto, hijo mío”.

Lo que realmente ocurrió. Efectivamente, Julio César fue acuchillado varias veces en las escaleras del Senado romano. Sin embargo, nunca articuló la frase que el mundo se afana en adjudicarle. ¿Por qué entonces se cree que esto fue lo último que dijo antes de morir? Probablemente, el hecho de que Shakespeare la reprodujese en su obra Julio César (que data de 1599) ayudó a que el mundo lo considerara un hecho histórico verídico. Por su parte, Plutarco (que nació el 45 después de Cristo) asegura en su obra que César no dijo tal cosa. Según el filósofo griego, lo único que hizo el dictador antes de morir fue cubrirse la cabeza con la toga al descubrir a Bruto entre sus asesinos. “Al ver a Bruto con la espada desenvainada, se echó la ropa a la cabeza y se prestó a los golpes”, relata Plutarco en el tomo V de Vidas paralelas. La frase se ha convertido hoy en un símbolo que representa la traición máxima.

El velcro no lo inventó la NASA

Lo que nos han contado. Que este sistema de adherencia basado en una tira de pequeños ganchos de plástico y otra tira de fibras sintéticas que quedan unidas al juntarse y se despegan de un solo tirón lo inventó la NASA. El objetivo de la agencia del gobierno estadounidense responsable del programa espacial civil era salvar la falta de gravedad que hay en el espacio ofreciendo a los astronautas una forma sencilla y cómoda de ponerse y quitarse la equipación.

Lo que realmente ocurrió. El ingeniero suizo George de Mestral, que nada tenía que ver con la NASA, creó el velcro en 1948 tras pasar un día de caza en el campo. Durante su paseo por la naturaleza le llamó la atención cómo las semillas de las flores se adherían a su ropa. Al observarlas de cerca con microscopio descubrió que sus puntas eran diminutos ganchos, de ahí que fuera difícil despegarlas de la ropa. Maestral decidió inventar un sistema que replicara el comportamiento de estas semillas y creó las populares tiras adhesivas que hoy incluyen decenas de prendas, como casi todo el calzado infantil. En los años 60, la NASA decidió incorporarlo en el equipamiento de los astronautas y el sistema comenzó a popularizarse. El repentino uso masivo, tanto para fines domésticos como deportivos (los trajes de los pilotos de carreras y esquiadores lo incorporaron a sus uniformes), ayudó a que la creencia de que los ingenieros de la NASA eran los creadores del velcro tomara fuerza.

El rock, como casi todos los géneros musicales perdurables, lo inventaron los afroamericanos. No, no lo inventó Elvis Presley (en la imagen). Cordon

Elvis será el rey pero no creó el rock

Lo que nos han contado. El libros de texto, en enciclopedias, en charlas, en artículos de prensa… La frase se puede leer y escuchar en muchos foros: “Elvis Presley inventó el rock and roll”.

Lo que realmente ocurrió. “Es una teoría muy interesada esta de que Elvis inventó el rock, sobre todo en los años 50 y 60, cuando la industria del rock explotó y había mucho dinero en juego. Elvis era blanco, guapo, patriota, de clase humilde… O sea, el sueño americano hecho carne. Él era el único que podía convencer a los padres para que comprasen esa música del diablo a sus hijos, además de a las potentes emisoras de radio y televisión. Elvis era una marca blanca de algo muy satánico, como era el rock and roll. Pero no, el rock, como casi todos los géneros musicales perdurables, lo inventaron los afroamericanos. Músicos negros como Joe Turner y su Shake, Rattle and Roll, Lloyd Price con Lawdy Miss Clawdy, Fats Domino con The Fat Man o la gran Big Mama Thornton y su Hound Dog (que luego haría Elvis). Años más tarde llegarían Chuck Berry, Little Richards o Elvis. Lo que hizo Elvis, en 1954 con su That’s all right, fue popularizar el rock and roll y llevarlo a todos los rincones, que no es poco”, explica el crítico musical Carlos Marcos.

Los emperadores romanos no sentenciaban a muerte a los gladiadores bajando el dedo

Lo que nos han contado. Vimos a Joaquin Phoenix (en el papel del emperador Cómodo) ejecutar este gesto en la oscarizada Gladiator (Riddley Scott , 2000) y lo tomamos por verdad absoluta. Por su parte, los libros, los cuadros, el cine y la televisión se han encargado de alimentar la leyenda haciendo creer al espectador que cuando un emperador bajaba su dedo pulgar en el circo romano lo que estaba haciendo era sentenciar a muerte al gladiador que se encontraba en desventaja en la arena.

Lo que realmente ocurrió. Todo lo contrario a lo que el cine nos ha mostrado. Si el emperador alzaba su pulgar estaba instando al gladiador vencedor a matar al gladiador vencido. Cuando el emperador quería salvar la vida del gladiador introducía su dedo pulgar en el puño cerrado de la mano opuesta. “Creer que los emperadores sentenciaban a muerte bajando el dedo pulgar es un error que nos colaron vía Hollywood. Realmente la sentencia de muerte se daba cuando el emperador romano levantaba el pulgar hacia arriba”, explica a ICON la historiadora María F. Canet.

El cine se ha encargado de que creamos que cuando un emperador bajaba su dedo pulgar, como Joaquin Phoenix en esta imagen de ‘Gladiator’, estaba sentenciando a muerte al gladiador.

Los signos del zodiaco no son 12

Lo que nos han contado. Que los signos del zodiaco –las constelaciones zodiacales que la línea imaginaria que une nuestro planeta con el Sol va señalando a lo largo de un año– son doce. Y que a todos nosotros, en función del mes de nuestro nacimiento, nos corresponde uno que define nuestra personalidad e incluso nuestro destino.

Lo realmente es. Hace 3.000 años la civilización de Babilonia dividió el zodiaco en doce partes, adjudicando una constelación a cada una de ellas. Conscientes de que la división zodiacal no resultaba en doce partes exactas, la adaptaron para obtener un calendario práctico. Sabían que había una decimotercera constelación llamada Ofiuco y la excluyeron deliberadamente. En 2016, la Nasa echó cuentas y explicó que el eje de la Tierra ni siquiera apunta en la misma dirección que hace 3.000 años. Actualmente la línea imaginaria entre la Tierra y el Sol apunta a Virgo durante 45 días y sólo 7 a Escorpio. Es decir, si uno cumple años el 25 de marzo hasta ahora su signo zodiacal era Aries, pero los nuevos cálculos de la Nasa desvelan que hoy le correspondería ser Piscis.

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