Cantaba Marisol aquello de que “la vida es una tómbola” y tenía razón. Casualidades del destino, Look ha tenido la oportunidad de presenciar in situ una cena de Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez cuando ellos creían que nadie los estaba viendo. Una cena romántica, de pareja, de celebración.
El pasado viernes saltaba a última hora del día una noticia que Cristiano Ronaldo llevaba años esperando: el archivo por parte de una jueza norteamericana de la demanda interpuesta por Kathryn Mayorga por una supuesta violación ocurrida en Las Vegas. Después de muchas idas y venidas, de documentación conseguida de manera ilegal y de un verdadero quebradero de cabeza para el futbolista, la jueza ha solicitado el archivo de la causa al no encontrar pruebas concluyentes sobre los hechos narrados por la joven estadounidense. En la sentencia, el tribunal llega incluso a castigar a la abogada defensora por aportar una supuesta documentación conseguida de manera ilícita con el fin de “destruir y chantajear la reputación” del crack luso.
Ha sido en este marco de felicidad, descanso y hasta euforia, en el que Cristiano ha decidido convocar a su novia para una cena de dos. La pareja, que lleva varios días en Lisboa, acudió con uno de los coches deportivos del jugador desde su domicilio en la céntrica calle Castilho, hasta uno de los restaurantes de moda de la ciudad: el XXL by Olivier. El reputado chef, amigo personal de Ronaldo, tenia todo previsto para la llegada de los dos enamorados. Se trataba de una noche especial y el deportista no quería dejar ningún cabo suelto.
Langosta a la parrilla y mucho amor
Olivier es uno de los cocineros más famosos en Portugal. Cristiano es uno de sus clientes habituales y más especiales. Su restaurante SEEN es uno de los más espectaculares de la capital portuguesa, donde es habitual codearse con estrellas internacionales y nacionales. Quizá por ello, por el deseo de una noche más tranquila y alejada de los focos, en esta ocasión se decantaron por otro de sus locales, el XXL by Olivier, con un ambiente más discreto e íntimo. Según ha podido saber Look en exclusiva, la pareja fue agasajada por el famoso suflé de marisco para empezar, y como plato principal, langosta a la parrilla acompañada con verdura de la temporada, en sustitución de las patatas fritas y el arroz que se ofrecen en la carta. La actitud de ambos fue relajada y cariñosa. Al astro del balón se le vio muy entregado y muy pendiente de su amada durante toda la noche. Una noche para dos, sin amigos ni interferencias, en la que celebraron la victoria judicial y principalmente el amor.
Reencuentro con Dolores Aveiro
En esta corta estancia en Lisboa, Cristiano y Georgina tuvieron la oportunidad de comer con Dolores Aveiro y su compañero, Andrade, con quienes almorzaron en la terraza de la casa del futbolista. Según ha podido saber este medio, se trata del primer encuentro entre Georgina y su suegra desde la pérdida de uno de los bebés que esperaban, el pasado mes de abril. La relación entre las dos mujeres más importantes de la vida de CR7 sigue siendo cordial, pero “sin mucha química ni intimidad. Se respetan, son amables la una con la otra, pero no son uña y carne”.