El 1 de diciembre de 2020, el entonces fiscal general de Estados Unidos, William Barr, entró en el comedor anexo al Despacho Oval de la Casa Blanca y se encontró con un Donald Trump enojado. Acababa de leer las declaraciones en las que, ese mismo día, Barr señalaba que no había hallado ninguna irregularidad en las elecciones capaces de alterar el resultado, que daba la victoria a Joe Biden.
-¿Tú has dicho eso?, preguntó el presidente republicano.
-Sí , respondió Barr.
-¿Cómo coño has podido hacerme esto? ¿Por qué lo has dicho?
-Porque es verdad.
-Tú debes odiar a Trump, debes odiar a Trump…, espetó el aún presidente, hablando de sí mismo en tercera persona.
Para entonces, el jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, uno de las miembros más poderosos del partido, había estado rogando a Barr que diera un paso al frente y acallase los bulos de fraude electoral que el mandatario esparcía, pues convenía que los votantes tuviesen claro que Biden iba a ocupar la Casa Blanca y, como contrapeso, era necesario amarrar el control de la Cámara alta, que dependía de los dos escaños de Georgia aún por decidir. Pero ni McConnell ni otros republicanos podían enfadar a Trump mientras siguieran en juego esos dos puestos.
-Mira, necesitamos al presidente en Georgia, así que no podemos atacarlo frontalmente ahora mismo, pero tú estás en mejor posición para inyectar algo de realidad a esta situación. Eres de veras el único que puede hacerlo, dijo McConnell.
-Lo entiendo y lo haré en el momento apropiado -respondió Barr. Y ese momento llegó el 1 citado 1 de diciembre, cuando Trump leyó la entrevista que Barr había concedido a la agencia Associated Press.
Los diálogos, relatados por el propio William Barr al periodista Jonathan D. Karl, forman parte de Betrayal (Traición), un libro que el corresponsal jefe de la cadena ABC en Washington publicará el próximo noviembre y que cuenta las entretelas de esa última carrera desesperada del mandatario republicano por convencer de que le habían robado las elecciones. Sobre la misma temática versa Frankly, we did win this election: the inside story of how Trump lost (Francamente, nosotros ganamos estas elecciones. La historia privada de cómo Trump perdió), del reportero Michael C. Bender, de The Wall Street Journal, que sale a la venta el 13 de julio; igual que Landslide: The Final Days of the Trump Presidency (Por goleada, los últimos días de la presidencia de Trump), de Michael Wolff, para esa misma fecha.
Los tres títulos se enmarcan en una nueva oleada de libros que llegarán a las librerías entre este verano y el próximo otoño para dar cuenta del apoteosis final de una presidencia insólita, como I alone can fix it (Yo puedo arreglarlo solo), de los reporteros Carol Leoning y Philip Rucker, que sale una semana después. También el veterano Bob Woodward y Robert Costa están trabajando en uno conjunto; al igual que la periodista Maggie Haberman, de The New York Times; y de la revista New Yorker Susan Glasser, a cuatro manos con el periodista del Times Peter Baker, su esposo, entre otros muchos.
Genio y figura, Trump ha colaborado y concedido entrevistas a la mayor parte de autores (no es el caso de Woodward y Costa, después del enfado por el último libro del premio Pulitzer, Rabia), amante de los focos como es y consciente de la importancia de mantenerse en el candelero si de veras piensa proseguir su carrera política, ya que la expulsión de las redes sociales le ha borrado de primera línea. Aunque, también genio y figura, no ha tardado en arrepentirse al ver los primeros extractos de algunas de esas obras. Este viernes calificó de “total pérdida de tiempo” las reuniones mantenidas con los periodistas y calificó de “pura ficción” lo que ha trascendido hasta ahora.
El expresidente se ensañó especialmente con Michael C. Bender, el corresponsal de la Casa Blanca para The Wall Street Journal, al que calificó de “periodista de tercera”. La obra de Bender recoge momentos explosivos, como cuando durante una visita a Europa con motivo del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, Trump dijo supuestamente a su entonces jefe de gabinete, el general John Kelly: “Bueno, Hitler hizo muchas cosas buenas”. Kelly, que se quedó estupefacto, le estaba explicando cómo estaban formados los bandos en ese conflicto y explicándole los vínculos con la Segunda Guerra Mundial y las atrocidades del nazismo cuando el magnate neoyorquino se despachó con esa frase, que esta semana negó haber pronunciado.
Frankly, we did win this election también aborda las protestas y disturbios en las ciudades de Seattle y Portland el pasado verano, dentro de las movilizaciones contra el racismo que se produjeron en todo el país a raíz de la muerte del afroamericano George Floyd en un arresto policial. Según el libro, Trump pidió a sus altos mandos militares y de fuerza de de seguridad que fueran más violentos contra los manifestantes. “Denles palo”, “dispárenles”, llegó a decir en una reunión, según el trabajo de Bender. El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, y el fiscal Barr, allí presentes le replicaron, y entonces pidió: “bueno, entonces dispárenles a la pierna, o a un pie”.
La victoria de Donald Trump dio para una ristra de libros; su mandato, para otros tantos; pero solo lo ocurrido el último año ya podría llenar la Biblioteca del Congreso, lo que explica esta fiebre editorial. El trabajo de los periodistas de The Washington Post Yasmeen Abutaleb y Damian Paletta Nightmare Scenario: Inside the Trump Administration’s Response to the Pandemic That Changed History (Una escenario de pesadilla: dentro de la respuesta de la Administración de Trump a la pandemia que cambió la historia) revela, por ejemplo, que el republicano estuvo mucho más enfermo de lo que trascendió, porque en ese 2020 en el que ocurrió todo no faltó ni la enfermedad por covid-19 del mismo presidente.
Michael Wolff, autor del famoso Fuego y furia sobre la Casa Blanca, publicado en 2018, incluye en estos últimos días de presidencia las horas frenéticas del 6 de enero, cuando una turba de seguidores de Trump asaltó el capitolio con el fin de torpedear la confirmación de la victoria electoral de Biden. Tras su discurso cargando a la tropa, el presidente aseguró que no se refería a una rebelión en “sentido literal” y se mostró preocupado por la violencia que veía por televisión: “Esto es terrible. ¿Quién es esta gente? Esta no es nuestra gente, mira cómo van vestidos estos idiotas. Parecen demócratas”.
Los miembros de la Casa Blanca de Trump también se han puesto manos a la obra a contar su memoria de este tiempo imborrable. Desde su yerno y asesor, Jared Kushner, hasta su también asesora Kellyanne Conway, o el vicepresidente, Mike Pence, han llegado a acuerdos para publicar libros, no sin una buena polémica mediante para las editoriales que lo han negociado, como es el caso de Simon & Schuster con el número dos del exmandatario. El propio Donald Trump ha dicho que está “escribiendo como un loco” sobre sus cuatro años de mandato. Será, promete, “el libro de todos los libros”.
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