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Cuáles son las propiedades del sonido

Cuando hablamos del sonido todos sabemos a que nos referimos. Pero, ¿qué es exactamente el sonido? La comunidad científica expone dos definiciones. Por un lado, las ondas sonoras producidas por la compresión del aire y que estimulan el nervio auditivo de los seres vivos. Y, por otro lado, la sensación que experimentamos cuando los nervios auditivos reciben un determinado estímulo del exterior. La acústica es una rama de la física que estudia el sonido desde ambos puntos de vista, y estas son sus propiedades.

Amplitud (Intensidad)

El sonido se mueve atravesando el aire en forma de onda. La amplitud es como se denomina a la distancia que existe entre el punto más alto y el más bajo de una determinada onda. Por lo tanto, se trata de la intensidad, el «volumen» que permite que podamos oír el sonido.

Frecuencia (Altura)

Cuando se trata de medir la frecuencia de un sonido, la medida son los hercios. Describen el número de ondas por segundo que completan un ciclo. Se trata del tono altura que tiene el sonido, y es la forma de diferenciar un sonido agudo de otro grave. El oído humano sólo puede percibir frecuencias que se encuentran entre 20 Hertz y 20 kilohertz.

Timbre

Y, por último el timbre, una de las principales propiedades del sonido. Se conoce como tal a la diferencia que existe entre dos sonidos que tienen la misma frecuencia y amplitud. En el campo de los instrumentos musicales, cada uno tiene un determinado timbre, aunque se pueden tocar con la misma frecuencia y amplitud.

Curiosidades

Una vez hemos explicado cuáles son las propiedades del sonido, es el momento de conocer una serie de curiosidades sobre él.

Isaac Newton fue el primero en estudiar el sonido. Lo hizo a finales del siglo XVII, y trató de determinar la velocidad del sonido calculando el tiempo en el que el eco de un ruido atravesaba un túnel.

La velocidad del sonido es variable, aunque existe una ecuación para calcularla que es constante. Se puede ver afectada por agentes externos como la humedad, la presión atmosférica y la temperatura.

Y, por último, cabe señalar que algunas frecuencias muy bajas o muy altas afectan al oído. Aunque no somos capaces de percibir los sonidos generados por ondas excesivamente altas o bajas, sí que nos afectan.


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