Nuestra cultura está basada en una gran cantidad de mitos, muchos de los cuales habrá que analizar, luego, si tienen alguna base científica, o si son sólo ideas que han ido pasando entre generaciones. En cualquier caso, éste es un buen momento para revisar algunas de esas leyendas urbanas acerca del verano que hemos heredado de padres y abuelos, para descubrir qué tan verdaderas resultan. ¿Cuáles son los principales mitos veraniegos a los que no hacer caso?
Lo interesante de este artículo es que, la próxima vez que oigas a alguien aconsejarte sobre cuándo puedes meterte a la piscina, o en qué circunstancias deberías aplicarte protector solar, podrás darle una ratificación o rectificación científica, y así de paso poner en común una solución más práctica.
Principales mitos veraniegos, ¿son ciertos?
Dos horas de digestión antes de zambullirte
Éste es probablemente el mito de verano más popular, y dice que debemos esperar dos horas hasta poder zambullirnos tras el almuerzo. Si bien no hay ninguna relación entre la digestión, y estar un rato después con el agua hasta el cuello, no es aconsejable hacerlo sin esperar un poco porque la bajada de tensión arterial, o hidrocución, puede provocar paros cardiorrespiratorios.
Orina para las picaduras de medusas
Siempre se nos ha dicho que debemos combatir las picaduras de medusas con orina, y en realidad este mito no se sustenta en ningún estudio científico. Por el contrario, los profesionales explican que, para deshacernos de la molestia, sólo hay que lavar la zona y, en todo caso, pasar vinagre suavemente.
Los días nublados, sin protector
Ésta es una de las peores recomendaciones que alguien puede hacerte porque también en esos días nublados, en los que parece que el sol no estuviera allí, sus rayos provocan daños en nuestra piel.
Mientras quieras permanecer a salvo de los melanomas y cánceres es mejor que te protejas.
El agua de la piscina, mágica
Esa creencia de que el agua de la piscina nos ayuda a combatir los gérmenes externos no es más que una idealización de un ambiente ligeramente contaminado, que no nos matará si ingerimos un poco por error, pero que tampoco mantiene nuestro organismo a salvo de las amenazas frecuentes.
¡Duerme desnudo por el calor!
Hay quien sugiere que dormir desnudo es lo más efectivo para evitar el calor, pero diferentes investigaciones demuestran que, en esos supuestos, el cuerpo comienza a ganar temperatura para paliar nuestra desnudez. Por ende, lo que debes hacer es usar prendas frescas, ligeras y transpirables.
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