¿Cuándo empezaron los humanos a experimentar con el alcohol y las drogas?

Soldados mexicanos destruyen una plantación de marihuana durante una redada contra un laboratorio de drogas clandestino, en Tecate (México).
Soldados mexicanos destruyen una plantación de marihuana durante una redada contra un laboratorio de drogas clandestino, en Tecate (México).GUILLERMO ARIAS

Los humanos alteramos constantemente el mundo. Incendiamos campos, convertimos bosques en tierras de labor, cultivamos plantas y criamos animales. Pero no solo remodelamos nuestro mundo exterior: diseñamos nuestros mundos interiores y remodelamos nuestras mentes.

Una manera de hacerlo es alterando nuestro software mental, por así decirlo, con mitos, religión, filosofía y psicología. La otra, cambiando nuestro hardware mental: el cerebro. Y esto último lo hacemos con sustancias químicas.

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Hoy en día, los humanos usamos miles de compuestos psicoactivos para alterar nuestra experiencia del mundo. Muchos de esos compuestos derivan de plantas y hongos; otros, los fabricamos. Algunos, como el café y el té, aumentan la capacidad de atención; otros, como el alcohol y los opiáceos, la disminuyen. Los fármacos psiquiátricos afectan al estado de ánimo, mientras que las sustancias psicodélicas alteran la percepción de la realidad.

Alteramos la química del cerebro por todo tipo de razones, con el uso recreativo, social, medicinal o ritual de sustancias. En ocasiones, los animales salvajes consumen fruta fermentada, pero hay pocas pruebas de que coman plantas psicoactivas

Alteramos la química del cerebro por todo tipo de razones, con el uso recreativo, social, medicinal o ritual de sustancias. En ocasiones, los animales salvajes consumen fruta fermentada, pero hay pocas pruebas de que coman plantas psicoactivas. El entusiasmo por embriagarnos y colocarnos nos convierte en animales inusuales. Pero ¿cuándo y por qué empezó todo?

Colgados de la vida en el Pleistoceno

Dado el amor de la humanidad por las drogas y el alcohol, podríamos suponer que colocarse es una tradición antigua, prehistórica incluso. Algunos investigadores han insinuado que las pinturas rupestres las realizaron humanos que experimentaban estados de conciencia alterados. Otros, quizá más inspirados por los alucinógenos que por pruebas evidentes, señalan que las desencadenaron la evolución de la conciencia humana. Sin embargo, las pruebas arqueológicas sobre consumo prehistórico de drogas son sorprendentemente escasas.

Probablemente los cazadores recolectores africanos – los bosquimanos, los pigmeos y los hadzas– vivan de manera similar a las culturas humanas ancestrales. Las pruebas más convincentes de que esos primeros humanos usaban drogas es una planta posiblemente alucinógena usada por los curanderos bosquimanos, el ¡kaishe, que supuestamente “enloquece un rato a la gente”. Pero la medida en que los bosquimanos han consumido históricamente drogas es objeto de debate; y, por lo demás, escasean las pruebas sobre el consumo de drogas en las sociedades de cazadores recolectores.

De ahí se deduce que, a pesar de la diversidad de plantas y hongos que se encuentran en África, los primeros humanos debieron de emplear las drogas en contadas ocasiones, quizá para inducir trances en los rituales, o ni siquiera eso. Tal vez su estilo de vida fuera tal que nunca necesitaran escapar. El ejercicio, la luz del sol, la naturaleza, el tiempo con los amigos y la familia, son antidepresivos potentes. Las drogas también son peligrosas; de igual modo que no deberíamos conducir ebrios, es arriesgado colocarse cuando los leones acechan, o una tribu hostil espera al otro lado del valle.

Fuera de África

Al emigrar de África, hace 100.000 años, los humanos exploraron nuevas tierras y encontraron nuevas sustancias. Descubrieron las adormideras en el Mediterráneo, el cannabis y el té en Asia.

Los arqueólogos han hallado pruebas del consumo de opio en Europa hacia 5.700 a.C. En Asia se han encontrado semillas de cannabis en restos arqueológicos que se remontan a 8.100 a.C. Y el historiador griego Heródoto escribió en 450 a.C. que los escitas se colocaban con marihuana. El té se consumía en infusión en China en torno al año 100 a.C.

Es posible que nuestros antepasados experimentasen con sustancias psicoactivas antes de lo que el registro arqueológico da a entender

Es posible que nuestros antepasados experimentasen con sustancias psicoactivas antes de lo que el registro arqueológico da a entender. Las piedras y la cerámica se conservan bien, pero las plantas y las sustancias químicas se degradan con rapidez. Hasta donde sabemos, quizá los neandertales fueran los primeros que fumaron marihuana. Pero la arqueología indica que el descubrimiento y el uso intensivo de este tipo de sustancias ocurrió más tarde, después de la revolución neolítica, hacia el 10.000 a.C., cuando los humanos inventaron la agricultura y la civilización.

Los psiconautas americanos

Cuando los cazadores penetraron en Alaska a través del puente de Beringia, hace 30.000 años y avanzaron hacia el sur se encontraron con una cornucopia química. Allí los cazadores descubrieron el tabaco, la coca y el mate. Pero, por alguna razón, a los indígenas americanos les fascinaban las sustancias psicodélicas.

Entre las sustancias psicodélicas americanas se encuentran el peyote, el cactus de San Pedro, la gloria de la mañana, la datura, la salvia de los adivinos, el género Anadenanthera, la ayahuasca y más de 20 especies de setas alucinógenas. Era un Burning Man precolombino. Los indígenas americanos también inventaron la administración nasal del tabaco y los alucinógenos. Fueron los primeros en esnifar drogas, una práctica que luego adoptarían los europeos.

Esta cultura psicodélica americana es antigua. Se han hallado botones de peyote datados mediante la técnica de carbono 14 hacia el año 4.000 a.C, mientras que las estatuas con forma de hongo mexicanas indican que en 500 a.C. se consumían psilocibios. Un alijo de 1.000 años de antigüedad hallado en Bolivia contenía cocaína, Anadenanthera y ayahuasca, y debió de provocar un colocón impresionante.

La invención del alcohol

Un paso enorme en la evolución del desenfreno fue la invención de la agricultura, puesto que esta hizo posible el alcohol. Creó un excedente de azúcares y féculas que, puestos a remojo y dejados a fermentar, se transformaban mágicamente en bebidas potentes.

El brebaje alcohólico más antiguo se ha hallado en China, y data de 7.000 a.C

Los humanos inventaron el alcohol muchas veces de manera independiente. El brebaje alcohólico más antiguo se ha hallado en China y data del 7.000 a.C. En el Cáucaso se fermentaba vino en el 6.000 a.C.; los sumerios fabricaban cerveza en el 3.000 a.C. En América, los aztecas fabricaban el pulque con los mismos agaves usados hoy para el tequila; los incas producían chicha, una cerveza de maíz.

Mientras que en América debían de ser particularmente importantes las sustancias psicodélicas, parece que las civilizaciones euroasiáticas y africanas preferían el alcohol. El vino fue un elemento central para las culturas griega y romana antiguas, se sirvió en el Banquete de Platón y en la Última Cena, y sigue incorporado en el Séder judío y en los rituales de comunión cristianos.

Civilización e intoxicación

La arqueología indica que el alcohol y las drogas tienen milenios de antigüedad, y se retrotraen a las primeras civilizaciones agrícolas. Pero hay pocas pruebas de que los cazadores recolectores los consumieran. Esto da a entender que las sociedades agrícolas y las civilizaciones a las que dieron lugar promovieron el uso de sustancias psicotrópicas. Pero ¿por qué?

Es posible que las civilizaciones de gran tamaño simplemente promuevan todo tipo de innovaciones: en cerámica, textiles, metales… y sustancias psicoactivas. Quizá el alcohol y las drogas promovieran también la civilización: beber puede ayudar a la gente a socializar, las perspectivas alteradas potencian la creatividad, y la cafeína nos hace productivos. Y tal vez sea sencillamente más seguro emborracharse y drogarse en la ciudad que en la sabana.

Una posibilidad más oscura es que el uso de sustancias psicoactivas se desarrollase en respuesta a los males de la civilización. Las sociedades grandes crean problemas grandes –guerras, epidemias, desigualdades de riqueza y poder– frente a los que los individuos son relativamente impotentes. Quizá cuando las personas no podían cambiar sus circunstancias, decidieran cambiar su mente.

Es un problema complejo. Solo con pensar en él me entran ganas de tomarme una cerveza.

Nicholas R. Longrich es profesor titular de Biología Evolutiva y Paleontología, Universidad de Bath.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation

Traducción de NewsClips

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