Archie M. Alled Martínez (Barcelona, 1990) recuerda perfectamente el momento en que se encontró frente a Karl Lagerfeld por primera vez. Fue en 2018, con motivo de la concesión del premio LVMH para graduados. “Había pasado dos años estudiando a Karl Lagerfeld. Dediqué mi primer año de máster a su trayectoria. Conocía sus momentos vitales, sus colecciones, los sitios donde había vivido cada año, las diferencias entre las distintas líneas que creaba. Para mí aquello tenía un punto de obsesión. Cuando me saludó y me felicitó, fue decisivo”.
El pasado 23 de enero Alled-Martinez mostró la colección de su firma homónima de forma digital y con un showroom en el calendario de la semana de la moda masculina de París. Este es asimismo el camino elegido por Oteyza, que ha participado con un fashion film, y por Gabriela Coll, fuera de la programación pero con presencia física. En ediciones anteriores, enseñas como Palomo Spain o Avellaneda han hecho lo propio. También de origen español es el asturiano Arturo Obegero, aunque en su caso París es un destino natural: su firma tiene sede en la ciudad del Sena. En todo caso, la fashion week parisiense, con su público internacional de prensa y compradores, es un escenario global indiscutible para el sector.
En esta ocasión, la semana ha sido especialmente atareada para Alled-Martinez; pocos días después de su presentación, el 28 de enero, se anunció que el barcelonés colaborará este verano, a través de una colección cápsula sin género, con Karl Lagerfeld Paris, la firma homónima que el alemán creó incluso antes de su entrada triunfal en Chanel. La propuesta todavía es una incógnita, pero Alled-Martinez anticipa que será un homenaje al káiser lleno de momentos meta y de referencias a la vida, la imagen personal e incluso la personalidad del genio fallecido en 2019.
Archie M. Alled-Martinez y Carine Roitfeld, asesora de estilo de Karl Lagerfeld Paris.
Lo que ya ha quedado desvelada es, por otro lado, la colección de Alled Martinez para el próximo otoño. Presentada a través de un fashion film, es una indagación en el homoerotismo adolescente que habla de superación, de diferencia y deseo, y que continúa la senda abierta por el barcelonés en su colección para esta primavera. Tras varias temporadas apostando por su técnica más característica, la sastrería contemporánea en sofisticadísimos tejidos de punto, Alled Martinez se alejaba del purismo para abordar, desde una perspectiva biográfica y siempre cargada de referencias culturales, los códigos del skate y la ropa de instituto. En Enfant Terrible, la colección que presentó en el calendario parisino con un formato híbrido –un vídeo y un lookbook digital, y una presentación estática para los profesionales congregados en la capital francesa– hay incluso referencias a los códigos de ligue gay en forma de mensajes en las camisetas.
También ha elegido un formato digital Oteyza, la firma madrileña fundada por Paul García de Oteyza y Caterina Pañeda, y que entró por primera vez en el calendario francés en 2019 por invitación de la Fédération Française de la Haute Couture et de la Mode. Su propuesta de moda con raíces en la indumentaria clásica española –la capa, el sombrero– sigue apostando por la sastrería, pero hace tiempo que emprendió vuelos más ambiciosos.
Un ‘look’ de ‘Enfant Terrible’, la colección presentada por Alled-Martinez durante la semana de la moda de hombre de París.
Marinas, la colección que presentaron a través de un fashion film, se apoya en los colores de la pintura de Nicolas de Staël y consolida el giro hacia una interpretación muy personal de la ropa urbana y deportiva. “El público conoce nuestra propuesta formal, pero no conocían esta derivada hacia el streetwear”, explica García de Oteyza. “Hemos mezclado capas, faldas pantalón, sneakers, botas de agua, pantalones trenzados, sudaderas, gabardinas”, enumera. “Es el impulso que piden los tiempos, especialmente desde la pandemia. La gente quiere comodidad y calidad, lujo e imaginación, coherencia y cultura”.
Un ejemplo son sus bufandas sastreras que evocan la forma de las solapas, o el modo en que la capa se ha transformado primero en falda para adquirir después una fluidez casi propia del hip hop. Los tejidos, de la lana merina a la seda o el neopreno, se abonan a esa misma fusión. “Para nosotros la sastrería es alta artesanía”, apunta García de Oteyza. “Trasladar ese conocimiento técnico a la confección de una sudadera o un jersey genera una dimensión adicional que va más allá del prêt à porter convencional”.
Dos modelos de la colección ‘Marinas’ de la firma madrileña Oteyza.
En esta defensa de la cercanía y lo artesanal también coincide Gabriela Coll Garments, una firma emergente que, de forma sigilosa pero constante, se ha hecho un hueco entre clientes de todo el mundo gracias a una fórmula textil minimalista y sostenible. Aunque la presentación de su colección Otoño/Invierno 2022 no ha formado parte de la programación oficial, sí han contado con un espacio efímero durante la semana de la moda masculina antes de emprender el rumbo a Nueva York, otro de sus principales mercados. Coll cuenta que, por cuestiones de calendario, presentar en París les facilita las ventas a clientes asiáticos, principalmente japoneses.
“No tenemos tienda propia, así que en París aprovechamos para hacer citas con nuestros puntos de venta, y también para ver a clientes privados y estilistas”, explica Coll, fundadora de esta compañía cuyo centro, explica, son las prendas para hombre y para mujer. “Nuestro núcleo son los tejidos y la manera de crear las prendas. Nos gusta hacer de todo, desde zapatos hasta prendas exteriores, diseñar y coser, así que elegimos tejidos con los que nos apetezca trabajar”. En sus colecciones hay proveedores de lujo como Loro Piana, “pero no hacemos sastrería clásica”, apunta Coll.
Una imagen de la colección de Gabriela Coll presentada en París en enero de 2022.
En lugar de patrones ortodoxos, lo que prima en Gabriela Coll son los tonos naturales y las intervenciones exactas sobre los materiales, con bajos sin rematar y efectos casi wabi sabi. También hay prendas de punto con hilo de seda. Todo se produce en cercanía, en talleres de Cataluña, y las colecciones no parten tanto de planteamientos conceptuales como de la agregación de prendas surgidas de manera natural. “Todo ha crecido de un modo bastante orgánico”, explica la diseñadora, “las colecciones han ido creciendo a medida que nos apetecía incorporar más prendas”.
Del mismo modo, afirma, siempre ha contado con prendas para hombre, aunque solo ahora han adquirido un volumen suficiente como para configurarse como colección propia. Por otro lado, las colecciones son evolutivas: cada temporada presentan nuevos diseños, pero sin dejar de producir piezas pertenecientes a colecciones previas.
Vista desde el exterior del espacio de Gabriela Coll en París durante la semana de la moda masculina de enero de 2022.
En Gabriela Coll, el formato de presentación se adapta a la delicadeza del producto: presentaciones físicas y digitales, sin desfile ni pretextos conceptuales. Solo prendas lujosamente austeras que, presentadas en el marco de un calendario y una ciudad fundamentales para el mercado masculino, compiten por la atención del público con un suntuoso sentido de la honestidad y una contribución propia al debate de la sostenibilidad en el sector.
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