Cuando San Mamés perdió su esplendor

Después de lo sucedido en el curso de su gran reto con el Athletic, el equipo de Gaizka Garitano emborronó de una manera espectacular en su siguiente curso su rendimiento casero, especialmente con la reanudación liguera. Sus seis derrotas en San Mamés han condenado las aspiraciones bilbaínas de cara a Europa, en clara contraposición con lo sucedido en el estreno del entrenador de Derio. Quería un fortín casero y lo logró; este año también lo deseaba, pero los leones patinaron. Y en el peor momento.

Cuando Garitano se hizo cargo del equipo -primero en Copa en Huesca-, el Athletic superó el peliagudo duelo ante el Girona para ganar por 1-0 con el gol de penalti de Aduriz en el descuento. Luego llegó el fatal desenlace ante el Valladolid , que empató a 1 a ultimísima hora para amargar la Navidad.

Sobrados

En enero llegó el espectacular triunfo ante el Sevilla (2-0) con la enorme actuación de Williams, autor de los tantos. Luego al Betis se le despachó por la mínima (1-0) con el tanto de Muniain. Al Barça se le planto cara para igualar a 0 y al Eibar se le doblegó con el rapidísimo tanto de Raúl García (1-0).

Con el Espanyol hubo desilusión (1-1), pero la explosión de alegría llegó con el triunfo ante el Atletico de Madrid (2-0), con goles de Williams y Kodro. A partir del mes de abril llegó la abundancia de tantos. El Athletic ganó 3-2 al Levante (Yuri, Williams y Muniain) y repitió tanteador ante el Rayo Vallecano (dos de Williams y Raúl García). Un inoportuno empate a 1 ante el Alavés (Beñat) antecedió a una buena despedida frente al Celta, al que se ganó por 3-1 (dos de Raúl García y Williams).

Reanudación fallida

Con dosis de buen juego en muchos momentos, los rojiblancos hicieron de San Mamés un sustento para su gran reacción, que casi les lleva a Europa. Sin embargo, en la campaña recién acabada la situación ha sido bien distinta y les ha condenado en su gran objetivo.

Para comprender la situación, hay dos momentos en los que las debilidades caseras de los leones se hacen más patentes: una coincide con la sequía de resultados durante las diez jornadas en las que el Athletic no cató triunfo alguno; la otra fase llegó en la reanudación, con un ultimísimo tramo final que acabó con todo el sueño europeo.

Sopapos seguidos

En esa etapa de inicio de 2020 en la que no había manera de ganar, el equipo de Garitano se estrelló con el Getafe, que le dio un repaso para imponerse por 0-2. El equipo no funcionada para nada. Siguió la feria con otro encuentro para el olvido. Osasuna sacó partido de la única ocasión que tuvo para ganar en San Mamés por 0-1 después de haber dominado y merecido el triunfo, siquiera fuera por la cantidad de ocasiones de gol generadas.

Antes de estas derrotas ya se notaba el peso de la Copa y así los leones empataron a 1 ante el Celta. Tuvo que esperarse al 1 de marzo para romper la tendencia con el sufrido triunfo ante el Villarreal por 1-0. Y más atrás en el tiempo, cuando no había signos de crisis, el Valencia asestó un golpe doloroso al ganar en Bilbao por 0-1.

Villalibre

En la reanudación liguera, se tenía que afrontar un calendario espinoso. Al empate a 1 ante el Atlético de Madrid, con momentos de buen juego, le siguieron victorias ante Betis (1-0) y Mallorca (3-1) hasta que llegó la debacle. El doble emparejamiento seguido ante Real Madrid y Sevilla fue nefasto con sendos traspiés; con el Leganés llegó el desastre.

Sin anotar y con polémicas servidas, la sequía goleadora de los bilbaínos fue evidente y de cara al siguiente curso se antoja difícil imaginar que puedan cambiar las tornas. Igual todo pasa por hacerse más sólidos en San Mamés para empezar a pensar en las victorias,como sucedió al inicio de la era Garitano. O quizá esperar que Villalibre, ya con más minutos, confirme lo que ha venido mostrando en los ratitos de los que ha dispuesto ¿Bastará?


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