La Neta Neta

Cuando Suárez es Súarez

Luis Súarez dispara a puerta ante la oposición de Iglesias.  / REUTERS/Juan Medina
Luis Súarez dispara a puerta ante la oposición de Iglesias. / REUTERS/Juan MedinaJUAN MEDINA / Reuters

La edad y la condición física han reducido a Luis Suárez al área. Y allí reinó en el Alfonso Pérez cuando el Atlético pudo cumplir con la necesidad del charrúa de jugar en campo contrario. Así emergió para ser crucial en el título de Liga conquistado y así le asestó al combativo equipo de Míchel dos cuchilladas. Volvió a desperdiciar el equipo de Simeone un primer tiempo. Esta vez lo pudo corregir con los cambios y con el oficio de Suárez.

En la búsqueda en la que anda, Simeone abandonó la defensa de tres centrales para plantar un 4-2-3-1, con Griezmann por detrás de Luis Suárez. Una mutación destinada a que el francés explote en el molde que más le favorece. No solo el cambio de dibujo se puede calificar de sorpresa, también la suplencia de De Paul ante las bajas de Koke, Kondogbia y Lemar. El volante argentino fue el mejor ante el Athletic y fue la contratación estrella de este verano hasta el regreso de Griezmann. Bien por rotaciones, bien por darle más carrete a los jugadores que fueron campeones, las famosas jerarquías, no estaba el Atlético últimamente para perder juego en el centro del campo. Así que el mando del en el eje quedó para Herrera, aseado y participante, pero también primer síntoma de la incapacidad del campeón para acelerar el juego. El primer tiempo de los rojiblancos destiló ese aire de equipo plomizo en ataque de los últimos encuentros, con serios problemas para hilar juego desde atrás. Ni Herrera ni Llorente supieron apenas cómo ventilar las líneas de presión del Getafe. Si acaso el mexicano en un par de pases acertó a destapar algún agujero. Sin más chispa que los fogonazos callejeros de Correa, con Griezmann desaparecido incluso en ese esquema que le beneficiaba, el Atlético no inquietaba. No encontró forma de desmontar la defensa de cinco que preparó Míchel. Acuciado por la necesidad de puntuar, el técnico madrileño planteó un partido de combate. Más vivos y contundentes Maksimovic y Florentino para barrer y ganar las segundas jugadas, con Mitrovic por detrás de ellos y con Mata peinando balones y fajándose con Savic y Giménez, el Getafe jugó el partido que pretendía. La movilidad del revoltoso mexicano Macías, las conducciones de Aleñá, eran las amenazas del Getafe en un partido más peleado que jugado. El típico duelo a resolverse más desde un error que desde una jugada elaborada. Y así tuvo Suárez la ocasión de poner por delante a su equipo. Siempre pendiente de convertir una migaja en un buen bocado, estuvo listo para esperar el fallo de Djené en un despeje de cabeza hacia atrás. El charrúa empalmó una volea que repelió el pie de David Soria. La bota de Iglesias también impidió que el rechace que recogió Correa pusiera al Atlético por delante.

De error a error, el Getafe salió ganador. Un mal blocaje de Oblak en una salida por delante del punto de penalti propició un segundo centro de Aleñá que cazó Mitrovic con un cabezazo esquinado a media altura que entró tras dar en el palo y en la manopla del meta esloveno.

El tanto, al borde del descanso, obligó a una salida más convencida del Atlético. No hay dudas de que el equipo de Simeone, aunque suene a contrariedad, es más temible cuanto más presiona arriba y más juega en campo contrario. Bajo esos parámetros se proclamó campeón y ayer se decidió a ir a por el partido. El regreso a la defensa de cinco con carrileros con la entrada de Hermoso y De Paul por Trippier y Lodi, reajustó a los de Simeone hacia ataques más verticales. Griezmann, antes de ser reemplazado por Cunha tras otro partido intrascendente, avisó con un disparo que silbó la escuadra derecha de David Soria. Suárez, con una parábola de cabeza que se estrelló en la parte superior del larguero, confirmaba que el Atlético era otro. La expulsión de Aleñá por un pisotón en un gemelo de Cunha anunció la carga definitiva sobre el área de David Soria. Fue Suárez, magistral al ligar el control con la derecha y cruzar con la izquierda el que concretó el empate.

Tuvo el Getafe, en la única ocasión en la que pudo desplegarse en inferioridad numérica, la posibilidad de asestar un golpe mortal. La mano de Oblak al disparo inocente de Unal lo impidió. Terminó por doblarse el equipo de Míchel con otro mandoble letal de Suárez. Clavado en el suelo, el uruguayo esperó en el segundo palo un globo de Vrasljko para embocarlo con un frentazo picado y ajustado.

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