La Vía Láctea es una galaxia con forma de espiral donde se encuentra el sistema solar al que nosotros pertenecemos. Su bonito nombre proviene de la mitología griega y significa: ‘camino de leche’. Un apelativo que hace honor a su apariencia, una tenue banda de luz y color que atraviesa el firmamento. Esta belleza procede de los miles de cuerpos celestes que conforman la galaxia. Los científicos calculan que posee entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas, aproximadamente.
Cuando observamos el firmamento durante una noche despejada, somos capaces de observar muchas de estas estrellas. Una ínfima parte de lo que en realidad existe. Nuestro Sistema Solar se encuentra a 30.000 años luz del núcleo de la Vía Láctea, razón por la cual no somos capaces de divisar todos los astros que la conforman.
¿Hay planetas en la Vía Láctea?
A pesar de la gran cantidad de estrellas que pertenecen a esta galaxia, el número de planetas es también bastante elevado. Tras años de investigación, un equipo de científicos del Instituto de Astrofísica de París calculó que en la Vía Láctea existen alrededor de 100.000 millones de planetas. La mitad tienen un tamaño similar al de Neptuno y el resto se asemejan a Júpiter o la Tierra. Todos han sido descubiertos gracias al campo gravitacional de la estrella anfitriona.
Partes de la Vía Láctea
La Vía Láctea se divide en tres partes principales: halo, disco y bulbo. La primera de ellas, es una estructura de estrellas que envuelve la galaxia principal. También está formada por antiguas reliquias que viajan por el universo, así como una gran cantidad de materia oscura. El disco, por su parte, es la única zona donde todavía se observan procesos de formación estelar. Razón por la cual se compone principalmente de estrellas más jóvenes. Por último, el bulbo es el núcleo galáctico, el lugar donde hay mayor densidad de astros. Tiene forma esferoidal achatada y posee en su interior un enorme agujero negro de suma importancia.
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