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cuánto dinero hay que repartir y entre quiénes

La semana comenzaba con la noticia del fallecimiento de Silvio Berlusconi a los 86 años, tras no poder superar la leucemia crónica que padecía y que se había complicado con una neumonía. Italia entró en conmoción y quiso despedir a uno de los personajes más carismáticos e influyentes de las últimas décadas con un funeral de Estado. El emblemático Duomo de Milán -ciudad que lo vio nacer- acogió el féretro con los restos mortales de Il Cavaliere. Previamente, había cruzado toda la ciudad en coche y fue recibido a los pies del templo por sus cinco hijos, Marina, Pier Silvio, Barbara, Eleonora y Luigi, y por su última novia, Marta Fascina.

Bárbara Berlusconi en una imagen de archivo. / Gtres

Seis nombres propios y un denominador común: la herencia. ¿Dónde van a ir a parar los 6.900 millones de patrimonio que amasó en vida el político? Todo el país se pregunta lo mismo, si bien los dedos señalan a Marina, a quien se considera heredera predilecta de Berlusconi. Durante sus 86 años, el italiano logró crear un entramado de sólidas empresas y grandes multinacionales; desde inmobiliaria hasta grupos de comunicación.

Mediaset Italia

La joya de la corona fue Mediaset o Mediolanum. Luego se sumó Mondadori, negocios que complementó adquiriendo las acciones del AC Milan y luego del Monza en su ascenso a la Serie A italiana. Hay que destacar que Mediaset Italia esta está controlada por Fininvest con un 48,2%, con la francesa Vivendi como segunda accionista con un 23,35%. Fininvest, a su vez, está totalmente controlada por la familia Berlusconi, pero con una estructura de propiedad compleja porque su gestión se divide en siete holdings.

Hasta su muerte, Berlusconi controlaba el 61% del holding de empresas y el restante se dividía entre sus descendientes. Marina tiene el 8% de las acciones, es presidenta del conglomerado y lidera Mondadori mientras que Pier Silvio tiene el 8% y es el hombre que dirige Mediaset.  Sin embargo, no es ningún secreto que la hija favorita de Berlusconi era Marina. Tanto es así que ya llevaba las riendas mucho antes del fallecimiento de su padre.

Marina Berlusconi, en el funeral de su padre / Gtres

La prioridad de los descendientes del mandamás italiano no es otra que salvaguardar el jugoso patrimonio de su padre. La relación entre hermanos no es mala por lo que no se espera que haya conflictos fraternales, si bien siempre pueden surgir en cualquier momento.

Hay un último punto que resulta cuando menos interesante y es conocer el papel de Marta Fascina. Ambos mantenían una relación sentimental y aunque se casaron, su boda no tenía validez legal. En un primer momento no tiene derecho a heredar nada, si bien la prensa italiana apunta a que podría haber entrado en el legado de algún modo.

Silvio Berlusconi y Marta Fascina / Instagram @mf9milan

Otra duda es saber qué va a suceder con la residencia donde ambos vivían: su casa de Arcore, una de las propiedades del magnate, junto a Marta Fascina. Se trata de la Villa San Martino, una mansión del siglo XVII que se ubica a 20 kilómetros de Milán, en la región de Lombardía.


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