El fútbol también puede tomarse como escala para medir el grado de regreso a la normalidad arrebatada por el coronavirus. Por ejemplo, el Bernabéu. Los obreros volvieron a trabajar en la reforma del estadio del Madrid el lunes pasado, el domingo podrán reaparecer los niños en sus alrededores y ya existe un plan detallado de LaLiga para que vuelva a jugarse allí al fútbol. Y un Bernabéu lleno, los estadios repletos, será lo que marcará el fin de la excepcionalidad. “Iremos viendo la desescalada del confinamiento, pero mi impresión es que el último de la fila va a ser el Camp Nou. O el Bernabéu en el caso de Madrid”, explica Joan Ramon Villalbí, miembro de la junta de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas).
Y no será pronto. Expertos en epidemiología de todo el mundo no lo prevén ni para lo que queda de esta temporada ni para toda la próxima. Hasta que haya vacuna. El vacío de las gradas tendrá efectos notables no solo en aspectos emocionales, sino en la propia escala de la industria, con grandes bajadas, de alrededor del 20%, en los ingresos de algunos clubes e intensos desplomes de multitud de negocios que prosperan alrededor de la actividad de los estadios.
“El tema de los partidos de fútbol es complicado”, coincide Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. “Hemos sabido que los partidos que hubo en el norte de Italia tuvieron su papel”, recuerda. Sigue en el centro de los lamentos el Atalanta-Valencia de Champions del 19 de febrero en Milán. “40.000 ciudadanos de Bérgamo [la ciudad del Atalanta] acudieron a San Siro. En autobús, en coche, en tren. Fue una bomba biológica, desafortunadamente”, lamentó Fabiano di Marco, jefe de Neumología del hospital de Bérgamo.
Para Godoy, la vuelta temprana del público a las gradas pondría en riesgo la ralentización del avance de la pandemia: “Hay un factor determinante para pronunciarse, que es el nivel de transmisión. Es posible que baje todo abril, pero la bajada es lenta. Nos vamos a encontrar con que en mayo o junio tenemos todavía una transmisión notable. Tendremos todavía buena parte de la población española que será candidata a pasar la enfermedad. El porcentaje que la haya pasado será bajo todavía, con que si le damos la oportunidad al virus de juntar a muchas personas susceptibles con unos cuantos transmisores podemos ver en pocos días una reactivación rápida de la transmisión, que puede desbordar al sistema sanitario”, explica.
Villalbí coincide en que los números de ya infectados están lejos de lo necesario: “Los epidemiólogos lo discutimos: hay quien opina que se ha infectado el 5% de la población y quien opina que el 20%. Para que el virus no vaya dando saltos de un infectado al primero que esté al lado, tendríamos que estar con un 60% ó 70% que lo haya pasado y esté ya con defensas. Un partido de fútbol con 100.000 personas no es solo la cercanía de la gente en el estadio; es también cómo llegan hasta allí, qué aglomeración se genera en el transporte público. Es una situación muy propicia a la transmisión, por eso soy pesimista”.
Godoy tampoco ve que estos niveles de inmunidad de grupo vayan a alcanzarse pronto: “Creo que tardaremos mucho en tener este nivel. Se podría alcanzar de forma rápida con una vacuna, esto sería la gran solución, pero si se siguen los estándares de tiempo no la podemos esperar antes de año o año y medio desde enero”. Villalbí habla de dos años. “Puede salir mal. Algunas llevan años buscándose”, advierte.
En cualquier caso, los expertos que asesoran a los Gobiernos, como Anthony Fauci en EE UU y Patrick Vallance en Reino Unido, coinciden en que lo razonable sería tener que esperar alrededor de 18 meses antes de que la protección se encuentre disponible a escala suficiente.
Pérdidas fuera del campo
Mientras los clubes de LaLiga se afanan en ajustar sus cuentas para lo que falta de este curso, el criterio científico sitúa como punto de regreso a la situación anterior la temporada 2021-22, con las fuertes repercusiones presupuestarias que eso supondría para la próxima. El Real Madrid tenía previsto ingresar este curso 161 millones de euros en concepto de “socios y estadio”, el 19,6% de sus ingresos presupuestados, 822 millones. El FC Barcelona esperaba 62 millones de socios y abonados y 158 de “estadio”, el 22% de sus ingresos totales. A falta de comprobar el impacto de la ausencia de público en otras partidas, solo esto ya implicaría un cambio de escala en el negocio.
La onda expansiva se notaría también con intensidad fuera de los estadios. En diciembre de 2018 LaLiga publicó el informe Impacto económico, fiscal y social del fútbol profesional en España, que calculaba que los partidos producían 2.398 millones de euros de ingresos al año en los negocios de los alrededores (hostelería, transporte y alojamiento). En la temporada 2018-2019 la asistencia a los estadios de Primera fue de 10,3 millones de personas. Esta se cerrará con los 7,9 millones que se habían contado hasta el parón, el 23,6% menos.
El criterio técnico sobre el regreso de las multitudes a las gradas también puede tener efectos en deportes que se disputan al aire libre, como el ciclismo. El Tour de Francia fijó su comienzo para el 29 de agosto y la Vuelta a España apunta a noviembre. “Es difícil”, adelanta Godoy; “aunque el riesgo baja mucho al aire libre, el tema de la proximidad es importante. Si hay muchas personas interaccionando, aunque sea al aire libre, esto puede jugar su papel [en la transmisión del virus]”. Villalbí también tiene reservas: “Si es factible un público estirado a lo largo de las carreteras, es más fácil verlo viable que con gente amontonada en gradas al lado de una calle. En general las personas están demostrando mucho sentido común, pero hay que pensar en cómo viene y se va la gente, si hay aglomeración…”.
En España no hay pistas oficiales sobre esto ni sobre un posible regreso a los estadios. El CSD espera instrucciones del Gobierno, la federación también se remite al Ejecutivo y en LaLiga dicen que no han llegado a ese punto.
En Italia, sí se ha pronunciado la subsecretaria de Sanidad, Sandra Zampa, que apunta al mismo sitio lejano que los expertos: “Volveremos a ver los estadios llenos cuando estemos totalmente seguros, esto es, cuando haya una vacuna”. La grada repleta como señal del fin de la pesadilla.
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