Los pies son una de las partes de nuestro cuerpo que más sufren diariamente. Estas extremidades son las encargadas de soportar nuestro cuerpo diariamente además de las encargadas del impacto directo de nuestro pasos a la hora de andar. Los huesos del pie se reparten en varias zonas, formando un total de 26 junto a 33 articulaciones.
Y es que no todos los seres vivos tienen la capacidad de andar bípedamente como lo hacemos los humanos, siendo uno de los hitos más importantes de la evolución humana.
Los huesos del pie
Como decimos, nuestro pie consta de 26 huesos, 333 articulaciones y más de 100 músculos, ligamentos y tendones. Todo junto completa la compleja estructura de esta articulación tan importante para los seres humanos.
Los huesos del pie se dividen en diferentes partes: Antepié (falanges), mediopié (metatarso) y retropié (tarso).
Falanges
Esta es la zona que alberga la mayor cantidad de huesos que tenemos en el pie ya que se trata de la zona de los dedos en donde existen pequeños huesos que forman un total de 14. Son también los huesos más articulables de los pies ya que en cada dedo encontramos tres huesos muy pequeños (salvo el dedo gordo que cuenta con dos) que nos ayudan a andar y correr.
Metatarso
En esta parte del pie encontramos los huesos más largos. Se trata de una serie de huesos que cumplen una sola función: unir el antepié con el retropié.
Estas uniones se conocen como metatarsos y existe uno por cada dedo del pie. El primero de ellos es el más grande y hace de unión entre el dedo gordo del pie y el primer hueso cuneiforme. El resto de huesos del metatarso siguen la misma distribución para unir cada dedo con su respectivo.
Tarso
Esta parte es la que conecta con el tobillo y el resto de la pierna. Aquí encontramos siete huesos que unen la tibia y peroné con el pie. Tenemos tres huesos cuneiformes, el calcáneo, al que se le conoce como talón, el hueso astrágalo, el escafoides y el cuboides.
En esta parte del pie, el calcáneo se encarga de distribuir el impacto de nuestros huesos mientras caminamos. Junto al hueso del astrágalo, forman la articulación subastragalina que se encargan de estabilizar el pie, apoyar el paso, además de permitir que nuestros pies hagan movimientos hacia adelante y hacia atrás (pronación y supinación).
Los huesos cuneiformes son conocidos como cuñas y se localizan en el tarso y se comunican con el matatarso.
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