El desesperado intento de Boris Johnson por desviar la atención del escándalo de las fiestas en Downing Street le ha jugado una mala pasada y ha causado este jueves cuatro dimisiones en su equipo por el desafortunado ataque lanzado contra el líder de la oposición. Se trata del director de Comunicación de Johnson, de una importante asesora del primer ministro, del jefe de Personal y de su principal secretario privado.
El episodio que ha motivado al menos una de estas salidas ocurrió el pasado lunes, cuando el primer ministro británico acusó en la Cámara de los Comunes a su rival, el laborista Keir Starmer, de haber renunciado a procesar al pedófilo Jimmy Savile cuando era Fiscal General del Estado. En esa época, entre 2008 y 2012, salieron a la luz hasta 500 casos de abusos sexuales a menores y mujeres por parte del conocido presentador de la BBC, que falleció en 2011 sin ser juzgado por sus crímenes. Está más que demostrado que Starmer, quien dio órdenes de que se investigara a conciencia lo sucedido, no tuvo nada que ver con la indolencia inicial con que policía y fiscales desecharon las primeras acusaciones contra Savile. Sin embargo, en las redes sociales ha corrido la consigna contra Starmer, a la que Johnson ha querido aferrarse. “El Partido Conservador es el partido de Winston Churchill. Ahora su líder repite como un loro las consignas de unos violentos fascistas”, dijo el miércoles Starmer en la Cámara de los Comunes mirando a la bancada del Gobierno. Al menos tres diputados tories anunciaron poco después su petición de dimisión al primer ministro, entre ellos el presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento, Tobias Ellwood.
Johnson ha intentado finalmente este jueves matizar sus palabras, con una explicación que sonaba más una justificación de sus errores que una disculpa: “Entiendo que no tuvo nada que ver personalmente con esas decisiones”, ha dicho, “Me refería a su responsabilidad al frente de la organización”.
El error de Johnson no ha dejado de pasarle factura. Su ministro de Economía y potencial rival por el liderazgo del partido, Rishi Sunak, llegaba a reprochar al primer ministro sus palabras en público. “Para ser honestos, yo no lo habría dicho. Y me alegra que el primer ministro lo haya aclarado”, ha dicho Sunak.
Las primeras bajas tras las fiestas
El director de Comunicación de Downing Street, Jack Doyle, ha anunciado su dimisión este jueves por la tarde. Era una de las cabezas que, previsiblemente, iba a rodar como parte de la remodelación en profundidad de su equipo que Johnson pensaba hacer para zanjar el escándalo de las fiestas.
Sin embargo, su cese tiene algo de más deshonroso, porque parece tapar el fiasco de la falsa acusación contra Starmer. Y porque se produce justo después de que una asesora de extrema confianza del primer ministro, que le acompaña desde su época como alcalde de Londres, haya renunciado a su puesto en protesta por la calumnia lanzada contra el líder de la oposición. “No había ninguna base razonable para afirmar algo así, y no era simplemente el toma y daca habitual en política” ha escrito en su carta de despedida Munira Mirza, hasta ahora directora de Estrategia Política en Downing Street. “Fue algo improcedente y partidista, y usó un caso horrible de abusos sexuales a menores”.
La ya exasesora exigió a Johnson que pidiera disculpas públicas. Después de escuchar sus explicaciones este jueves, no se ha dado por satisfecha y ha abandonado el barco.
Horas más tarde se conoció a que a esas bajas se sumaban otras dos: la del jefe de Personal, Dan Rosenfield, y la de su principal secretario privado, Martin Reynolds.
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