Hospitales con pocas camas y sin rayos X, recorridos por río de 6 horas a 3 días para ir a un centro de salud, cuerpos tirados en las calles tapados con una sábana. La ecuatoriana Guayaquil, las amazónicas Manaos en Brasil e Iquitos en Perú y la mexicana Tijuana son cuatro de las ciudades de Latinoamérica que sufren con más dureza los estragos del coronavirus, que ha demostrado no tener miramientos con nadie.
En estos lugares, que no son los más grandes de sus países pero se han convertido en epicentro de la pandemia, los sistemas sanitarios y funerarios han colapsado, o están a punto de hacerlo, por la forma descontrolada como avanza la enfermedad, que ya deja más de 125,000 casos y unos 6,000 muertos en la región, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y lo peor: el pico máximo del COVID-19 ni siquiera ha llegado y se espera para mediados o finales de mayo.
Latinoamérica continúa desvelando señales de un escenario más devastador de lo calculado por el coronavirus con 49,492 contagios confirmados y 3,313 muertes en Brasil, 22,719 casos y 576 muertes en Ecuador, 20,914 confirmados y 572 muertes en Peru, y 12,306 casos positivos y 174 muertes en Chile.
Los comerciantes luchan contra la crisis económica y el miedo causado por el presunto origen de la pandemia en un mercado de Wuhan, China.
CADÁVERES EN LAS CALLES
“Guayaquil ha vivido una de las tragedias más grandes de la historia”, dijo el viernes Cynthia Viteri, alcaldesa de una población que condensa buena parte de los dramas del coronavirus en Latinoamérica. La segunda ciudad en importancia de Ecuador pasó de ser el centro económico del país a escenario de una situación dantesca: gente sacando de sus hogares cadáveres y dejándolos en las calles con una sábana encima, personas emprendiendo durante semanas búsquedas desesperadas de sus familiares en las morgues y después soportando una espera de hasta cuatro días para enterrarlos.
Con por lo menos 520 muertos y 10,400 contagios oficiales, Guayaquil suma el 51% de casos de todo el país, lo cual se agrava al saber que Guayas, la provincia de la que es capital, suma casi 8,000 fallecimientos “extra” desde que comenzó la crisis sanitaria en el país el 29 de febrero y de los que, reconocen las propias autoridades, es casi imposible saber las causas exactas.
“En un camposanto aquí en Guayaquil antes de la pandemia tenían un promedio de 10-20 sepelios diarios. Luego vi la lista de fallecidos y tenían 140 a las 5:30 de la tarde”, dijo a Efe Merwin Terán, presidente de la Asociación de Funerarias del Guayas, para después añadir: “No me pueden decir que no son porque… ¿De dónde salió tanto muerto? Eso era COVID, no quedaba nada más”.
Trabajadoras sexuales en Bogotá.
A todo esto se le suma que con el paso de los días es palpable el desacato en las calles a las órdenes de confinamiento y, por ejemplo, el lunes y martes pasados se veían largas filas de vehículos en el principal puente de ingreso a la ciudad, como si fuera un día laboral normal.
“Es muy preocupante y peligroso el aumento de movilidad. En la última semana el incremento en Guayaquil es de 17.7%. Si bajamos la guardia se perderán vidas”, escribió en Twitter el presidente Lenín Moreno.
BRASIL, CHILE Y ECUADOR PLANEAN REAPERTURAS
Sao Paulo, la región más populosa de Brasil con 46 millones de personas y epicentro de la pandemia del coronavirus en el país, cumplió este jueves un mes desde el inicio de la cuarentena y ya planifica la reapertura “gradual” de su economía a partir del 11 de mayo, pese a que el país todavía no ha alcanzado el pico de la enfermedad.
A quince días para el comienzo de la reapertura de la economía anunciada por el gobernador Joao Doria, los ciudadanos ya han relajado la cuarentena en diversas partes del estado.
Por la misma línea, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció que el Gobierno pondrá en marcha un plan para ir reanudando de forma progresiva la actividad laboral y escolar y evitar que la crisis sanitaria se transforme en una social y económica de larga extensión.
Y en Ecuador, la ministra de Gobierno, María Paula Romo, adelantó que el país se prepara para pasar a una fase de distanciamiento menos restrictiva a partir del 4 de mayo, tras verificar las autoridades un cierto aplanamiento de las curvas.
No obstante, la situación sigue siendo crítica en la provincia ecuatoriana de Guayas, que registró un aumento significativo de casos al pasar de 7,502 constatados el jueves a más de 15,000 tras difundirse los resultados de miles de pruebas atrasadas de contagio en Ecuador.
HOSPITALES DESBORDADOS Y FOSAS COMUNES
En Manaos, la emergencia afecta tanto a los vivos como a los muertos. Los hospitales están colapsados y los ataúdes ya no caben en su mayor cementerio, por lo que los cuerpos van ahora a intentar descansar en fosas comunes: de un promedio de 20 a 35 entierros diarios se ha pasado a casi 100.
Los entierros de las víctimas de COVID-19 han sido reducidos a un máximo de 10 minutos, mientras que la presencia de familiares ha sido limitada para evitar los contagios.
Muy pocas camas y casi equipamiento nulo para los casos graves, frigoríficos instalados hace poco en un hospital para suplir la falta de espacio para los cadáveres, trabajadores sanitarios con trajes blancos, máscaras y guantes trasladando cuerpos y excavadoras abriendo trincheras en el cementerio.
El ”Estado se encuentra extremadamente ausente”, denunció Luigi Fernandes, quien sufrió hace un par de semanas la muerte de su suegra, de 67 años, por culpa del COVID-19 y que dijo que en el hospital en el que estuvo internada 8 días los rayos X no servían, solo contaban con un respirador y ellos mismos tenían que comprar los medicamentos.
Una radiografía que muestra por sí sola que los 2,270 casos confirmados y las 193 muertes que se reportan oficialmente en la Amazonía brasileña están lejos de la verdadera dimensión del problema en esta zona del norte de Brasil.
La crisis desbordó a las autoridades de salud que ya no saben qué hacer con tantos muertos.
Los demás países “pueden ayudar con recursos, con remesas de medicamentos, envío de tests rápidos, equipos de protección, porque muchos médicos están trabajando sin equipos (…)”, afirmó el miércoles pasado a Efe Arthur Virgílio Neto, alcalde de esa ciudad que con 1.8 millones de habitantes concentra a casi la mitad de la población del estado de Amazonas.
DESAMPARADOS EN LA AMAZONÍA
Unos 700 contagiados y 23 muertos. Aunque la región de Loreto ocupa el cuarto lugar en Perú, son unos números que en la coyuntura actual de la pandemia no parecen catastróficos pero que ya causaron que la morgue del hospital provincial, en el corazón amazónico, excediera su capacidad y no pueda recibir más cadáveres, mientras que los que están permanecen apilados dentro de bolsas negras de basura.
Iquitos, la mayor ciudad de la Amazonía en Perú, es la que concentra la mayoría de los problemas de la región, en la que medidas de contención como cuarentenas o uso de mascarillas son prácticamente inexistentes y que además incluye a las comunidades indígenas a su alrededor, que viven alejadas de los hospitales y centros de salud.
Ecuador enfrenta una de sus peores crisis a causa del coronavirus: cadáveres en las calles y escasez de féretros.
De seis a ocho horas y hasta tres días por río. Eso es lo que a los habitantes de la zona les toma llegar a esos puestos de salud.
“Más del 60% de las comunidades carece de postas médicas y las que existen están desabastecidas, no cuentan con equipos ni medicamentos y difícilmente se aplica el enfoque intercultural”, denunció días atrás la Organización de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO).
Por eso, advierten la ORPIO y otras organizaciones indígenas: si no se contiene el brote del coronavirus, el daño será dramático.
SATURACIÓN HOSPITALARIA EN FRONTERA CON EEUU
“Estamos al borde de la saturación”. Así, tajantemente, se refirió el jueves en entrevista con Efe el subsecretario mexicano de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, a la situación en Tijuana, en la frontera con EEUU, y donde hasta ese día se habían reportado 588 contagios y 89 muertes, más de la mitad que en todo Baja California, al que pertenece.
Aunque actualmente la ocupación hospitalaria en ese estado es de entre el 44.9 % y el 73.02 %, dependiendo de la entidad, y con una utilización de un 69% de los ventiladores disponibles, lo que preocupa a las autoridades es que el pico máximo de la enfermedad se estima que se dé entre el 8 y el 10 de mayo y Tijuana, junto con Ciudad de México, es el epicentro de la pandemia en el país
Además, hace poco el gobernador estatal, Jaime Bonilla, aseguró que los trabajadores sanitarios están “cayendo como moscas” ante la falta de protección y seguridad en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Una coyuntura por la que las autoridades regionales se preparan para una saturación del sistema de salud, pese a que Baja California, y “en particular Tijuana”, es donde mayor cumplimiento se da de las medidas de aislamiento social, con un 74%, según reconoció este viernes el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.