El departamento de policía del Distrito de Columbia (que acoge la ciudad de Washington) informó este lunes que dos policías que intervinieron en el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero se han suicidado en el último mes. El número de agentes que se han quitado la vida después de responder al ataque perpetrado por simpatizantes de Donlad Trump llega a cuatro. El comité de investigación del Congreso sobre el suceso, que comenzó sus labores la semana pasada, ha abordado las secuelas psicológicas de los agentes que trabajaron ese trágico día. “Lo que todos pasamos ese día fue traumático”, afirmó el martes pasado el agente Harry Dunn ante el comité, y “no hay absolutamente nada de malo en buscar ayuda profesional”, agregó.
Gunther Hashida, de 43 años, agente del Departamento de Policía Metropolitana (MPD, por sus siglas en inglés), fue encontrado muerto en su casa el pasado jueves. Hashida había sido asignado al Equipo de Respuesta a Emergencias dentro de la división de Operaciones Especiales del departamento de policía, al que se unió en 2003. “Estamos de duelo como departamento. Nuestros pensamientos y oraciones están con la familia y amigos del agente Hashida”, sostuvo en un comunicado el portavoz del MPD, Kristen Metzger.
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Apenas horas antes de dar a conocer el fallecimiento de Hashida, la policía informó que el agente Kyle DeFreytag, de 26 años, se suicidó el 10 de julio. El joven ejerció como agente durante cinco años. El MPD informó que el 6 de enero DeFreytag fue uno de los responsables de hacer cumplir el toque de queda en Washington y custodiar el Capitolio cuando ya se habían retirado la turba de seguidores de Trump. Un total de 140 agentes resultaron heridos aquel día y cuatro personas murieron a causa de las agresiones que le dieron la vuelta al mundo.
El anuncio de las muerte de DeFreytag y Hashida se produjo una semana después de que cuatro agentes testificaran ante el comité de la Cámara de Representantes lo que vivieron durante esa violenta jornada. “Así es como voy a morir, defendiendo esta entrada”, pensó en medio de la trifulca el sargento Aquilino Gonell, del cuerpo que protege al Congreso. “Nunca en mi vida me habían llamado negrata llevando este uniforme”, sostuvo Dunn ante un comité compuesto por siete congresistas demócratas y dos republicanos que tiene como labor investigar los hechos y causas del asalto, al margen de las pesquisas de los tribunales, y hacer recomendaciones a los cuerpos de seguridad.
Las dos nuevas muertes anunciadas se suman a las del Jeffrey Smith, que sirvió como policía durante 12 años, y a la del agente del Capitolio Howard Liebengood, quienes se quitaron la vida en enero después del asalto. Un informe reciente del Senado sobre las fallas de seguridad que impidieron detener a la turba de trumpistas menciona a Smith y Liebengood entre los que “finalmente perdieron la vida” por la insurrección al Capitolio. El Departamento de Justicia ha acusado a más de 550 personas relacionadas con las violentas protestas contra la ratificación del resultado de las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Joe Biden, pero que, alentados por Trump, alegaban sin pruebas de que se había producido un fraude.
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