Organizaciones como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos denuncian la falta de compromiso del régimen con las instituciones internacionales. Insisten además, en que, al agotar el plazo para responder formalmente al documento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para excarcelar a los presos políticos de la Isla , el Gobierno de Miguel Díaz-Canel se ensaña con cientos de presos, aparentemente condenados injustamente. Las condiciones penitenciarias siguen siendo muy precarias, especialmente desde las masivas detenciones del 11 de julio de 2021.
Berta Soler, líder del grupo disidente Damas de Blanco, insiste en “que el régimen cubano realmente hace caso omiso a una institución prestigiosa que realmente mira más allá y está al corriente de lo que está pasando dentro de Cuba”. Denuncia que el domingo a ella, y a otras 14 mujeres, las detuvieron cuando se dirigían a una iglesia, porque pretendían “participar en las misas organizadas en diferentes provincias “para orar por nuestros seres queridos, para orar por la libertad de los presos políticos”.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos también recuerda que el régimen cuenta con vías legales para la excarcelación inmediata de los presos, como el indulto, la libertad condicional, la amnistía o sanciones alternativas.
Aunque no existe una cifra oficial y exacta, las organizaciones no gubernamentales estiman en más de 1,000 los presos políticos en la Isla. Cientos de ellos participaron en las masivas protestas de julio de 2021. Algunos recuperarán próximamente su libertad, pero por haber cumplido su pena de dos años.
“La gran mayoría están presos todavía en condiciones inhumanas. Hay cinco ‘Damas de Blanco’ presas. Hay enfermos en prisión y no les dan su tratamiento médico requerido. La alimentación es pésima, están prácticamente desnutridos. Los presos políticos y otros presos también que no son políticos”. advierte la disidente cubana Berta Soler.
A la tensa situación política en ese país, este domingo se sumó una nueva jornada de intensas protestas en Santiago de Cuba, la capital, así como en otras localidades, por los cortes de electricidad y la escasez de alimentos.
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