Las babosas no suelen ser demasiado apreciadas en el reino animal dado que están frías, son viscosas y a veces se comen algunos cultivos o pueden acabar también con las plantas del jardín, pero lo cierto es que son unos pequeños animales que están llenos de curiosidades y que además pueden tener un uso para tu jardín que tal vez desconoces. Os hablamos ahora de babosas: curiosidades y para qué sirven.
Babosas: curiosidades y para qué sirven
Puede que te hayas encontrado en tu jardín con la aparición de una babosa, tras un día de lluvia ya que su cuerpo viscoso y pegajoso suele desplazarse o arrastrarse mejor cuando el suelo o la hierba están mojados (lo mismo que le sucede a los caracoles) y aunque tu primer instinto sea acabar con ella o echarla fuera, lo cierto es que si conocieras para qué sirven en realidad, quizás te lo pienses dos veces.
Y es que la mala prensa que tienen las babosas, dado que son capaces de comerse las partes blandas de cualquier planta, hace que muchas veces no se las considere demasiado cuando en realidad, pueden servir para mantener mejor tu jardín.
El importante papel de las babosas en el jardín
De hecho, las babosas tienen papel fundamental en el jardín y en el ecosistema que lo compone ya que gracias a su mucosidad y su actividad, tienen una acción favorable sobre el suelo, al que airean, unen e hidratan.
También ayudan a reciclar de manera eficiente la materia orgánica y, por lo tanto, promueven la asimilación de nutrientes en el suelo. Adenás, aunque creas que se van a comer todas tus plantas, en realidad, lo que les gusta son las plantas marchitas o al final de su vida y así luchan contra el desarrollo de elementos potencialmente patógenos que convierten en materia orgánica lista para ser transformada por los microorganismos presentes en el suelo. Nuestras amigas las babosas también son capaces de digerir la celulosa presente en las plantas leñosas, que luego la liberan en forma de carbono y agua y permiten su reproducción en un suelo adecuado.
Por último, el moco o baba que producen las babosas para moverse, está compuesto de agua, proteínas y azúcar, por lo que ayuda al suelo a mantener su equilibrio al mantener juntos humedad y tierra gracias a su acción pegajosa. En definitiva, y agregado a sus excrementos, este moco activa la vida del suelo.
Otras curiosidades sobre las babosas
Ahora que ya hemos visto, con datos bastante curiosos, para qué nos pueden servir las babosas en el jardín, seguro que no las eliminas, pero además para que te acaben de gustar del todo, te dejamos algunos otros datos que nos parecen curiosos:
- Tienen miles de dientes: Aunque no los veas, las babosas tienen miles y miles de dientes . Estos pequeños masticadores son parte de una estructura rasposa llamada rádula que es exclusiva de los moluscos. Y en caso de que eso no parezca lo suficientemente extraño, las babosas esencialmente respiran a través de un orificio que se abre en un lado de sus cuerpos. Este poro redondo se llama neumostoma.
- Pierden su parte trasera al ser atacadas: Es una estrategia ingeniosa para escapar de un depredador hambriento, las babosas son capaces de romper una pequeña parte sabrosa de tu cuerpo y dejarla atrás mientras escapan. Algunas babosas incluso se pueden amputar rápidamente sus propias colas. Y ciertas babosas marinas tienen partes del cuerpo que se desprenden de manera segura y fácil, dejando a un depredador potencial con una comida más pequeña y menos deseable.
- Pueden ser enormes: Algunas babosas terrestres pueden llegar a ser bastante grandes. La babosa gris ceniza de Europa mide 10 pulgadas de largo. Pero eso no es nada comparado con el tamaño de algunas babosas marinas. Encontrada en California, la liebre del mar negro puede alcanzar casi 40 pulgadas y pesar 30 libras, es decir, unos 13 kilos.
- No todas son suaves: Las babosas pueden parecer suaves, pero a veces esto es una ilusión: algunas están cubiertas de pinchos. Una de esas especies es la babosa erizo, Arion intermedius.
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